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Port Ginesta: Un puerto en El País de Nunca Jamás
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Port Ginesta: Un puerto en El País de Nunca Jamás

viernes 09 de abril de 2021, 08:00h
La ubicación de Port Ginesta, contiguo a Castelldefels pero adscrito a Sitges, lo convierte en el gran damnificado por los confinamientos municipales y comarcales de la pandemia. Las restricciones han provocado que los restaurantes hayan llegado a atender una única mesa en todo un día.

Hay enclaves que son más una piedra en el zapato territorial que otra cosa. Como Port Ginesta, un puerto deportivo que pertenece al término municipal de Sitges (Garraf) pero con la puerta de entrada, la clientela y el ambulatorio en Castelldefels.Si vivir entre dos tierras, o entre dos aguas, como un ignoto País de Nunca Jamás, siempre ha sido un lastre para la velocidad de crucero de los muelles y del núcleo de les Botigues de Sitges, el asedio del covid-19 ha convertido la hostelería del embarcadero en un pozo sin fondo al que nadie tiene en cuenta, ni para poner un excepcional asterisco o una nota a pie de página ya sea en una ley o una decisión pandémica sanitaria, que compense los agravios comparativos.

El confinamiento domiciliario fue duro para los tinglados del puerto –en su mayoría restaurantes y locales de ocio nocturno-, pero la desescalada fue una injusticia, por discriminatoria. La apertura gradual de la restauración en mayo de 2020 se basó en la división sanitaria no en la territorial (como ocurre ahora). Así que, como Port Ginesta está en la jurisdicción del CAP de Castelldefels (Baix Llobregat), sus locales no levantaron la persiana hasta una semana después que los del Garraf, su comarca natural.

Pero el gran drama estaba por venir. Durante los confinamientos municipales, solo podían acudir a los restaurantes del pantalán los residentes en Sitges, que evidentemente no iban porque el casco urbano dispone de su propio puerto (Aiguadolç), mientras que, para llegar a Port Ginesta, hay que desplazarse por la sinuosa carretera de las Costas del Garraf (C-31) o por los carísimos túneles de la C-32. “Nuestros clientes son sobre todo de Castelldefels y del Área Metropolitana de Barcelona, así que no han podido venir durante meses (hasta el paréntesis de la Semana Santa)”, lamenta Esteban López-Vivie Palencia, responsable del restaurante Abrasa de Port Ginesta. Y con el confinamiento comarcal, más de lo mismo: nadie del Garraf ni del Baix Llobregat en las mesas.

López-Vivie recuerda con angustia el récord negativo del cierre municipal: “Atendimos solamente una mesa en todo el día”. y en los tiempos del take away, la caja se desplomó hasta unos lamentables “200 euros diarios”, añade. El cierre autonómico de Semana Santa ha dado algo de oxigeno a Port Ginesta, pero el retorno de los confinamientos comarcales le pone la soga al cuello. Ahora que el sol, “el mejor cliente” de los chiringuitos del puerto contiguo a Castelldefels, como lo describe el propietario del Abrasa inicia su reinado, son las sombras las que se ciernen sobre el horizonte de las terrazas con vistas al mar.

‘Cerrojazo’ y verano
El confinamiento comarcal es una vuelta atrás que no garantiza que Port Ginesta -ni el sector de la restauración en general- puede abrir con normalidad en verano, su temporada alta. El toque de queda a las 22.00 horas y el veto a las cenas tampoco ayuda. Por eso, Esteban López-Vivie Palencia, dueño del restaurante Abrasa, propone un nuevo cerrojazo domiciliario generalizado “que garantice que en verano se podrá trabajar con las mínimas limitaciones” y sacudirse la ruina. “Seguir abriendo a la pata coja pone en peligro la temporada estival”, vaticina López-Vivie.
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