El Baix y L’Hospitalet no han quedado al margen en materia de nuevos grupos y estilos. Skaters, grafiteros, swaggers, heavys y otakus forman parte del paisaje local.
El paisaje urbano del Baix Llobregat ha cambiado mucho en los últimos años. Y no, no nos estamos refiriendo al urbanismo puro y duro -aunque éste determine y condicione el día a día de las urbes-, sino más bien a sus vecinos. Hagan la prueba: cojan dos fotografías de familia realizadas en diferentes décadas y comparen. A más de uno seguramente le dé un pasmo al verse ataviado como un rocker, un punk o un heavy.
Las tribus urbanas son elementos pintorescos de nuestras ciudades, grupos de individuos que comparten costumbres, manera de vestir o de pensar y cosmovisión. Con los años han variado; algunas han ido a menos o desaparecido, otras han mutado, mientras que han aparecido algunas vinculadas a las nuevas tecnologías, como los swaggers. El Baix Llobregat y L’Hospitalet no han quedado al margen de este fenómeno y se erigen como enclaves importantes y prestigiosos para algunas tribus urbanas. Aquí hablamos de algunas de ellas.
Dios los crea y la wifi los reúne
Comenzamos hablando precisamente del colectivo swagger, una tribu urbana relativamente nueva que, sin embargo, parece haber ido a menos en los últimos años. Hay quien los llama ‘chicos de centro comercial’, jóvenes adolescentes entre 13 y 16 años hambrientos de wifi gratis que se reúnen en las principales superficies metropolitanas. Tienen su origen en las decenas de chicos y chicas que se reunían en la tienda de Apple de la plaza de Cataluña de Barcelona y que llegaron a generar un dolor de cabeza al consistorio barcelonés, preocupado por la intensa ocupación del espacio público que hacían.
Tras el boom de hace unos años el movimiento ha bajado en intensidad, aunque en el Baix quedan rincones donde todavía pueden verse a grupos de swaggers -que viene de swag, estilo-, como el Splau y el Ànec Blau.
Por la música los conocerás
La música suele ser una característica en común de los individuos que se identifican con alguna tribu urbana. Si para los swaggers el hip-hop, el reggaeton o el trap llenan las playlist de sus teléfonos móviles, el heavy metal es otro de los géneros que mueve montañas. Aunque en este caso, los heavys son una tribu urbana con mucha tradición y con incondicionales que son fieles a sus principios tengan la edad que tengan. Y es que, como dijo aquel, “los viejos roqueros nunca mueren”.
En el Baix Llobregat y L’Hospitalet hay algunos rincones emblemáticos que sirven de punto de reunión para los heavys. Bares o tiendas en los que disfrutar de la compañía de gente que piensa como tú o conocer las últimas novedades del género. En este sentido, en Cornellà encontramos Rocknellà, una tienda única ubicada cerca de la plaza de Cataluña y especializada en heavy metal que vende desde vinilos y cds hasta camisetas. En su vecina L’Hospitalet hay que destacar el mítico Lennon’s, nacido en 1981 en honor a John lennon y que es punto tradicional de reunión de heavys y también góticos.
Deporte en grupo
Si la música es un nexo de unión en diversas tribus urbanas, el deporte no lo es menos. De hecho, una de las tribus urbanas más visibles y con más músculo son los skaters. En los últimos años han aparecido decenas de skateparks por todo el país. Antiguos parques que han evolucionado con sus rampas y módulos de diferentes formas que imitan estructuras urbanas. Sin embargo, a este colectivo le basta con tener barandillas o bancos de piedra para grindar o realizar kickflips. Y es que la jerga de este grupo es quizá de las más ricas entre las tribus urbanas de la comarca, donde destacan los skateparks de Sant Feliu -”el mejor de la comarca”, según los comentarios de muchos skaters en la red-, Cornellà o Sant Boi, aunque casi cada municipio cuenta con una superficie de este tipo, confirmando la buena salud de que goza este colectivo.
Y siguiendo con la buena salud y los buenos hábitos, otra de las estampas que llenan nuestras avenidas y parques es la de decenas de personas ataviadas con mallas deportivas y ocasionalmente relojes y otros artilugios: Son los runners. Aunque popularmente no son considerados como una tribu urbana, sí que comparten rasgos que los podría hacer pasar como tal. Cualquier lugar es bueno para salir a correr, pero los runners sienten predilección por zonas verdes como la carretera de les Aigües, que viene de Barcelona y bordea Collserola hasta la comarca, el camino paralelo al río -compartido por ciclistas y paseantes y convertido en una auténtica avenida las mañanas de los días festivos- o los grandes parques como Can Mercader, en Cornellà, y zonas de playa, como los paseos marítimos del Delta del Llobregat.
Artistas a pie de calle
Uno de los colectivos que también se puede considerar una tribu urbana y que convierte las calles en lienzos al aire libre son los grafiteros. En la comarca se han llevado a cabo grandes proyectos artísticos por parte de auténticos genios del espray. Murales que decoran zonas antes grises y que ahora cobran vida con motivos que aluden a la ciudad y sus vecinos. Destacan los que lleva a cabo la Fundación Contorno Urbano de la mano de conocidos grafiteros y que según el presidente de la entidad, Esteban Marín, sirven para “acercar el arte a las personas”. “Es una forma de vida”, recalca. Por ello, desde hace casi cuatro años la fundación viene realizando el proyecto 12+1 en diferentes municipios de la comarca, como L’Hospitalet o Sant Vicenç. Es decir, 12 artistas que pintan un mural cada mes durante un año y que culminan con una exposición.
Los grafiteros son un colectivo que, en líneas generales, guardan respeto por el trabajo de otros. Sobre todo si el mural “está currao’”, tal y como reconoce el artista Pez Barcelona. Hay una norma no escrita entre ellos para no pisarse sus creaciones pero, en caso que así se haga, el primero tiene ‘autorización’ para volver a pintar en el sitio que ocupaba su grafiti.
Sobre el presunto incivismo que se les atribuye, Pez Barcelona pide no meter a todos los grafiteros en el mismo saco, mientras que Marín no cree que se pinten más trenes o paredes que hace 30 años.
La atracción oriental
Hasta hace siete años, el centro de L’Hospitalet se convertía en la sede nacional de los amantes del manga y el anime. Son los otakus, una tribu urbana que se distingue por los disfraces de sus principales héroes, el denominado ‘cosplay’, que aporta color y excentricidad al paisaje urbano. El recinto de La Farga de L’Hospitalet acogió el Salón del Manga hasta 2012, cuando pasó a celebrarse en Fira de Barcelona. Sin llegar a ser Akihabara -el gran distrito de Tokio dedicado a este colectivo-, por la segunda ciudad de Cataluña desfilaban cada año personajes de manga, otakus disfrazados con sus mejores galas que llenaban las calles aledañas al recinto ferial. Sin embargo, y pese a que cada vez crece más en integrantes, en España su presencia se reduce a los grandes eventos relacionados, como ferias o encuentros puntuales, y es difícil detectarlos en el día a día de nuestras ciudades si no se celebra nada de lo anteriormente comentado. De todas formas, existen asociaciones específicas en la comarca, como la Otaku No Jutsu, de Sant Feliu.
La cultura del mando
Relacionado en parte con el anterior colectivo encontramos a los gamers, amantes de los videojuegos, una industria que ya factura más que el cine y que ha conseguido atrapar tanto a niños como a no tan niños. Quizá es el grupo más heterogéneo de todos los que se han comentado en este reportaje. No se suelen destacar por su indumentaria -salvo en contadas ocasiones- y, generalmente y salvo algún acontecimiento en concreto, es una afición que se vive de puertas para dentro, individualmente en casa o con amigos.
La propia diversidad de géneros de videojuegos contribuye a la heterogeneidad que se ha comentado, aunque cada vez más se celebran acontecimientos dedicados a ellos. El gran evento es la Barcelona Games World, la gran feria del videojuego que reúne a las principales empresas y ofrece las últimas novedades del sector. No obstante, periódicamente se celebran encuentros de gamers en centros comerciales, a menudo para competir entre ellos con videojuegos deportivos o de otro estilo. No es un colectivo tan organizado como pueden ser los anteriores, y quizá no encajarían bajo el paraguas de tribu urbana como tal, aunque sí que van apareciendo entidades que fomentan los videojuegos y celebran quedadas para disfrutarlos. Un ejemplo es Social Lovers i Gamers Baix Llobregat, radicada en Martorell y que tiene como objetivo “realizar eventos con la finalidad de reunirse, jugar partidas, compartir vivencias con apasionados del mundo de los videojuegos y la cultura. Siempre con la finalidad jugar, compartir y disfrutar del videojuego, pero por tiempo moderado”.
Nuevas maneras de agruparse que enriquecen las ya existentes y configuran un rico paisaje urbano.