Que un robot, una especie de R2D2 de Star Wars, nos traiga el servicio de habitaciones de un hotel, en lugar de un camarero, ya no es cosa del pasado; está ocurriendo. De la misma manera que hay pruebas pilotos en las principales redacciones internacionales para que procesos automatizados sean capaces de crear teletipos informativos. La robótica es un fenómeno imparable, de presente y de futuro, al que no podremos poner barreras y al que nos tendremos que adaptar.
De ello, del miedo a la pérdida de puestos de trabajo, pero también de las oportunidades que puede representar han debatido hoy, en una nueva entrega del Cornellà Creació Fòrum, Sarah Harmon, Country Manager de Linkedin en España y Portugal, y Fernando Trias de Bes, experto en estrategia, innovación y nuevos modelos de negocio.
Lo han hecho, además, en la semana en la que Amazon pone a punto su macro planta logística de El Prat de Llobregat y, en un año, en que precisamente se ha puesto sobre la mesa el debate sobre la fiscalización de la robótica. En respuesta a El Llobregat, los ponentes han coincidido en que sería un error: “Estoy en absoluto desacuerdo con poner impuestos sobre el trabajo a los robots”, ha dicho, primero, Trias de Bes. “Es un error y no duraría nada. Que se ponga un IVA superaumentado. ¿Verdad que los tractores no pagan a la Seguridad Social? Pues esto es lo mismo que cuando se creó el tractor. El sistema impositivo tiene que gravar las actividades por su naturaleza. En todo caso, la robótica puede dar lugar a que se cambie el sistema impositivo para garantizar los servicios sociales”.
Por su parte, Harmon ha apelado a un informe del Eurostat, que apunta a que la robótica habrá destruido, en 2025, 6 millones de puestos de trabajo, pero también –lo que a menudo no se explica- es que creará hasta 15 millones de nuevos puestos. “Recuperando el ejemplo del robot del hotel, eliminará el anterior camarero, pero detrás habrá creado el puesto de trabajo de un programador de software, puestos en fabricación del robot, su mantenimiento…”.
De esta manera, Harmon ha hecho un llamamiento a la calma cuando se escuchan informes como los que, tal y como decía Trias de Bes, se presentaron en la anterior edición del Mobile World Congress y que recogían que en los próximos 20 o 25 años se iban a perder el 75% de los puestos de trabajo actuales: “Sin embargo, no saben decir cuales son. Si no saben esto, de dónde sacan el 75%”, ha expresado el experto economista restando importancia al asunto.
En este sentido, Harmon ha destacado el papel fundamental de la educación: “Estamos en una vía y vemos venir al tren. Tenemos que hacer algo, entre ellas, trasladar a los jóvenes el amor por ser estudiantes toda la vida. Que asuman que van a cambiar de trabajo una media de 11 veces en su vida y van a cambiar el foco de su profesión entre 2 o 3”, ha apuntado. Trias de Bes, en la misma línea, hacía extensible esta invitación también a los adultos: “Hoy en día, con la actual esperanza de vida, a mí, que tengo 50 años, me queda más tiempo por trabajar de lo que he trabajado”, apuntaba pese a comenzar su carrera profesional con 22 años.
El momento es, sin duda, excepcional. Entre bromas, pero con mucho acierto, Trias de Bes ha destacado la influencia de la mayor esperanza de vida con tres ejemplos inéditos y que representan el momento único que estamos viviendo: “En España, por primera vez, tenemos dos reyes vivos; también tenemos dos Papas vivos; y en el Reino Unido, el príncipe Carlos tiene 70 años y se conserva casi peor que su madre, la Reina Isabel”. Volviendo a los modelos de negocio, es necesario, pues, mantener una mente abierta a otros formatos, hasta ahora, imposibles, como contratar a personas de 65 años, en principio retiradas, pero que se encuentran en perfectas condiciones para aportar valor.
Sea como fuere, lo que es evidente es que, tal y como ha apuntado Harmon, “todo lo que se pueda hacer, se hará. La cosa está en si lo harás tú o lo hará alguno otro. Pero se hará”. De la misma manera, Trias de Bes considera que no hay opción: “Una posibilidad es no hacer nada, pero el cambio es tan grande que no se puede mirar hacia otro lado”.