La vuelta al cole y los malditos deberes

Quizá podría objetarse que siguen existiendo 26 centros escolares en que nuestros niños deben recibir las clases en módulos prefabricados, como si estos colegios y sus alumnos estuviesen condenados a vivir anclados en una coyuntura escolar propia de los años setenta y no de la actualidad, pero probablemente la señora Vallduriola me contestaría que soy un picajoso y que nunca estoy contento con nada…

Tal vez la vuelta al cole haya resultado tranquila en el Baix Llobregat, pero a nivel nacional presenta una novedad que desde que la he escuchado me mantiene en perpetuo estado de asombro: la CEAPA (Confederación Española de Asociaciones de Padres de Alumnos) ha decidido convocar una “huelga de debe es” para el mes de noviembre. No me negaran queridos lectores que ésta es una noticia deliciosa… ¡Quién volviera a ser niño otra vez y poder declararme en huelga de deberes nada menos que con el apoyo de mi padre! Al parecer, según algunos nuevos vientos pedagógicos estudiar después de clase y hacer los deberes exigidos por el profesor, es perjudicial para los niños. ¡Ahora lo entiendo todo! ¡Ya sé por qué no he hecho carrera en esta vida! Tonto de mí, de pequeño hice obedientemente los deberes y encima mi padre, en lugar de ser un moderno miembro de la CEAPA, me obligaba a ello. Ya lo ven, estaba condenado desde el principio…

Como pese a todo no acababa de ver la cuestión clara y seguía con dudas, aprovechando que el otro día cené con un grupo de amigos entre los que se encontraban dos profesoras de primaria, les pregunté a ellas al respecto. Se mostraron a favor de la supresión de los deberes, sin embargo, sus razones me dejaron más confuso todavía. La primera razón que esgrimieron es que los deberes provocan desigualdad, ya que hay padres que pueden ayudar a sus hijos y padres que no. Es una razón que no me convence, así que, para evitar desigualdades, ¿impediremos que quienes puedan aprender más lo hagan? ¿Igualar ha de ser siempre sinónimo de rebajar? La segunda razón resultó todavía más chocante, según una de mis amigas profesoras, ¿de qué sirve practicar en casa quinientas veces la multiplicación si ya existen las calculadoras? Es un argumento tan burdo que no merece respuesta…

Mientras sigo meditando sobre el tema leo que, para estar a la altura de los tiempos, la CEAPA ha hecho una encuesta claro, y por supuesto ha preguntado a los alumnos. Increíblemente los niños han afirmado mayoritariamente que les faltan horas para jugar… ¡Nunca lo hubiese imaginado! Pero claro, hay que tener en cuenta que yo soy un antiguo, así volviendo a nuestra Directora de Servicios Territoriales y sus declaraciones, afirma que “queremos que aprendan a leer y el nombre de los ríos pero nos olvidamos de su vertiente personal. Hemos de escucharlos”.

Después de oír a tantas voces autorizadas me rindo. Qué más da que a nivel educativo estemos por debajo tanto de la media de la OCDE como de la de la UE. ¡Seamos modernos por favor! Hagamos huelga de deberes, de estudio y de todo. Eso sí conversemos y preguntemos a los niños si prefieren helados o verdura para comer. Mientras tanto, que la cultura del esfuerzo, del sacrificio y la valoración del conocimiento se la queden otros países curiosamente más ricos y poderosos. No hay problema, seguro que sus ciudadanos vendrán a España de vacaciones, y nosotros, ignorantes pero felices, siempre podremos trabajar de camareros y servirles una cerveza bien fresquita. Qué país... III