Barcelona ha abierto la veda contra los coches más contaminantes, en especial los diésel y los que llevan más de 20 años matriculados. El objetivo no es otro que reducir un 30% las emisiones vinculadas al tráfico en un plazo máximo de 15 años. Y empiezan con la caza a los vehículos diésel de más de 20 años. Hasta que el cerco sea total, la primera medida que se implementará será la prohibición de estos vehículos en las áreas urbanas donde se detecten niveles superiores de mala calidad del aire, momento en que se acelerará la adopción de medidas locales más intensivas para poder alcanzar los niveles fijados por la Unión Europea.
El Palau de Pedralbes de Barcelona ha sido este lunes el escenario de una cumbre de 40 municipos, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB), la Diputación y el gobierno de la Generalitat por la mejora de la calidad del aire en la conurbación barcelonesa, donde se ha acordado la restricción de la circulación en el Ámbito-40, que son los municipios declarados como Zonas de Protección Especial del Ambiente Atmosférico. En el caso de El Baix Llobregat la integran: Castelldefels; Cornellà de Llobregat; Gavà; Martorell; Molins de Rei; Esplugues; El Papiol; Pallejà; El Prat de Llobregat; Sant Andreu de la Barca; Sant Feliu de Llobregat; Sant Joan Despí; Sant Just Desvern, Sant Vicenç dels Horts; Viladecans, además de L’Hospitalet.
El acuerdo consiste en la restricción de circulación en el Ámbito-40 para los vehículos más contaminantes. A partir del 1 de diciembre, en situaciones de episodio ambiental declarado por la Generalitat, no podrán circular en este ámbito las furgonetas matriculadas antes del 1 de octubre de 1994 y los turismos matriculados antes del 1 de enero de 1997.
Estas limitaciones de circulación se irán extendiendo mediante la creación de una zona de bajas emisiones. A partir del 1 de enero de 2019, la restricción en el Ámbito-40 para furgonetas y turismos de más de 20 años será efectiva de lunes a viernes. También cada municipio aplicará restricciones más estrictas en función de sus necesidades, mediante la implantación de zonas urbanas de atmósfera protegida en el interior de las ciudades y de zonas de bajas emisiones urbanas en el interior de las rondas de Barcelona, además de la zona metropolitana de bajas emisiones. En el Ámbito-40 estas restricciones afectarán a 106.018 turismos y 22.049 furgonetas.
Promover el transporte público
Un buen transporte público que conecte el área metropolitana con la capital catalana es necesario para fomentar que la ciudadanía oriente sus hábitos de movilidad hacia este tipo de transporte para la disminución de las emisiones y la calidad del aire. También se crea una tarjeta verde metropolitana que dará derecho a tres años de transporte público gratuito para todos los servicios de ATM. Se podrán beneficiar aquellas personas que vivan en el Área Metropolitana de Barcelona que den de baja y desguacen un vehículo ligero diésel fabricado antes de 2005, o de gasolina fabricado antes de 1996.
Posible peaje urbano
La Generalitat de Cataluña, AMB y el Ayuntamiento de Barcelona estudian también la implantación de un posible peaje por congestión en Ámbito-40, con la previsión de concluir esta decisión a finales de este año. La implantación de un recargo sobre el precio de los carburantes para financiar la mejoría de las tarifas del transporte público es otra medida que están estudiando. Además, la Generalitat se compromete a facilitar, en la medida de lo posible, la flexibilidad horaria de su personal durante los días en que ocurran episodios ambientales graves.
El conseller de Territori i Sostenibilitat, Josep Rull, ha manifestado que “el objetivo más claro de esta cumbre es proteger la salud de los ciudadanos. La calidad del aire, es uno de los temas más preocupantes que hay hoy en materia ambiental, y sobre todo de cara a la salud de las personas”. Janet Sanz, tenienta de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona, ha explicado por su parte que “vamos tarde en este tema, pero aún estamos a tiempo”.
La cumbre ha servido para que todas las administraciones se pongan de acuerdo en un objetivo común y de gran importancia como la salud de las personas. En este sentido, el conseller Rull ha subrayado que “hoy hemos conseguido un gran compromiso”. El objetivo de la cumbre no es otro que reducir un 30% las emisiones vinculadas al tráfico en un plazo de 15 años.