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Los momentos decisivos
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Los momentos decisivos

Por Lluis M Estruch
sábado 08 de octubre de 2022, 09:00h

Cuando sobre el 26 de diciembre-2021, Avanza, una compañía mexicana, consiguió, tras un disputado concurso, hacerse con las líneas de autobuses del Baix Llobregat por 250 M de euros, por seis años prorrogables, con un tope de 500 M; reventó precios, un 16% del tope máximo, según expertos y la competencia rival, era tal vez ¿una oferta temeraria?.

Avanza era ya la segunda empresa en líneas de autobús en España y en Méxic,; en su inmenso país de origen, tiene una alta accidentabilidad.

A partir de aquel momento, las incidencias y mal servicio abundaron, los chóferes recibían las iras del público descontento, y explicaban las miserias del material rodante y mal mantenimiento de los vehículos; el aumento de frecuencias no se producía, pero sí los retrasos y la acumulación de pasajeros en interiores descuidados y sucios. Eran frecuentes las averías circulando y los reclamos a la Base o hasta la Guardia Urbana en pos de auxilio y asistencia. El anecdotario de retrasos e incumplimientos arrastraba descuentos salariales y hasta despidos por los fallos del servicio de buses. Gavá, VIladecans, Castelldefels, son ciudades con malas comunicaciones y servicios de transporte públicos, al igual que Sant Boi -son ciudades dormitorio-, que mueven a millones de viajeros para cumplir sus obligaciones laborales.

El malhumor e ira contenida se desbordaba en manifestaciones ciudadanas en agosto, con una marcha de 400 personas bajo el sol de Gavá a Viladecans, muy cerca en las cocheras y donde una cincuentena de buses, esperaban ser reparados o desechados porque la sustitución por nuevos vehículos era una adivinanza. ¿Llegarían a tiempo? Porque, aún siendo nuevos, era preciso rodarlos y acondicionarlos.

Poco tiempo después, la UTE Monbus-Julià se hacía, entre otras líneas con la de BCN-Sant Boi, objeto de reclamación ante la ACO (Competencia). Tras 10 meses de deliberaciones, la ACO fallaba a favor de la UTE-Monbus-Julià, la cual iniciaba un servicio pletórico de incidencias.

Las inobservancias del servicio, llegaban a los Plenos de Gavá y Viladecans, donde Myriam Mosset y el diputado Albert investigaban las irregularidades del transporte de viajeros. A su vez, los ediles socialistas se turnaban en notas de prensa y con fotos de los escasos vehículos de repuesto. El responsable político del tema en la AMB era el hoy edil, antes alcalde, Antonio Poveda. Otro momento decisivo, -el poder tecno-político de la AMB izquierdosa- había barrido del mapa a todas las concesionarias locales, en una etapa de especial “calentamiento catalanista”. Una empresa de Lugo, Monbus, y otra de México se habían impuesto. Y dadas sus temerarias ofertas, habían racaneado en el cumplimiento contractual.

La izquierda no había ponderado el arraigo y experiencia de las empresas catalanas, había buscado el mejor precio y punto.

No hace mucho, el ingeniero-jefe Bigas de la AMB, habló -de lo que es normal en estos casos-, de penalizar los fallos y retrasos de las Cías. concesionarias, tema previsto en cualquier contrato público y que hasta ahora no se aplicaba.

Recientes protestas laborales ante las puertas de los ayuntamientos afectados están añadiendo más leña al fuego. Sin embargo, tras reseñar momentos decisivos de estas concesiones, me gustaría, como al fotógrafo Cartier-Bresson, haber captado el instante decisivo en el que tras todas las investigaciones y diligencias con transparencia total, los mandos de la AMB decidieron firmar el contrato con dos compañías sobre las que existía abundante información sobre sus prestaciones de servicio, aunque fuera en México, Zaragoza, Granada o Galicia.

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