Ellos se encaminan a “Can Palós” una masía restaurada del S. XVIII propiedad municipal de 6 ha con cerezos, robles, encinas y una viña de 800 cepas.
Los tres son prejubilados y con cargas familiares, así pues les toca ahorrar de lo superfluo y las vacaciones son una fuente de gastos que ninguno, se puede permitir. Por lo que deambulan por los alrededores montañosos de Sant Boi y sus gastadas sandalias son una seña de identidad grupal que les distingue de los bien equipados paseantes con los cuales se cruzan a menudo. Sant Boi es una ciudad pobre con una renta media inferior a la española y es la 2ª ciudad más pobre de la comarca. Ahora bien entre las 800 ha del “Parc Agrari” y sus zonas de bosque; el sin recursos puede aliviarse tanto como el deportista o el que camina por precepto médico porque S. Boi ya es una ciudad “plateada” por la abundancia de seniors con achaques entre sus habitantes. También siguiendo la moda general hay un aumento de la práctica deportiva, si bien los Polideportivos locales hace décadas que no son semigratuitos.
Nuestros esforzados excursionistas rebasan una costosa valla de obra con piedra y enrejados que por lo visto es propiedad de un árabe que por problemas se desentendió de un proyecto de tipo hotelero; un poco más lejos en zona boscosa uno de ellos el “Enterado”, recuerda a una mujer que trató de conseguir del Ayto. un permiso para crear un parque de “juegos de guerra”- Paintball o Airsoft- en un territorio acotado donde los adultos juegan a dispararse pintura o balines de plástico. Muy pronto aparece la masía restaurada, el“ Enterado” que ha tenido la idea de la visita, les informa de su historia, y que fue abandonada por los robos; aún así “Can Pubill” la masía vecina siempre se ha mantenido ocupada. Llegan y contemplan una casa nueva (2004) con restos de muros antiguos; en 305 m2 de terrazas hay las 800 cepas de garnacha, cariñena y samsó. El resultado se embotella y etiqueta con la marca “Can Palós 1700” y se obsequia a visitas y concejales. “Enterado” acaba la lectura y “Gruñón” que bebe agua de la fuente “Alba&Andrea” escupe y dice socarrón -¿Podéis decirme a cuánto resulta cada botella? “Silencioso” por fin habla y dispara –“Yo solo sé que en el Penedés están en huelga porque les pagan la uva a 30 céntimos el kilo, así que echad cuentas del precio de cada botella de “Can Palós 1700”; esto fue una moda que impulso el Alcalde Clos con sus viñas replantadas de Collserola atendidas por una cooperativa de minusválidos…su vino hace escupir”- y se vuelve a beber agua.
Los tres compañeros tienen cargas familiares que financian con sus esquilmadas pensiones -como muchos “seniors” sanboyanos-; “Silencioso” con una hija joven de 22 años con niña de 5 años, sin padre que sustente; “Gruñón” 2 hijos con empleos temporales y “Enterado” con una hija expatriada y otra que malvive como creativa “Freelancer”.
Mientras refunfuñan se ponen de pie y dan la vuelta a la finca municipal, ahora no son viñas, ¡diantre! son cerezales en terrazas valladas para frenar los jabalíes.
Tanto con la viña o los cerezos en su cosecha no participan como en Collserola las familias en una actividad recreativa, aquí la brigada municipal se ocupa. Como si de jardines se trataran.
Saben que si sus hijos o nietos ocuparan la casa para recrearse debería ser a a través de los “escultistas” o “scouts” un movimiento peculiar que no a todos gusta.
“Gruñón”, comenta ¿ Hay muchos negros o moros entre los escultistas?
“Enterado” más conciliador objeta –“Pues, muchas casas de colonias se están habilitando para los “Menas”, Castelldefels, Canet, Arenys, Mataró… de algo tienen que servir, ¿no? “
“Silencioso”, objeta ¿Insinúas que esta casa de hadas (35 camas) en una ciudad con ninis, delitos crecientes y desempleo juvenil, servirá de albergue para ellos?
“Enterado” puntualiza “Yo no lo sé, pero somos ciudad de acogida junto a otras diez ciudades catalanas”
Los otros dos protestan casi a la vez – “Oye, nosotros sin irnos de vacaciones y sabemos que hay 6 niños saharauis que si lo están dos meses y luego al desierto a añorarse y mi nieta en casa, mi hija también y los dos hijos de éste hace años que ni las sueñan, como tantos vecinos”
Siguen caminando y cambian de tema: uno fue bancario el “Enterado” otro fue tornero el “Gruñón” y el “Silencioso” transportista; todos coinciden que el enfoque actual de “Can Palós” es incompleto en una ciudad con déficit social propio y que sumarle nuevos costos puede molestar a la tensa solidaridad familiar que aún nos funciona en S. Boi.
Al llegar les informan en un bar de que una “segurata” del cuartel ha disparado contra un compañero de ronda. “Silencioso” exclama: ¡Conseguirán ya el cuartel de una puñetera vez! es tan costoso mantenerlo que hasta deben subcontratar la vigilancia cuartelera de los 100 mil m2.