Uno de los factores más preocupantes del resultado de las elecciones municipales es que el independentismo sigue instalado en la confrontación con el orden constitucional a pesar de no haber conseguido más que dividir la sociedad catalana, generar inestabilidad y derivar el procés en un proceso judicial.
No podemos mirar para otro lado como si el peligro para la convivencia y la prosperidad de nuestra sociedad ya hubiera pasado. Van a seguir usando las instituciones para destruirlas desde dentro. La tibieza de los socialistas con los independentistas no hace más que alimentarlos. No podemos normalizar sus propósitos ni los medios antidemocráticos que ya han utilizado para conseguirlos.
Hay que tomar el Brexit como un ejemplo del callejón sin salida que implican los planteamientos de división y ruptura. En un mundo cada vez más globalizado lo progresista es la unión y tender a romper fronteras dentro de la Unión Europea. El reagrupamiento identitario y generar nuevas fronteras son planteamientos reaccionarios irracionales que solo generan confrontación, inestabilidad y pérdida de oportunidades. Es preciso que todos los contrarios a semejante proyecto tomen conciencia de los riesgos que implica y asuman de una vez por todas que hay que evitar que tengan poder e influencia. Si seguimos normalizando el independentismo y facilitándoles los resortes de poder que aun hoy disponen y que usan como medio de propaganda, como la televisión pública o la educación, como el propio Iceta planteaba, en 15 o 20 años pueden tener una mayoría inapelable.
En una sociedad democrática es intolerable que se utilice medios públicos de todos, que han de ser necesariamente imparciales, para fines políticos tan marcados y que, encima, están orientados a la destrucción del sistema democrático. No lo podemos normalizar, no podemos mirar hacia otro lado como hicieron los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE, por mero interés político durante tantos y tantos años.
El desafío está ahí, ahora más que nunca los partidos constitucionalistas tienen que dejar a un lado intereses partidistas y sumar fuerzas pensando más en parar el desafío permanente de los golpistas que en las poltronas. ¡España siempre por encima!