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El arte de la cerámica y el Modernismo reside en los Museos de Esplugues
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El arte de la cerámica y el Modernismo reside en los Museos de Esplugues

Laura García Martínez

sábado 05 de marzo de 2022, 10:00h

El futuro Can Tinturé y «La Rajoleta» son los dos establecimientos museísticos que conforman el nombre de “Museus d’Esplugues”

Separados por la calle de l’Església, utilizan el edificio de la antigua Masoveria de Can Tinturé como espacio para reuniones, actos, oficinas de administración y reserva de colecciones de ambos museos.

La Masoveria, que se ocupa de las funciones auxiliares, es el único edificio construido de nueva planta. Cuenta con la fachada de vidrio que permite una mayor integración de los jardines, mientras que en el lado opuesto forma la continuidad urbana de la calle de l’Església. Esta zona de equipamiento museístico y entorno urbano de Can Tinturé obtuvo en 2004 una mención especial por la actuación realizada en el marco de reconocimientos de calidad de los equipamientos y espacios públicos municipales de la Diputación de Barcelona.

Dedicados a la cerámica de construcción, Can Tinturé expone la colección de azulejos de Salvador Miquel; mientras que “La Rajoleta” expone la historia de la producción de la fábrica de cerámica “Pujol i Bausis”, industria de referencia en la época modernista.

Can Tinturé se ubica en el centro histórico de la ciudad, en una casa obra del arquitecto Claudi Duran Ventosa, que data de 1989. La construcción era un encargo de su primer propietario, Juan Tinturé Campreciós, a Duran Ventosa, considerado uno de los arquitectos pioneros del sistema del cemento armado. Como primera función, la casa seria alzada como la residencia familiar de Tinturé Campreciós, quien fue regidor y alcalde d’Esplugues de Llobregat entre los años 1910 y 1915. Más adelante, en el año 1977, el edificio fue adquirido por el Ayuntamiento d’Esplugues, y, desde la fecha, tuvo usos culturales y sociales; hasta que, en el año 2000, se adquirió la colección de azulejos Muestra de Salvador Miquel, momento en el que se adecuó el lugar como espacio museístico. El edificio pasó por una rehabilitación en la que se pusieron en relieve elementos originales de la arquitectura histórica, sumados a las innovaciones modernas propias de la arquitectura del siglo XIX.

El Museo de Can Tinturé, el primer museo monográfico del azulejo de muestra del estado

Desde ese mismo momento, se abrió también el acceso público a los jardines de alrededor de la casa, donde se encuentra la escultura Familia, obra del artista Xavier Corberó y formada por cinco piezas de basalto.

En Can Tinturé se exponen piezas producidas desde el siglo XIV hasta el siglo XIX, bajo la muestra del coleccionista Salvador Miquel, nacido el 17 de marzo de 1900 en la Barceloneta y, tras que su padre, Antonio Miguel i Pardo, fuera precursor de varias iniciativas culturales para promover el barrio, Salvador Miquel inició, entre los años 1921 y 1922, su colección de azulejos de muestra (piezas de cerámica con un dibujo repetitivo, generalmente geométrico). Salvador Miquel recuperó azulejos de escombros de cocinas y comedores de algunas de las casas de la Barceloneta, del casco antiguo de la ciudad y de anticuarios. Más adelante, con el objetivo de dar a conocer la importancia en la construcción del azulejo de muestra, Salvador Miquel hizo pública su colección en una exposición permanente en Can Ros, en Vallromanes, conocida como “La Rajoloteca”, durante los años 1971-1999. Dicha exposición permanente es la selección que se encuentra actualmente en Can Tinturé.

Esta exposición permanente fue inaugurada en 2003 y hace un recorrido histórico desde la época medieval hasta la época de la industrialización, momento en el que se inició el funcionamiento de la fábrica “Pujol i Bausis”. La visita empieza con una introducción al coleccionista y sigue con un dibujo interactivo de los diferentes centros productores y rutas comerciales en Europa. A continuación, se dan a conocer los primeros usos del azulejo que se encuentran sobre pavimento y datan del siglo XIII; se trata de modelos ásperos de barro cocido o piezas decoradas sobre una base blanca de estaño. El coloreado era principalmente en azul y se pintaba mediante óxido de cobalto. De esta manera, el azulejo azul se convirtió en el mayor símbolo de ladrillo gótico por su enorme producción. Seguidamente, en la época del Renacimiento y el Barroco, se aportaron a la cerámica nuevas fuentes de inspiración y motivos decorativos, así como el uso de distintos colores. También en esta época, las rutas comerciales facilitaron los contactos y el interés por la cerámica italiana, que se extendió por Europa durante el siglo XVI. Más adelante, durante el siglo XVIII y XIX, se extiende el uso de azulejos de muestra en las viviendas tras la elevada variedad de modelos, dado que los obradores personalizaban sus creaciones copiando obras de otros autores, pero cambiando ciertos aspectos de las composiciones. La evolución del azulejo pasa, en el siglo XIX, por una simplificación de la decoración y el diseño de las piezas, con motivo de una producción más rápida y económica dirigida a las clases populares. Tras esta etapa, el azul regresaba como color protagonista sobre el blanco, siendo el tipo de azulejo más utilizado para dar luminosidad a pequeñas estancias como cocinas y baños. Finalmente, a la hora de elegir un tipo de azulejo del repertorio, el ceramista ofrecía a sus clientes los modelos a elegir desde el muestrario, cuando estos mostraban pequeñas diferencias antes de que desaparecieran con su industrialización. Por lo tanto, la terminología ha definido al azulejo como azulejo de muestra.

Gracias a las excavaciones realizadas en la fábrica “Pujol i Bausis” entre el año 1999 y el 2000, se pueden ver algunas de las piezas encontradas continuando la visita a “La Rajoleta”.

“La Rajoleta”, como se conoce popularmente a la fábrica “Pujol i Bausis”, fue adquirida en la década de los 80 por el Ayuntamiento de Esplugues. En este momento se puso fin a una de las empresas más exitosas dedicadas a la producción de cerámica industrial, especialmente con el Modernismo; actualmente reconvertida en un museo para conocer la historia y visitar las instalaciones originales.

“La Rajoleta”, uno de los mayores exponentes de la producción ceramista industrial catalana

La fábrica nació en 1858, de la mano de dos socios franceses, Màrius Jourdan y Joan Terrada. Éstos formaron una sociedad para edificar una “fábrica de azulejos” en un lugar propiedad de Pablo Pujol Franquesa. En 1876, ésta pasó a ser propiedad de Jaume Pujol i Bausis, quien comenzó una etapa de estabilidad en la producción de cerámicas de calidad que adquirieron un gran éxito y renombre, especialmente durante la etapa de su hijo, Pau Pujol Vilà, en la época dorada del Modernismo. En este momento grandes arquitectos como Antoni Gaudí, Gallissà, Puig i Cadafalch, Domènech i Montaner, Font i Gumà, Bassegoda, entre otros; pedían piezas a la fábrica para sus obras arquitectónicas, que siempre llevaban elementos cerámicos elaborados en la fábrica de Esplugues de Llobregat. Algunos de los edificios más significativos del modernismo en Cataluña aún conservan azulejos de la fábrica Pujol i Bausis, como el Instituto Pere Mata de Reus, la Casa Lleó Morera, la Casa Amatller, la Casa Martí, el Palau Macaya en Barcelona, la casa Puig i Cadafalch en Argentona o la Casa Coll i Regàs en Mataró.

Después de la Guerra Civil la empresa se convirtió en sociedad anónima bajo el nombre de Cerámicas Pujol i Baucis SA con Narciso Vallvé Bonany al mando, posteriormente relevado por su hijo, Narciso Vallvé Asenjo. Más tarde se abrieron nuevas líneas de producción, como la fabricación de revestimientos para molinos de bolas y los aisladores eléctricos, hasta el cierre definitivo de la empresa, en 1984. En este momento la fábrica, bajo el nombre de Industrial Cerámica Vallvé, S.A., dejó de funcionar para clausurarse de manera definitiva, a pesar de haber sido de las ceramistas pioneras del país. En 1994 se acoge el actual recinto de “La Rajoleta” tras unas intervenciones y se realizan investigaciones arqueológicas que acaban por completar la construcción del edifico actual. Finalmente, el 26 de abril de 2002, y con motivo de la celebración del Año Gaudí, se abren las visitas públicas al museo que, tan solo un año después, fue reconocido con los Premios Bonaplata en su modalidad de Difusión. En 2006 el Consejo Rector del Museo de la Ciencia y de la Técnica aprobó su vinculación como museo colaborador de “La Rajoleta”.

En la visita a “La Rajoleta” encontramos un circuito formado por la parte exterior del recinto y la interior, con la exposición permanente. En este se pueden visitar los restos de las balsas de decantación, de la estancia de los molinos, del rincón del barro, del asiento, la chimenea de 22m de altura para la salida de humos de la máquina de vapor, y un conjunto de hornos entre los que destacan: seis hornos de tipo árabe (dos de ellos, que aún conservan su cámara de cocción, se encuentran enterrados a nueve metros de profundidad y son de grandes dimensiones), dos hornos de botella (donde se producía porcelana) y un horno para cerámica de reflejo metálico. En el horno más antiguo se cocía el barro con el que se elaboraban las tejas de los tejados y los ladrillos. Los hallazgos mencionados son de alto valor, tanto arquitectónico como tecnológico, dado que muestran la evolución de la fabricación de la cerámica decorativa catalana desde el siglo XIX hasta la actualidad. El recorrido, que pasa por los hornos y la exposición audiovisual, comprende tres partes: la empresa, la fábrica y la producción. Se presentan distintos periodos de la historia, desde mediados del siglo XIX hasta la reconversión de la empresa en sociedad anónima al mando de Narciso Vallvé y su cierre definitivo en 1984, pasando por las épocas más exitosas de la familia Pujol i Bausis. También se explica el proceso de producción llevado a cabo en la fábrica, que comprende la preparación de la tierra, la elaboración de las piezas y la cocción a los diferentes hornos. Después se hace un repaso a los diferentes tipos de producción utilizados durante los más de 100 años de la fábrica en activo y se visita, en especial, el espacio dedicado al taller de mosaico e Lluís Brú i Salelles. Éste fue creado en 2010 y muestra la técnica de mosaico a través de elementos museográficos de reproducción y con teselas y utensilios originales del taller, que asimismo expone algunas piezas de los mosaicos originales.

Además de las exposiciones permanentes, se presentan otras temporales. La más reciente es la 20 Bienal de cerámica de Esplugues Angelina Alos, en la que se expone la muestra de las tres obras ganadoras y las 21 seleccionadas de la veintena edición del certamen de cerámica del municipio. El Bienal Internacional de Cerámica de Esplugues lleva el nombre de Angelina Alós como reconocimiento del Ayuntamiento de Esplugues a la labor de una mujer que fue precursora y referente en el arte de la cerámica. Además de esta muestra, en la página web se pueden consultar las exposiciones temporales pasadas con su información correspondiente.

Para poder ver el Museo de “La Rajoleta”, se hacen visitas guiadas todos los domingos en dos turnos: a las 11h y a las 13h, desde la recepción de Can Tinturé. En el caso de Can Tinturé, este se puede visitar de manera libre de martes a viernes, de 17h a 20h, los sábados, de 10h a 14h y de 17h a 20 h, y los domingos de 10h a 14h; además de las visitas guiadas los domingos a las 12h.

Los Museos de Esplugues ofrecen diferentes opciones y alternativas de visitas para grupos, familias y escuelas. Para estos últimos los museos cuentan con un plan de actividad pedagógica con cuadernos y actividades especiales según el nivel educativo y formativo de cada grupo. Además, existe una pequeña tienda en la recepción donde se pueden adquirir imanes, libretas y publicaciones con el dibujo e imitación de los azulejos del museo.

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