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La inmigración y los refugiados: una oportunidad

Por Mossèn Pere Rovira
miércoles 01 de marzo de 2017, 23:39h
Cada día y con más frecuencia, las noticias sobre la inmigración y los refugiados copan los medios de comunicación.

Se realizan todo tipo de reflexiones, denuncias, debates, manifestaciones, … pero ¿qué soluciones se aportan? ¿Realmente hay interés entre los países más ricos (Europa y E.E.U.U) en la búsqueda de corregir tal éxodo? Descarto, de principio, aquellos países del entorno más próximo que, a su vez, se podrían considerar ricos (Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes, Kuwait, etc. y que no son objeto de la llegada masiva de estos refugiados, ¿por qué…?

Sea por las fronteras de Turquía o por las aguas del Mediterráneo, miles de personas solicitan una respuesta generosa y acogedora. Seres humanos que huyen de la extrema pobreza o de las guerras que la ocasionan; seres humanos que tienen derecho a recuperar su dignidad; seres humanos que nos cuestionan que tipo de sociedad hemos construido; seres humanos que han padecido la destrucción de sus países por medio de intereses económicos – militares (¿quién les vende las armas de su aniquilamiento?)

La solución no está solamente en la vertiente asistencial, sentimental o lacrimógena; la voz de estas personas gritan a las conciencias todos nosotros, especialmente de aquellos que tienen la responsabilidad en la tomas de decisiones. ¿Por qué cuesta tanto la reconstrucción de los campos, ciudades y aldeas de la batalla y tan poco la venta de armamento?

Somos una sociedad enfermiza, incapaz de desinstalarnos de nuestras seguridades y comodidades. Grandes oradores, grandes palabras, grandes deseos, grandes promesas, grandes… hipócritas, sin comprometernos al más mínimo gesto para y por la solución de sus problemas diarios (comida, alojamiento, sanidad, etc.) ¡¡Basta ya!! Basta ya de políticos que manipulan y utilizan tal dolor para sus intereses partidistas e ideológicos.

La caridad no es sólo una palabra o un deseo calma–conciencias o una lástima puntual, sino una mirada de amor hacía aquellos que claman justicia, una mirada de hermano, una mirada sensible a su dolor, una mirada que nos brinda una oportunidad para compartir parte de aquello que hemos recibido. III

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