En la actualidad los combustibles fósiles son indispensables para desarrollarse y prosperar a largo plazo, de manera que los países no desarrollados no quieren renunciar a la posibilidad de recurrir a los combustibles fósiles para desarrollar sus economías, con la finalidad de mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos, salvo que los países ricos les compensen económicamente para que puedan vivir de dichas transferencias. No obstante, los países ricos no están dispuestos a asumir los costes gigantescos que representan dichas transferencias.
En la cumbre se han puesto de manifiesto compromisos muy genéricos para evitar que las temperaturas globales se incrementen en más de 1’5 ºC en las próximas décadas, evitando que se disparen las emisiones de C02 sin una agenda de transición energética creíble que permita anticipar que se van a controlar dichas emisiones, y con ello el incremento de las temperaturas globales. Y si los países pobres no controlan sus emisiones de C02 a medio y largo plazo no va a haber forma de evitar que las emisiones globales disminuyan.
En el año 2021 el mundo emitió más toneladas de C02 que en toda su historia, superando al año 2020, cuando se produjo un retroceso por el confinamiento y las suspensiones de actividad, pero superando al año 2019.
Este incremento global de las emisiones se produjo principalmente en China, que emite anualmente más que EEUU, la Union Europea y Japón conjuntamente. El problema además es de India que si se pretende desarrollar, disparará sus emisiones al nivel de China, además del continente africano.Habría que compensar a los países en vías de desarrollo, en cuanto a la disminución de prosperidad que supondría que renunciaran a los combustibles fósiles, antes de que otras tecnologías permitan un igual desarrollo al que hoy ofrecen dichos combustibles.
No obstante, se ha mejorado en eficiencia energética y eso ofrece esperanza. Mientras la tecnología permite que los países desarrollados aprobemos normativas que asfixian nuestro potencial de crecimiento, con la esperanza de que el resto del mundo va a cumplir con unos objetivos de reducción de emisiones de C02 que no van a cumplir mientras la tecnología no cambie, porque cumplirlos implicaría renunciar al desarrollo de sus economías.