La Xarxa se puso en marcha a raíz de la pandemia, momento en que se decidió crear esta entidad formada por voluntarios y asociaciones que llevan a cabo de manera conjunta acciones solidarias para ayudar a las personas que lo necesitan.
De esta manera nacieron iniciativas como las Ubuntu, muñecas solidarias confeccionadas por voluntarios que se venden en las tiendas y cuyo beneficio se destina a la compra de productos frescos para la población más vulnerable y con menos recursos.
A la cabeza de este gran proyecto se encuentran, entre otras personas, Paqui Capellades, regidora de Participación y Convivencia, Yolanda Martín, jefa de Participación y Convivencia y Marisé Mancebo, técnica y coordinadora de Sant Vicenç en Xarxa.
Pioneros en la recogida de alimentos para Ucrania
Inmediatamente después del estallido del conflicto entre Rusia y Ucrania hubo una concentración en el pueblo vicentino y se llevaron a cabo varias iniciativas en redes sociales en las que se pretendía ayudar con el envío de material al país.
La red comunitaria no dudó ni un segundo y se puso manos a la obra, poniéndose en contacto con estos voluntarios y entidades con el objetivo de unir fuerzas para poder dar respuesta a la ayuda que el Consulado de Ucrania solicitaba.
La rápida reacción por parte del ayuntamiento, posibilitó una conexión directa con el consulado, que enviaba diariamente a una de sus trabajadoras a Sant Vicenç dels Horts para ayudar a establecer un protocolo de actuación. “El consulado se bloqueó y tuvimos la suerte, dentro de la desgracia, de tener ese contacto directo. Una trabajadora del propio consulado venía cada día al pueblo y nos iba informando acerca de las necesidades diarias de material que tenía el país. Llegó un momento en el que ya no necesitaban más ropa, lo que realmente necesitaban era material hospitalario, para poder atender a todos los heridos del conflicto. Si no hubiéramos tenido ese contacto, no hubiéramos podido ayudar de manera tan eficaz”, nos cuenta Paqui Capellades, regidora de Participación y Convivencia del ayuntamiento vicentino.
Paralelamente a este contacto con el consulado, Djerelo, una asociación ucraniana ubicada en Barcelona, se puso en contacto con el alcalde del municipio, el cual decidió establecer un total de cuatro puntos de recogida de material oficiales: La Fonería, la Plaça de la Vila, Can Comamala y el Molí dels Frares. Finalmente, se estableció un punto más de recogida, el supermercado Mercadona situado en la población, que fue todo un éxito y que funcionaba ininterrumpidamente en horario comercial.
Un total de 25.000 kg de ayuda humanitaria partió hacia diversos puntos del país ucraniano, en furgonetas conducidas por transportistas ucranianos que no dudaron en prestar sus servicios de manera desinteresada después de perder su empleo.
Las dependencias municipales fueron, durante un lapso de aproximadamente dos semanas, un constante ir y venir de voluntarios, furgonetas y cajas repletas de material, que los voluntarios clasificaban de manera impecable gracias a la coordinación de la red comunitaria. “La reacción de los voluntarios del pueblo fue espectacular, desde el primer momento estuvieron dispuestos a ayudar. Tanto voluntarios a título individual como entidades vecinales, deportivas o AMPAS me escribían constantemente para ofrecerse a colaborar en la causa, sin ellos todo esto no hubiera sido posible”, comenta Marisé Mancebo, técnica de Sant Vicenç En Xarxa.
Cada día, e incluso en varias ocasiones en el mismo día, salían de Sant Vicenç furgonetas cargadas de material que llegaba directamente a lugares estratégicos: el material médico era distribuido a los hospitales. La ropa, el alimento y el material infantil, entre otros, era enviado a los puntos de la ciudad donde era más necesaria su distribución.
La unión del Baix Llobregat
Esta rápida reacción, no pasó desapercibida para otros municipios del Baix Llobregat, que no dudaron en ponerse en contacto para informarse sobre los protocolos que debían seguir para ayudar. “Fue una reacción en cadena, cuando se enteraron que en Sant Vicenç dels Horts nos estábamos ya movilizando, algunos ayuntamientos del Baix Llobregat empezaron a llamar para que les ayudásemos a establecer el protocolo de planificación y envío de material a Ucrania. Al final todos nos coordinábamos y cuando algún ayuntamiento se enteraba de alguna necesidad no cubierta, lo comunicábamos entre nosotros”, nos cuenta Marisé Mancebo.
Yolanda Martín hace hincapié en la gran calidad humana de los ciudadanos de la comarca: “Lo que sí podemos destacar es que la comarca del Baix Llobregat es muy solidaria, se ha volcado totalmente con la causa y esto lo hemos podido ver gracias a la coordinación de todas las poblaciones que se han puesto en contacto con nosotros para trabajar en equipo”.
Municipios como Molins de Rei, Abrera, Esparreguera, Torrelles de Llobregat y entidades particulares de Cervelló y Sant Just Desvern coordinaron esfuerzos con el municipio vicentino, que les ayudó a coordinar la logística del envío de material.
Vías de apoyo para refugiados
En cuanto a la acogida de refugiados ucranianos, Sant Vicenç dels Horts no cuenta con vivienda social, por lo que no pueden ofrecer directamente una vivienda a los refugiados ucranianos que llegan al municipio. Sin embargo, La Xarxa se ha volcado en facilitar todo el recorrido, en la medida de lo posible, a estas personas que han sido acogidas de manera permanente por alguna familia del pueblo. “Nosotros recibimos a personas o familias enteras que han sido acogidas por alguna familia del pueblo. Les apoyamos en el proceso de inscripción. En el caso de que no tengan familiares aquí o no tengan una familia de acogida, estas personas son derivadas a la Cruz Roja para que les puedan prestar los servicios que necesiten. La Dirección de Migraciones, Refugio y Antiracismo de la Generalitat de Catalunya aconseja que se siga el circuito marcado por la Cruz Roja, entidad que facilitará todo lo necesario para el empadronamiento y la tramitación como personas refugiadas”, nos explica Yolanda Martín.
Asimismo, La Xarxa promueve las donaciones al Fons Catala de Cooperació al Desenvolupament, que pone a disposición de la ciudadanía y de las entidades dos números de cuenta donde poder hacer aportaciones económicas tanto públicas como privadas. De esta manera se asegura que las donaciones lleguen de manera directa a organizaciones especializadas que se encargan de dar soporte a las personas que huyen de la guerra.
Recientemente la entidad vicentina ha puesto en marcha la creación de un grupo de apoyo emocional para las personas directamente afectadas por el conflicto: ciudadanos cuyos familiares se encuentren en Ucrania, refugiados recién llegados al municipio o que tengan algún tipo de vínculo emocional.
Marisé Mancebo insiste en que, una vez más, las entidades se han volcado con la causa “nos pusimos en contacto con profesionales y entidades del mundo de la psicología que estaban completamente dispuestos a prestar su ayuda y sus espacios para llevar a cabo estos grupos de apoyo”.
Paqui Capellades, regidora de Participación y Convivencia del Ayuntamiento de Sant Vicenç, lo tiene claro “la Xarxa siempre está preparada para activarse cuando sea necesario. Ojalá no tuviésemos que vivir más estas situaciones, pero yo me siento muy orgullosa de ser vicentina y de formar parte de esta iniciativa. Ha habido días que hemos caminado entre cajas en el ayuntamiento y no nos hemos ido hasta que todas las cajas iban rumbo a su destinación. El Baix Llobregat es una comarca muy solidaria y lo ha demostrado. Los municipios nos hemos unido para coordinar nuestros esfuerzos y ayudar en lo que fuera necesario y eso es lo más gratificante”.
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