Nací en el hospitalense barrio de Santa Eulalia y uno de los recuerdos de mi infancia que mantengo más vivo es la primera vez que me escapé, con casi 4 años de edad, para jugar a poner piedras en las vías del Carrilet.
El susto que se llevó mi abuela fue de órdago, pues estaba a mi cargo mientras mis padres trabajaban en la Sangonera, la fábrica de Godó i Trias. Ese edificio fabril, de decoración modernista y presidido por una gigantesca chimenea, es el último vestigio de aquella L’Hospitalet textil del siglo pasado que se mantiene en pie en la cosmopolita plaza Europa. Ahora lo ocuparán los chinos.
Tras el frustrado intento de convertir las naves de la fábrica Godó i Trias en un mercado gastronómico de la mano de Ferran Adrià, la alcaldesa de L’Hospitalet, Núria Marín, ha entregado ese espacio al Centro Europeo de Medicina Tradicional China (TCM-EU), completando el parque biomédico que potencia en la Granvía, un proyecto que trasciende el ámbito local y que, como se puede ver, también abarcará la milenaria tradición oriental junto a la moderna medicina occidental.
La fábrica Godó i Trias donde mi madre era tejedora, se levantó en la confluencia de la calle Aprestadora con Granvía en 1903. Las instalaciones, ahora vacías, acogerán un centro de salud y bienestar de medicina tradicional china e incluirá un restaurante especializado en cocina saludable. Formación, investigación, cultura y gastronomía de una China que no emerge, sino reemerge, puesto que el mundo está regresando al 1750, cuando Asia representaba el 50% de la riqueza mundial, mientras la zona occidental, con EE.UU. y la Unión Europea a la cabeza, sólo alcanzaba el 30%.
Algo parecido volverá a ocurrir en 2040, cuando el PIB de las siete mayores economías emergentes del mundo (China, Brasil, India, Indonesia, Méjico, Rusia y Turquía) duplicará la riqueza de los países del G-7: Estados Unidos, Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. En cuanto a España, lamentablemente perderemos peso en el concierto económico internacional y, en 2050 bajaremos diez puestos, al pasar de la actual posición 16 a la 26 en el ranking mundial.
Puente de la aldea global
En ese escenario de aldea global, los europeos pintaremos poco. Y menos aún los catalanes, que tenemos una tasa de natalidad de 1,34 hijos, muy lejos de la de reposición, situada en 2,1 que permite la sustitución de los padres. Por eso creo que el Centro Europeo de Medicina Tradicional China que se establecerá en L’Hospitalet trasciende la apuesta biomédica para convertirse en una cabeza de puente de la primera potencia mundial. Porque el liderato chino se agigantará en los próximos años al mismo ritmo que crecerá su población y economía.
Me alegro de que L’Hospitalet lleve un par de años aprovechando las oportunidades que Barcelona rechaza. Algo parecido ocurría a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando se instalaron aquí las fábricas textiles. La historia de esta ciudad siempre ha sido la del pariente pobre de Barcelona. Ya en 1920 se segregaron de su término municipal nada menos que 900 hectáreas para destinarlas a zona franca y reforzar el comercio portuario. En 1932, Barcelona volvió a segregar 50 hectáreas de la parte norte de L’Hospitalet para la prolongación de la Diagonal. A cambio, solo se aseguró el servicio de bomberos.
Una delegación del ayuntamiento republicano de L’Hospitalet se presentó aquel año ante la comisión de encuesta que preparaba el estudio de la división comarcal de Cataluña para comunicar que no querían ser agregados a Barcelona, como había ocurrido antes con el municipio de Sants, por ejemplo. La preocupación de los ediles era comprensible: el fenómeno metropolitano ya era un hecho irreversible que le costó a L’Hospitalet perder 950 hectáreas y ganar un considerable desequilibrio demográfico.
Tiempo siempre presente
La nueva teoría del tiempo, desarrollada por Bradford Skow, un profesor de filosofía del Instituto de Tecnología de Massachusetts (EEUU), sugiere que el tiempo no avanza, sino más bien, todo el tiempo es siempre presente. Para Skow, los eventos no se quedan en el pasado y desaparecen para siempre, sino que existen en diferentes partes del espacio-tiempo. L’Hospitalet vuelve a jugar un papel metropolitano relevante con su apuesta por la medicina tradicional china y el proyecto urbanístico de ampliación de Granvía, su último territorio virgen. También a nuestra comarca le aguarda un rol decisivo en el futuro inmediato de Cataluña. Como lo hizo el 15 de junio de 1977, cuando los españoles votamos en las primeras elecciones libres tras la dictadura. Ese día se precipitaron los acontecimientos que sentaron las bases de la Transición con el restablecimiento de la Generalitat y las negociaciones para el retorno del president en el exilio, Josep Tarradellas.
El 15 de junio de hace 40 años era miércoles. Se eligió un día laborable, con permiso retribuido de cuatro horas, para asegurar una alta participación. Todavía resonaba la canción “Habla, pueblo, habla” de Mocedades, la banda sonora del referéndum que medio año antes enterró las Cortes franquistas y dio alas a la reforma frente a los partidarios de la ruptura. A diferencia de la mayoría de España, en Cataluña venció la izquierda. La primera fuerza, a gran distancia en número de votos, fue el PSC-PSOE (15 escaños) y el segundo partido más votado fue el comunista PSUC (8), que junto a los socialistas acapararon el 47% de los votos. Un triunfo de la izquierda que aceleró el restablecimiento de la Generalitat.
Además de la exposición sobre la figura del president Tarradellas que este mes inaugura la Diputación de Barcelona, Cervelló ha organizado para el próximo 10 de junio un acto en memoria de su hijo más ilustre, coincidiendo con el 29 aniversario de su muerte. Un hermanamiento de Cervelló con Saint Martin-le-Beau (Francia), donde Tarradellas vivió en el exilio de forma espartana, se celebrará el 20 de junio. Y ya en octubre, la villa natal de Tarradellas celebrará diversos actos para conmemorar el aniversario del retorno del president de la Generalitat. Unas celebraciones que culminarán el 23 de octubre con la clausura del 40 aniversario del restablecimiento del autogobierno. Entonces, triunfó la vía reformista, posibilista y pragmática de Tarradellas. ¿Dónde estamos ahora? Necesitados de su legado. III