El encarecimiento del combustible, abonos, semillas y la pertinaz sequía han provocado una subida de gastos generales, reduciendo el escaso beneficio del sector agrario. Aunque el precio final del pan ya nos ha subido más de un 10%. Eso era antes de la guerra de Ucrania (que es la principal exportadora de granos) por ello habrá nuevas subidas pronto.
El último motín del pan fue en 1856; si bien en Túnez y otros países han provocado, hasta cambios de presidentes.
En nuestro “Parc Agrari” hallamos a Arnau Vidal de 27 años, agricultor a plena dedicación de la rama agrícola, de una empresa familiar de obras públicas; él emplea a 8 trabajadores y cultiva una superficie de más de 120 ha de tierras, muchas en arriendo. Hoy repasa en su “Base” el parque de maquinaria agrícola del que dispone.
En buena parte de la superficie, cultiva cebada para forrajes del ganado, aparte de los cultivos de huerta tradicionales en la zona.
Al exponerle la subida de la Tn de cebada en Lonja a 295 euros, se muestra reservado porque su producción extensiva no alcanza un gran rendimiento/ha, así pues, aun repercutiendo el alza de costes y el PAC no cree alcanzar una gran mejoría.
Su clientela es de proximidad y al igual que en otras zonas de España, el cereal es el paliativo para evitar el abandono agrario. El payés busca alternativas que le eviten la tiranía de los grandes intermediarios de la cadena alimentaria. Se ha experimentado con el “cáñamo” pero el vacío legal existente, que no otra cosa, dificulta el enfoque industrial del tema. El PNV ha iniciado un proceso de legalización del “cannabis médico” con un cierto consenso inicial que podría despejar en breve el tema. El minifundio, cree firmemente Arnau, secretario de la Cooperativa santboiana y el más joven cultivador del “Parc Agrari”, no tiene sentido, menos aún las ONG que tratan vía subvenciones, de paliar sus fracasos. Queda ahora como solución –el latifundio- grandes superficies para facilitar el trabajo del agricultor y obtener mayores rendimientos a escala. Esta vía sin demagogias, es la que recomiendan todos, desde la Patronal agraria a la ASAJA y UP. También es necesario un mayor tamaño de las Cooperativas existentes para abordar las crecientes dificultades.
Se cita la buena fortuna del grupo familiar Atmaller en su progresiva expansión en nuestra zona y su cuidado del producto final con personal motivado.
En esta línea se remarca que la hostelería y restauración gastronómica son clientelas de gran futuro inmediato. El abandono por venta y expropiaciones de muchos grandes propietarios de la zona, se ha traducido en una nociva fragmentación por parte de los antiguos arrendatarios y la dispersión de la propiedad que dificulta la concentración parcelaria, un gran tema abandonado que con la ley de “Espais Agraris”, podría facilitarse. La caza o su eufemismo “control cinegético”, sigue siendo necesaria en el “Parc Agrari”, ya conocido el dato de la triplicación de jabalíes y el aumento de torcaces y cacatúas. El debate sobre la zona ZEPA se contesta solo, su aprobación empeoraría la actual situación, en muchos sentidos. Arnau, no pierde el ánimo, al comentarme que deben ser del orden de 5 jóvenes agricultores, en todo el Parc; así a 10 años vista, el relevo generacional peligra; aunque él ha sido un joven padre en pleno Covid. La brevedad se agradece en el campo y Arnau se despide y va al establo donde guarda sus caballos que comen su buen forraje. Las lluvias ayudarían a todos los cultivos, estamos en prealerta de sequía aún.
Si (
No(
