La gente no se muestra reticente y agradece este factor de disuasión y protección de lo que fue un inicial despliegue antimafioso en el sur italiano. Después las amenazas terroristas contra la Expo de Milán, Vaticano… y hasta hoy en que la amenaza terrorista radical islámica se consolida ya como permanente. Todo legal –sí- desde Berlusconi a Renzi, derechas e izquierdas de acuerdo en un tema de Estado.
Así que nadie se sorprende, cuando soldados-as registran y controlan a sospechosos en el metro. Nadie protesta y más aún el ejército es popular en un país donde éste ha participado en las guerras de Irak, Afganistán y Libia. Hasta ahora ningún atentado.
Tal vez la medida sea eficaz por su carácter público. Los 3000 efectivos desplegados dependen del jefe del Estado Mayor del Ejército, y son agentes de la seguridad pública que vigilan los centros de acogida y detención de inmigrantes, nada menos. Bélgica un frágil Estado, tras sufrir los atentados de Bruselas y los derivados de París, se decidió tras auto-reconocer críticamente la incapacidad de sus policías y servicios de información, a desplegar a sus soldados el -23-3-16-, para corregir las deficiencias de su seguridad pública.
Y siguen con ellos. También en Francia se recurre a los militares para tareas de vigilancia y disuasión. Los expertos han definido al Ejército islámico como una organización paramilitar europea y obran en consecuencia. España tan confusa en sus políticas, y más tras el atentado islámico del 11-M, que inició el declive competencial de ETA, y que motivó alguna ineficaz operación de vigilancia fronteriza militar (1981).
Aquí seguimos en alarma 4, ¿permanente? y como potencia turística recibimos millones de turistas y viajeros que recorren el territorio, por ahora toda conjura terrorista se ha desarticulado. Sin embargo las rivalidades de la Policía-Guardia Civil y sobre todo con las policías autonómicas, nos lleva a considerar la dificultad de un despliegue militar, si fuera menester. El Ejército inspira recelos y su imagen mejorada no lo es suficientemente, como para olvidar el 23-f, muchos ciudadanos europeos de otros países: (Italia, Bélgica, Francia, Inglaterra y Alemania…) no tendrían reparos en aprovechar a estos funcionarios armados para descargar de tareas a la policía. Esta idea del aprovechamiento militar para tareas de protección y vigilancia, es lo que muchos viajeros y turistas nacionales constatan en sus observaciones y experiencias en países vecinos de la UE.
Tal vez vengamos insolados y no tengamos en cuenta al irascible Unamuno y su dicterio: ¡Que inventen ellos…!