Aunque los más radicales se oponen a la construcción del Cuarto Cinturón de circunvalación de Barcelona (B-40), en especial a su paso por Sabadell, el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) sigue empecinado en sacarlo adelante, e incluso en mejorarlo. Aunque sea en el tramo ya construido, que muere en Terrassa. El último paso ha sido el encargo del estudio informativo de una futura variante de la actual conexión entre el vial orbital y las autopistas A-2 y AP-7, entre Abrera y Martorell, que se ha hecho público este miércoles.
La B-40 es una autovía que fue concebida hace décadas para unir Abrera con Granollers (Vallès Oriental) y reducir así el tráfico de vehículos (muchos de ellos, camiones) por la castigada B-30, entre otras ventajas viarias de carácter más local. Como el tiempo es oro en materia de infraestructuras y mientras espera a que prospere el tramo más conflictivo (el que enlazará Terrassa con Sabadell) –a pesar de las trabas que se le están poniendo incluso desde el propio Govern de la Generalitat de Catalunya- el MITMA ha optado por mejorar uno de los puntos débiles del actual trazado: la congestionada conexión entre la autovía B-40 y la red de autopistas.
Por este motivo, el ministerio acaba de adjudicar por 1,3 millones de euros el contrato de servicios para redactar el estudio informativo de ese enlace. La idea es “definir y comparar diferentes alternativas para la construcción de un corredor (en el Baix Llobregat) que permita garantizar de forma fluida, cómoda y segura los movimientos entre Barcelona, Terrassa, Lleida y Tarragona”, han explicado fuentes ministeriales.
Capacidad limitada en Abrera
El propio MITMA reconoce que la capacidad para conectar las autovías con la B-40 del actual enlace de Abrera es “limitada”. La proximidad del nudo viario con el núcleo urbano de esta población “imposibilita” resolver el colapso con una sencilla actuación local, aseguran las mismas fuentes. Además, la A-2 ya soporta un considerable nivel de congestión a su paso por la zona industrializada contigua al río Llobregat, lo que todavía limita más una posible una posible solución.
Y esa imprescindible solución es la que deberá extraerse del estudio informativo que debe dar con la clave para definir el trazado de “un nuevo corredor viario de gran capacidad” (concebido como un bypass) que unirá las autovías A-2 y B-40 y la autopista AP-7 y desahogando a la vez el enlace de Abrera. Y como en una carambola, la actuación descongestionará la autovía A-2 a su paso por la zona industrial a caballo entre Martorell y Abrera.
Movimientos garantizados
Así, con la ejecución del nuevo corredor “quedarían garantizados, de una manera fluida, cómoda y segura, todos los movimientos entre: Barcelona (A-2 y AP-7), Terrassa (B-40), Lleida (A-2) y Tarragona (AP-7)”, han precisado desde el MITMA. Solo quedará por despejar la incógnita de cuál es la alternativa viaria más viable para resolver los problemas de congestión anteriormente citados siempre “bajo criterios que tengan en cuenta el impacto medioambiental y social”, ha subrayado un portavoz del ministerio.