El Centro Cultural Islámico Al-Tauba fue el primero de Cataluña en tener una mezquita propia y no pequeños oratorios o naves vacías en polígonos. Sant Feliu y Molins de Rei son algunos de los municipios en donde, recientemente, se han dado quejas vecinales por la apertura de algún oratorio
El Baix Llobregat y L’Hospitalet ha tenido, en paralelo a los diferentes flujos migratorios, un papel determinante en el proceso de estabilización de la comunidad musulmana. Tras los primeros asentamientos marroquíes en Barcelona en 1967, muchos decidieron buscar suerte en el ámbito metropolitano en pequeños pisos o, incluso, barracas a pie de obra para trabajar en las grandes infraestructuras que entonces se levantaban. L’Hospitalet, Cornellà o Sant Vicenç dels Horts fueron los primeros municipios en disponer de una comunidad árabe y musulmana estable.
Historia de integración
De hecho, el pequeño municipio baixllobregatense de Sant Vicenç fue el primero de Cataluña en abrir un local musulmán, en 1974, de la mano de la Asociación de Amistad con los Pueblos Árabes Bayt al-Thaqafa que, liderada por la arabista y religiosa católica Teresa Losada, cedió un espacio para celebrar la plegaria musulmana, así como otras actividades social-comunitarias como servicios de alfabetización y formación del colectivo.
Más tarde, se abrirían entidades similares tanto en L’Hospitalet, ciudad de acogida por antonomasia del territorio, como en Viladecans, que cuenta con una de las asociaciones musulmanas más antiguas de Cataluña, el Centro Cultural Al Nour, vinculado a la ciudad desde 1986.
Entre 1988 y 1991 y, sobre todo, en una segunda oleada, entre 1992 y 1998, la comunidad musulmana amplía notablemente su representación en nuestro territorio con sus respectivos centros de oración. Es en este segundo período, concretamente en 1996, cuando se crea el Centro Cultural Islámico Al Tauba de Cornellà, que se convertiría una década después en el primero en disponer de una mezquita propia para sus oraciones y actividades.
El Ayuntamiento de Cornellà, tras años de negociación con la comunidad islámica de la población, aceptó ceder un terreno por 50 años –en el mismo pleno se hizo lo propio para un espacio religioso católico- para la construcción de una mezquita, con capacidad para 1.300 personas. De esta manera, se adoptaba una estrategia de normalización de la comunidad musulmana, a diferencia de lo que venía siendo normal: contar con espacios mal asistidos en pequeños locales o en naves industriales en desuso, un extremo que se reproduce en otros municipios.
Como requisitos, el gobierno municipal de Cornellà pidió que la arquitectura del centro fuera, en su exterior, de un estilo neutro e integrado en la zona. De esta manera, no se levantaron minaretes, la cúpula quedó recogida y solo se aprecia desde el interior e, incluso, se renunció a arcos enteros para huir de elementos arábicos. De la misma manera, se controlaron las vías de financiación para evitar vínculos con colectivos radicalizados, lo que ha derivado en un proceso de donaciones –fundamentalmente de musulmanes de Cornellà, pero también de otros municipios del área metropolitana- que ha dado continuidad a su construcción.
Como no era de extrañar, en el contexto de amenaza terrorista islámica radical, Al Tauba se ha visto también involucrada en un episodio mediático que alarmaba sobre el sermón y una posterior conferencia, el año pasado, de Saleh Al Moghamsy, figura de Arabia Saudí envuelta en la polémica por defender, en 2012, la santidad de Osama Ben Laden tras su muerte. Sin embargo, fuentes policiales han confirmado a El Llobregat que en ningún caso se produjo ningún discurso extremista ni se trataron temas con una retórica radicalizada; “más bien al contrario”, aseguran.
La realidad es que la de Al Tauba es una comunidad que, al igual que otras entidades conocidas en la comarca, que como la barcelonesa Fundación Ibn Battuta, son la vanguardia de la apertura del camino de la integración y acercamiento de las culturas occidentales e islámicas, con abismos entre sí en distintos aspectos. Así se presenta el Centro Cultural Islámico Al Tauba: “Es una entidad sin ánimo de lucro que dedica todos sus esfuerzos a la promoción de la enseñanza religiosa y cultural del Islam, así como a fortalecer los lazos de entendimiento entre la minoría musulmana y la sociedad catalana y española. Nuestro centro está abierto a cualquier persona, sin distinción de raza, sexo o religión. Queremos que todos y todas tengan la oportunidad de ampliar sus conocimientos sobre actividades culturales, educativas y espirituales”.
Papel activo de la mujer
Los jóvenes, la mujer, así como instituciones de la ciudad de Cornellà tienen un papel activo en sus actividades. Prueba de ello es la última semana cultural de la entidad, celebrada el pasado marzo, y en donde se pudo asistir a diferentes conferencias de la Dra. Fatima Mimoun sobre mujeres, jóvenes, espiritualidad o, incluso, la idoneidad de donar sangre o a una charla de Mossos d’Esquadra sobre derechos y deberes de la población extranjera. El buen entendimiento entre la política municipal y la entidad ha logrado que niñas de la comunidad participan en actividades extraescolares.
Como no podía ser de otra manera, Al Tauba condenó inmediatamente los ataques terroristas de Barcelona, cuando ni siquiera había ocurrido el de Cambrils: “Al Tauba expresa su condena y repudia a este acto de violencia y terrorismo cometidos hoy en Barcelona que constituyen una amenaza para la paz y la seguridad de todos los catalanes y catalanas. […] Continuaremos con nuestro compromiso en la lucha contra cualquier tipo de terrorismo y ayudando a nuestros conciudadanos y al gobierno en sus esfuerzos por construir una paz sostenible y duradera”. Firmaba el comunicado Larbi Cherki, presidente del Centro Cultural. Un mensaje que quedó reflejado en la concentración de musulmanes, en Barcelona, donde pudimos ver a otras entidades del territorio, como la comunidad de mahometanos de Sant Vicenç con una pancarta: “Todos somos nosotros”, incluyéndose también como víctimas del ataque.
Islamofobia previa a los atentados
Hacía un año de los atentados en la redacción de la revista Charlie Hebdo y apenas un mes de los de París y el obispo de la Diócesis de Sant Feliu, Agustín Cortés, ya alertaba en una entrevista a El Llobregat del peligro de Islamofobia con casos concretos producidos en nuestro territorio: “En el Baix Llobregat se ha dado algún caso muy significativo. Sin citar nombres ni sitios, un colectivo musulmán nos pidió un local para hacer su plegaria habitual.
Ofrecimos el local. El Ayuntamiento, como mediador, preguntó a la asociación de vecinos y estos votaron que no. Ni el Ayuntamiento ni nosotros pudimos hacer que este local fuera para la plegaria musulmana”, explica. “Queremos mantener una relación de normalidad, pero esta normalidad, desgraciadamente, no se detecta en la sociedad ni en la cultura. Hay verdadero miedo. Pero son casos excepcionales, porque la convivencia en su día a día no manifiesta problemas”.
Como el caso que relata el obispo de Sant Feliu, en el Baix Llobregat tenemos dos recientes. El último, en Sant Feliu de Llobregat, donde el gobierno local tiene previsto el traslado de un oratorio del barrio del Centro al de Can Calders.
Rechazo vecinal en Sant Feliu
En estos momentos, la comunidad musulmana sanfeliuense cuenta con un pequeño espacio, en unos bajos del barrio Centro, y han encontrado una nueva ubicación que requiere de un trámite burocrático en materia de urbanismo: “Se trata de mejorar las instalaciones de gente de Sant Feliu en Sant Feliu. Negarme no sería antidemocrático, sería ilegal”, dice el alcalde de la ciudad, Jordi San José en declaraciones a El Llobregat. “Un ciudadano de Sant Feliu apellidado Puigdellivol Roca no es más ciudadano que el que se llama Benmasoud. Si uno quiere creer o no creer e ir a rezar a un sitio en condiciones, pues, el otro tiene el mismo derecho. No es una cuestión de religión, se trata de democracia”.
El conflicto se ha visto escenificado, este verano, con una concentración organizada por Democracia Nacional, que argumenta “repercusiones urbanísticas y sociales”, mientras que, en frente, a solo 30 metros, hubo otra manifestación de grupos antifascitas como muestra de protesta ante las quejas de la organización racista. “Entre medio de este tema hay gente que quiere crear alarma, los que hablan de Eurabia o Stop Islam. Esto es la extrema derecha. Y a la extrema derecha de Sant Feliu, que quiere bloquear una operación democrática de respeto estricto de los Derechos Humanos, no le vamos a permitir ni esto”, dice San José juntando el dedo índice y pulgar durante la entrevista.
En Molins también se oponen
Meses antes, quejas parecidas se produjeron en Molins de Rei. La Comunidad Islámica de la vila tiene previsto abrir un centro en la calle Sant Sebastià, en el barrio de La Carretera. Presentó la información correspondiente a estancias municipales a finales de mayo lo que derivó en un primer plazo de alegaciones vecinales a partir del 21 de julio. Coincidiendo con el periodo veraniego y tras las primeras críticas vecinales, el gobierno local abrió una segunda convocatoria, según fuentes municipales, en favor de la transparencia y para que el mayor número de ciudadanos que quisieran pudieran participar.
Coincidiendo con este segundo periodo, casi un centenar de vecinos se manifestaron bajo el lema ‘No queremos ningún centro de culto’ en contra del oratorio. Pese a que el recorrido de la marcha se produjo con normalidad, entre el local elegido y la plaza del Ayuntamiento, se produjeron algunos enfrentamientos al final de la protesta.
Tras los atentados, la comunidad ya ha mostrado su preocupación porque los hechos perpetrados en Barcelona y Cambrils puedan afectar al proceso de apertura del nuevo espacio de oración. III