E n enero o febrero nadie se esperaba lo que estaba por venir. Y es que la crisis del covid-19 no tiene precedentes y afecta a todos. Autónomos, pequeñas y medianas empresas están sufriendo más que nunca y ven peligrar su futuro.
¿Cómo luchar contra el cierre por las pérdidas? Un buen ejemplo del “o renovarse o morir” lo encontramos en la Granja Torres, productora y distribuidora del mítico pollo pota blava de El Prat.
La Granja Avícola Torres lleva más de 30 años dedicándose a la crianza y la venta del pota blava, la raza autóctona pratense. Antes de la pandemia del coronavirus, el 60% de su clientela era profesional, restaurantes, hoteles, etc, pero debido a las circunstancias actuales se han centrado en llegar a los clientes particulares. ¿Cómo? Llevándo su producto directamente de la granja a la puerta de casa.
Los gallos, gallinas y pollos pota blava son una institución, con reconocimiento europeo, ya que es la única raza española que ha recibido la indicación geográfica protegida (IGP). Esta peculiar raza, que le debe el nombre a sus patas de color azul pizarra, está supervisada por el Consell Regulador de la IGP que garantiza la calidad del producto, así como su procedencia. Gracias al trabajo incansable de Montse Torres y su equipo, la granja pratense no ha cesado en ningún momento su actividad y así ha podido reinventarse, estrenando una tienda virtual y haciendo servicio a domicilio.
Distribución más potente
El cierre de la restauración, su principal fuente de ingresos les ha afectado gravemente. Según nos cuenta el responsable de pedidos y atención al cliente, Juan Ponce, decidieron embarcarse en el proyecto actual de venta online “para conseguir una distribución más potente y ampliar la zona de comercialización del pota blava, intentando traspasar las fronteras del Baix Llobregat”. “Por suerte hemos podido seguir trabajando y nos hemos esforzado para no quedarnos parados” afirma Ponce. Y la apuesta ha sido todo un éxito. Granja Torres ha conseguido suplir la facturación de ventas profesionales (restaurantes y hostelería) con las ventas a clientes particulares que han comprado online.
Parte del éxito también se debe a la colaboración de la granja con la Asociación de Gastronomía y Turismo del Baix Llobregat que les ha proporcionado su servicio para hacer difusión en redes sociales. Tal y como nos relataban desde la granja, una persona de la asociación ha colaborado estrechamente con ellos para planificar y lanzar las campañas de márketing en las plataformas Facebook, Instagram y Youtube.
Como todos los pequeños negocios, la granja mira con miedo al futuro. Ponce y el equipo están convencidos de que “la inestabilidad social que hay ahora mismo no nos permite tomar ese empuje que necesitamos”. Por eso una de los retos de la Granja Torres es poder crear una base sólida de clientes particulares que compren online, apostando fuertemente por el proyecto actual que tienen.
Y sus ideas expansivas parece que no tienen freno pues barajan llegar a distribuir potes blaves por toda la península. ¿Cómo? Con campañas de concienciación y promoción para “desestacionalizar” su producto y que el incomparable pollo pota blava de El Prat sea un alimento que se consuma todo el año, no solo en Navidad. III