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Insurrecciones, algaradas y pronunciamientos

Por Lluis M Estruch
viernes 01 de marzo de 2019, 09:55h
Los grandes escritores viajeros por España (Borrow, Merimée, Brenan, Nooteboom…) siempre acaban levantando el dedo y soltando el anatema, -sois una sociedad violenta, a la que le cuesta contenerse y usar formas indirectas provechosas en sus enfrentamientos-. Reseñemos.

Los pronunciamientos militares: en que una parte de la oficialidad trata de arrastrar a sus colegas a conseguir objetivos inmediatos; han sido abundantes en nuestra historia. Existió un sindicato militar: las Juntas de Defensa. Los capitanes Galán y García proclamaron “su” república desde el balcón del Ayuntamiento de Jaca en 1930, y fueron fusilados.

Por otra parte el gremio militar, sin tener éxitos en el exterior: Cuba, Marruecos… Ha jugado un decisivo papel político hasta el ingreso en la UE y OTAN.

La guerrilla: ese sí es un aporte peculiar al vocabulario militar internacional; la lucha popular de emboscados locales frente al invasor (franceses, liberales); la guerrilla se aproximó al bandolerismo rural que obligó a crear la Guardia Civil y a las nuevas figuras del terrorista: casos GRAPO, ETA, yihadistas.

Es indudable que las guerras civiles son un fracaso para un país, y España las ha tenido: tres guerras carlistas, la insurrección cantonal de la Iª República y la nefasta Guerra civil con la II República. Si bien en Casas viejas, Castilblanco, Arnedo, ya estalló la violencia prematura contra la joven República. El coronel Maciá proclamó en abril 1931 la República catalana en la Federación Ibérica, que duró 3 días.

En enero del 1932, en el Alto Llobregat, mineros y obreros textiles anarquistas, impacientes ante la Republica, se insurreccionan con su comunismo libertario en Fígols, Sallent, Berga, Suria, Cardona y Manresa.

Son 5 días subversivos: con quema de dinero, ejecuciones, y en balconadas municipales se declaran los principios de la CNT; el gobierno socialista reprime la rebelión que acaba con largas cordadas de presos; centenares de ellos serán deportados a África.

En Asturias -5/10/1934- se proclama por 14 días la Comuna; columnas moras y legionarias sofocan la rebelión socialista-anarquista. Franco y López Ochoa normalizan la situación. En paralelo, Companys proclamará la independencia el 6/10/1934: durará 10 horas, sofocada por el general Batet.

Ahora la tensión nacionalista (2012-2019) ha provocado cortes de carreteras, AVE, manifestaciones, huelgas y desobediencias municipales de algunos ayuntamientos que fueron carlistas y más tarde ya con la Revolución industrial, anarquistas; lugares donde el foco real del malestar obrero actual es la falta de actividad económica del despoblado Alto Llobregat.

Las algaradas -exótica palabra de origen árabe- podían referirse a las columnas que marchan al combate voluntarios, con sus excesos y saqueos a su paso. O también a los motines del pan, las ‘bullangas’ anticlericales o incluso en 1834 al motín por el temor irracional al agua envenenada. Historia. Hoy ya son desórdenes y alborotos de muchedumbres organizadas; antes serían las asonadas rebeldes de fin político espontáneo. Hay nuevas tácticas, con teóricos del desorden: Leclaux, Toni Negre…

Las hasta ahora disciplinadas manifestaciones nacionalistas pueden acabar en graves violencias urbanas, peligro que aumenta día a día. Recordemos otra secuencia de fechas en 1874 un militar Pavía da un golpe de estado contra el caos de la I República; otro militar Prim hará su pronunciamiento exitoso en 1866 y dejará su rey italiano; Primo de Rivera, militar con golpe de Estado, gobernará desde 1923-1930 y tras él la II República con la guerra civil de 1936-1939 ; que a otro militar Franco le valdrá para 40 años de dictadura personal. La transición del 1978 y un nuevo aviso el 23 de febrero del 1981 de un fallido golpe de estado. El 10/10/17, Puigdemont proclama la Independencia que durará 5 horas. Después llegarán el art.155 y las elecciones.

Si ahora tenemos el más largo período de gobierno civil y pacífico de nuestra historia, y siendo todo ello, muy excepcional ¿Vale la pena jugárselo a todo y nada?

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