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Hay que estar preparados para subir al tren del progreso

viernes 01 de junio de 2018, 04:42h
Meterse dentro de un robot para llevar a cabo una tarea en una cadena de montaje, a modo de exoesqueleto. No estamos hablando de ciencia ficción, ni siquiera es el guión de una película futurista.

Es algo cotidiano que sucede en nuestra comarca, en concreto en Seat Martorell, donde se encuentran el 10% de los robots de toda España. Una cifra que convierte al Baix Llobregat en una auténtica punta de lanza de la robotización y la industria 4.0, un nuevo paradigma productivo que, lejos de ser una perspectiva futura, es ya una realidad.

No obstante, la primera consideración que se ha de tener en cuenta es si el resto de empresas están preparadas para dar este salto 4.0 hacia la digitalización. Los expertos consultados por El Llobregat en este número han destacado la buena voluntad existente entre los empresarios para acometer esta transición, pero han puesto de manifiesto que todavía hay camino para recorrer, especialmente en el ámbito de las Pymes, que, a diferencia de las grandes empresas como Seat, de momento van saliendo del paso. Por este motivo, es perentoria la puesta en marcha de medidas, tanto desde el sector privado como desde las administraciones, para adecuar nuestras empresas a la industria 4.0 y no quedarnos atrás. Y es que, tal como alerta Rosa Fiol, secretaria general de AEBALL, la adaptación de la legislación a la nueva era está siendo “muy lenta”.

La formación, clave
Entre otras, algunas de estas medidas han de ir dirigidas a impulsar programas de formación ambiciosos que fomenten las materias relacionadas con la industria 4.0 y la digitalización y que creen profesionales que puedan recoger el guante del desafío que plantea este nuevo modelo de producción. De hecho, en los próximos 5 años se crearán 1,2 millones de empleos en España relacionados con las nuevas tecnologías, según destaca M. Ángeles Tejada, directora general de Public Affairs de Randstad España. Pero hoy por hoy el panorama no es esperanzador, ya que la proporción de la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) en nuestro país retrocedió el año pasado de nuevo, colocándonos a la cola de Europa en un aspecto primordial para no perder el tren de la revolución industrial 4.0.

Crear ocupación de calidad
Toda transición hacia una nueva etapa conlleva interrogantes y dudas. Esta publicación se ha puesto en contacto con los principales sindicatos para analizar un hecho aparentemente amenazante que planea sobre los nuevos tiempos. Según algunos informes, como el de la OCDE en abril, la robotización provocará la destrucción de 66 millones de empleos en la próxima década en los países desarrollados. Esto significa que 1 de cada 7 trabajos desaparecerán. Determinar qué tareas llegarán a su fin y cómo se recolocarán las personas que se vean afectadas es otro de los retos que se ha de afrontar tanto desde los gobiernos como desde la patronal y sindicatos. Un análisis que no se puede hacer de manera independiente al que hemos expuesto líneas más arriba sobre la formación: es importante fomentarla para crear ocupación de calidad y que se ajuste a las nuevas necesidades tecnológicas de las empresas.

En general, se trata de medidas para adaptar el modelo económico al nuevo desafío y también para hacer pedagogía para que los ciudadanos no vean a las máquinas como un enemigo, puesto que todos los cambios tecnológicos han venido de la mano de nuevos empleos. Alejemos así los fantasmas del neoludismo, que se opone al desarrollo tecnológico al considerarlo perjudicial para el individuo. Pero para alcanzar este equilibrio es necesario remar en una misma dirección.

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