El avispado escritor, de 47 años, nacido en Sant Boi está de gira promocional por España (Plasencia, Salamanca, Formentor…) con su novela ‘Antes del huracán’, ambientada en su ciudad.
Gonzalo Herralde de Anagrama confía en él. Antes recaló en Cal Ninyo donde en breve acto presentó su libro. Sin mucho eco. Sus libros se venden poco en su ciudad.
Kiko abandonó sus estudios a los 17 años y tras probar empleos diversos logró el sueño de muchos hispanos, aprender el inglés; también de manera aventurada a nivel laboral, en el gran Londres. Hoy lo habla tan bien, que puede hacerlo hasta con sus clasistas acentos y tonos. Autodidacta. Es anglófilo como sus otros dos hermanos.
Y se ha convertido en un estudioso del período “pop” más fecundo y por supuesto como escritor en un inspirado seguidor del movimiento de los jóvenes airados de la década de los 60. Una generación británica del suburbio que llega tras su paso por la universidad (becados) a expresar su descontento por lo conseguido: Sillitoe, Wilson,
Osborne, Wain, entre otros, nos lo explican. Sin más erudición, tres obras claves pasadas al cine en blanco y negro: ‘Mirando hacia atrás con ira’, ‘Sábado noche, domingo por la mañana’ y ‘La Soledad del corredor de fondo’. La clase obrera laborista, desencantada por el premio social que el sistema les otorga. En una rebeldía íntima, dañina para ellos. Violencia, alcohol y hasta crueldad con la mujer… Tras ellos, las clases populares británicas continuarán en su embrutecimiento continuo: peleas, cerveza, fútbol y hasta el ‘balconning’ mallorquín, todo incluido.
Irvine Welsch, el escocés de ‘Transporting’, describirá años después un Edimburgo pobre y con drogadictos violentos.
Con Kiko Amat la confirmación de su rencor de clase se produce con la llegada de los socialistas al poder, al extrarradio y a su ciudad.
Su generación siente el desvió de los Boyer, Guerra, Solchaga y González en su día a día local: droga, fracaso escolar, peleas, paro y sub empleos. OTAN sí. No era lo esperado.
Y Kiko, hijo de dos catalanísimas familias, elige el castellano para escribir; es el idioma de sus compinches y colegas. Va a contra corriente. Protesta como un ”punk”.
Así pues cuando ahora, pasó a ser candidato a un premio local, sabía que no lo ganaría. Y así fue, lo ganó un multipremiado cocinero local.
Su éxito literario ¿incomoda a su ciudad? El retrato desencantado de los manicomios, la vida local, rugby y familia ¿no puede ser aceptado? Aunque el senior cantante Pau Riba con bromita de los manicomios incluida, recibiera descalzo su premio.
Hace días surgía con motivo del Altaveu la pregunta de por qué no se había contratado a Rosalía, la catalana de Sant Esteve que canta flamenco: candidata a los “Grammy USA” y a un film con Almodóvar. La respuesta fue que al programador no se le había ocurrido. En fin.
Amat seguirá progresando en este mercado de 500 millones de hispanohablantes y su barcelonesa editorial aumentará su apuesta con él. Seguro. Porque Amat no explica solo referencias de su vida, como dijo Sam Abrams en una clase, explica a una generación en tono crítico. ¿Por ello algunos le niegan un premio local y le desaíran?
Pero en lo personal, los Amat, los Romeu y los Broggi, le celebran a pesar de que, solo escriba en castellano ¿qué más se puede pedir?