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Bossa: “El premio al final de la paciencia con el soterramiento es una nueva ciudad”
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Bossa: “El premio al final de la paciencia con el soterramiento es una nueva ciudad”

viernes 07 de octubre de 2022, 11:45h

Oriol Bossa i Pradas, nacido en Barcelona, (1980), aunque vecino de Sant Feliu de Llobregat desde los 6 años, es desde el pasado 11 de junio el alcade de la capital del Baix Llobregat. Militante de ERC desde 2003, Bossa entró en el Ayuntamiento de Sant Feliu en 2015, pero estuvo en la oposición.

Desde las elecciones locales de 2019, formaba parte del gobierno municipal como concejal de Servicios Generales, Hacienda y Participación. Merced al pacto de gobierno con Sant Feliu En Comú Podem será el primer edil de la ciudad hasta final de la legislatura, relevando a Lídia Muñoz.

¿Cómo se lleva eso de ser nombrado alcalde cuando solo queda un año para las próximas elecciones municipales?

Es un reto.

Los ciudadanos, ¿van a notar el cambio?

Cambia la figura del alcalde, pero el gobierno municipal es idéntico. Por lo tanto, los objetivos del mandato siguen siendo los mismos y todo va a seguir al ritmo previsto. Cambia la persona. Nada más.

Lo que sí que empieza a notarse es el el soterramiento de las vías de Renfe a su paso por la ciudad. Está media ciudad patas arriba. ¿Cómo van las obras?

Sí. Tenemos la trama urbana por donde circula el tren en obras. El soterramiento es una de las obras más importantes que ha visto la ciudad en toda su historia y eso quiere decir muchas molestias, mucho ruido y mucho polvo y problemas de movilidad. Pero estamos dentro del calendario previsto.

¿Cuál es la foto actual?

Ahora empieza la parte más dura, que es la supresión del paso a nivel. Es el momento en que va a haber una mayor afectación en el centro de la ciudad.

¿Cuándo deberían acabar?

Son cuatro años. Llevamos uno. Como decía, quedan los tres años peores, por su afectación a la movilidad. Los más duros.

¿Los vecinos están concienciados de que les esperan tres años duros, de molestias?

La gente está muy concienciada. Hay quejas, sí. Pero la ciudadanía lleva 40 años reivindicando una obra como esta y sabe que hay que tener paciencia porque lo bueno llegará cuando se acabe. Es una obra incómoda, pero el premio final es una nueva ciudad.

Una nueva ciudad en la que el espacio liberado por las vías de Renfe será ocupado por la prolongación del Trambaix. ¿La ciudadanía entiende eso de esperar 40 años para que quiten las vías y que justo cuando se recupere el espacio se vuelven a poner otras?

En Sant Feliu, hay personas que utilizan este argumento, pero son muy pocas. La mayoría de la gente ha entendido perfectamente que no es lo mismo un tren de Rodalies que un tranvía, que tiene otra permeabilidad, que no es una barrera. Hay muchísimos ejemplos de ciudades que conviven con el tranvía: Barcelona, Sevilla o Bilbao. También en Europa. No tiene nada que ver una cosa con la otra.

¿Es más lo que se gana con el tranvía que lo que se pierde?

Sin duda. El Trambaix ayudará a que se urbanice la nueva avenida que liberará el soterramiento. El tranvía es un transporte eficiente, no contaminante, accesible, rápido, prácticamente no hace ruido. Atravesará la ciudad y será un medio de transporte que servirá tanto para moverse por Sant Feliu como para ir de Sant Feliu a Esplugues y Barcelona, primero; en un futuro no muy lejano a Molins de Rei, y a más largo plazo a otras ciudades de la comarca del otro lado del río.

¿El tranvía es el gran cambio?

No. El cambio del soterramiento no es solo el tranvía, es que suprime una herida que dividía Sant Feliu. Se va a coser una ciudad que ha estado partida en dos mitades y las calles de un lado y el otro de las vías estarán conectadas urbanísticamente. El soterramiento también significa crear una nueva centralidad, una nueva avenida con usos comerciales, con viviendas, con equipamientos… Y con el Trambaix haciendo de conector. Cuando esté la obra, a Sant Feliu se le van a abrir muchas oportunidades.

Y alguien se apuntará el mérito...

Nadie se puede atribuir la paternidad. El soterramiento es un proyecto de ciudad, es el trabajo de muchos años picando piedra y de muchos gobiernos, alcaldes y concejales diferentes. Es cierto que el sprint final fue en el mandato anterior y que en este han empezado las obras. Pero es mérito de todos, empezando por el primer alcalde, Francesc Baltasar. Pero hay un partido que se ha intentado apropiar del proyecto como si fuera cosa de su grupo en Madrid cuando, en realidad, fue otro partido el que lo aprobó.

¿El próximo alcalde será el que lo inaugure?

La obra ferroviaria se acabará en el próximo mandato, en 2025. Pero en ese momento empezará la urbanización del proyecto ganador del concurso de ideas. Así que quedan ocho años. Dos mandatos más.

Entonces, ¿se gobierna a ocho años vista?

No. Hay tres agendas que conviven a la vez: la del día a día (la limpieza, la seguridad), la agenda post-pandemia (con las oportunidades para transformar la ciudad que brindan los fondos Next Generation) y el soterramiento.

¿Y cómo será el Sant Feliu de dentro de ocho años o cómo querría su alclade que fuera?

Ambiciono que Sant Feliu se convierta en un polo de atracción de la nueva industria, de las nuevas tecnologías, del sector audiovisual, de la economía naranja… Y que se generen oportunidades para los emprendedores.

¿Qué le falta a la ciudad?

Sant Feliu tiene una gran calidad de vida, está bien conectada con las infraestructuras y con los polos económicos de Barcelona y de la comarca. Pero en lo que hay que hacer un esfuerzo ahora es en mejorar en temas de civismo, que han empeorado con la pandemia y que tienen muchos costes municipales asociados.

¿Qué está pasando?

Hay muchas quejas por ruidos, por falta de limpieza, por faltas de respeto a los demás. La forma como muchos jóvenes viven la noche no se ha visto nunca antes.

¿Será la prioridad en este año de mandato?

Sí. Mi objetivo es estar en todas partes, hablar con todo el mundo, conocer los problemas de la ciudad e intentar buscarles solución. Que nadie pueda decirme al final del mandato que no ha tenido a su alcalde cerca.

¿Eso significa que volverá a presentarse en las municipales del año que viene?
Sí, volveré a presentarme. Y saldremos a ganar.

Pero en 2019, ERC fue la tercera fuerza...

Quedamos terceros, pero a 50 votos del segundo y menos de 300 del primero. Prácticamente fue un triple empate, con diferencias mínimas, muy ajustadas si se tiene en cuenta el censo de la ciudad.

Y si se repite el resultado, ¿volvería a haber pacto con los comunes?

Todos los escenarios están abiertos, pero es factible que se reproduzca el de la pasada legislatura. Si el resultado se repite, hay base para intentar repetir el pacto.

¿Por qué?

Porque el gobierno funciona. Los diez miembros del equipo nos entendemos y no ha habido discrepancias importantes entre los dos partidos por mucho que algunos intenten hacer discursivamente otro relato. Y lo más importante: porque la ciudadanía lo respalda.

¿Cuál es el balance de los tres primeros años de gobierno?
Bossa responde que, según una encuesta encargada por el ayuntamiento y publicada recientemente, “el actual gobierno municipal de Sant Feliu es el que saca mejor nota desde que se empezaron a hacer este tipo de informes en el 2004. Por lo tanto, la ciudadanía nos evalúa muy positivamente. No cabe duda de que es un gobierno al que le ha tocado vivir una situación tan complicada como gestionar una pandemia, algo para lo que no estábamos preparados. Además, tenemos el hándicap de gestionar algo tan complejo como el soterramiento de las vías de Renfe, con obras por toda la ciudad. Este está siendo un mandato extraordinario, pero ens hem sortit! Ahora queda culminar el plan de mandato, al que hay que sumar los proyectos financiados por los fondos europeos Next Generation que no estaban previstos inicialmente. Son una docena que se han de materializar y que debemos culminar”.
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