Marc Cardelús (Barcelona, 1998), arquitecto y empresario afincado en Castelldefels, recogió este pasado mes de agosto en Washington el prestigioso premio de comunicación política Napolitans, en la categoría de mejor tecnología, por el trabajo realizado por su joven empresa KRDLUS. Su éxito radica en la innovación de sus vídeos 3D, que muestran las propuestas de los candidatos de forma visual y precisa.
No es fácil hacer campañas políticas en un tiempo caracterizado por el escepticismo general hacia la política, por eso Cardelús aboga por el acercamiento de los políticos a la vida cotidiana, a los problemas reales, lejos de las siglas y el ataque. No es fácil ganarse la confianza de la gente pero, a juzgar por sus resultados en las últimas elecciones municipales en Badalona, Castelldefels o Granollers, parece que en KRDLUS han dado con la fórmula para ello.
Enhorabuena por ese premio Napolitans, ¿esperado?
La verdad que no. Es un premio muy prestigioso, Iniciamos el proyecto hace solo doce meses y, aunque estábamos nominados, que finalmente recibiéramos el premio en la gala fue una sorpresa. Ha sido un gran reconocimiento por todo el trabajo hecho y gracias a esto hemos logrado darnos a conocer fuera de España.
¿Cómo empieza este proyecto?
Yo estudié arquitectura y durante la carrera me interesé mucho por el mundo de los videos en 3D. Pero cuando acabé me di cuenta de que era un mercado muy saturado. Entonces decidí buscar un área donde aplicar estos conocimientos y esta tecnología en la que no se hubiesen aplicado antes. Ahí detecte en la política una necesidad de profesionalizarla con este tipo de servicio. Nosotros no hemos creado ni el 3D ni el marketing político pero sí hemos sido los primeros en aplicar tecnología 3D a la política. A veces la innovación no está en crear algo que a nadie se le había ocurrido sino únicamente en aplicar cosas que ya existían a nuevos sectores que no lo estén usando. Cuando a un cliente le demuestras que puede ganar más dinero o tener más éxito te compra el producto. Cuando consigues esa confianza y ese producto que te consigue dar esa ventaja, ya tienes mucho ganado.
Siendo un proyecto tan joven, ¿cómo conseguís que los políticos confíen en vosotros?
Cuando se empieza un proyecto, lo que más cuesta es hacer clientes. En mi caso, yo empecé solo, entonces los primeros contactos eran personas o políticos con los que había podido coincidir. En el caso del alcalde de Castelldefels (Manu Reyes, PP) cogí la campaña de 2019 y le hice un vídeo de esas propuestas sin que lo supiesen. Poniéndole el producto al cliente delante suyo es cuando ve el resultado final y los beneficios y dice “sí, lo quiero”. Pero, obviamente, hacer esto con todos los clientes es imposible, tardarías mucho en crecer.
Con los siguientes clientes, una de las estrategias ha sido a través de acuerdos comerciales con agencias de comunicación o consultores políticos que se lo han ofrecido a ellos. Y, la tercera pata sería son los clientes que te van trayendo a nuevos. Dentro de un partido interesa que a todos les vaya bien y eso te abre puertas. Cuando llegamos a Huelva, por ejemplo, empezamos con un político del PSOE y a los dos meses ya teníamos diez.
¿En qué consiste el proceso de creación de una campaña?
En las campañas generales es muy posible que la gente se guíe más por si el partido es de derechas o de izquierdas, pero en las campañas municipales, la gente valora mucho las propuestas del partido y lo que gana más protagonismo es la persona que se presenta y qué nivel de conocimiento tiene sobre la ciudad. Las propuestas e ideas que hace un candidato tienen que venir precedidas de un problema social que exista, entonces hay que detectar qué es lo que le falta a la gente, hay que hacer una radiografía del municipio para detectar cuales son los problemas. El segundo paso es dar solución a esos problemas. Y ahí es donde interviene el programa electoral. Y el tercer paso es la venta. Tal vez resulte feo decirlo, pero una campaña electoral no deja de ser vender un producto, un político se tiene que vender a sí mismo y sus propuestas. Ahí entra una maquinaria de lo que serían estrategias de marketing político y de comunicación que tienen que potenciar al candidato y sus propuestas para llevarlo a la alcaldía del municipio. Hay muchísimos factores que hacen que el mensaje llegue o no llegue a la gente. Es imposible establecer una elección para todos, lo único que valen son recetas personalizadas.
¿Qué es más importante: el contenido o la forma?
Si nos fijásemos únicamente en lo que es el beneficio del ciudadano y de la ciudad: es más importante el contenido, la propuesta, un candidato bien preparado. Si nos fijamos únicamente en el objetivo de llegar a la alcaldía, en ese caso es más importante la forma, porque a veces con cuatro tonterías muy bien vendidas o incluso una campaña de ataque (que no lo recomiendo) y dos o tres propuestas muy simples pero muy bien vendidas puedes ganar las elecciones. Las propuestas y el fondo son importantes pero a veces el marketing les gana. Lo ideal es buscar un equilibrio.
¿Es difícil hacer una campaña política para un partido con el que no estés nada de acuerdo ideológicamente?
La ideología nos da igual. Cada persona que trabaja conmigo tiene su ideología pero en términos profesionales somos completamente independientes y nos ceñimos únicamente al encargo de nuestro cliente, sea del partido que sea porque para eso nos contratan, si no esto no sería serio. En España, en general, los asesores son gente muy vinculada al partido, pero eso es un error. Deben entrar más profesionales en la política y no tantos políticos profesionales. Al final lo que se necesita es una visión totalmente objetiva y si las personas que ayudan siempre están vinculadas a tu partido su opinión está condicionada. Nosotros nos basamos en estrategias de comunicación, no en argumentos ideológicos o sociales.
Si ayudáis a un candidato y luego no cumple lo que dice, ¿os sentiríais responsables en cierta manera?
Realmente no. Nos ceñimos a ofrecer unos servicios durante la campaña. De lo que hagan después no nos podemos responsabilizar aunque nos pueda saber mal como personas.
A nivel comunicativo, hemos pasado de leer a ver imágenes, ¿qué es lo siguiente?
Nos quedamos con el 20% de lo que leemos pero mucho más de lo que vemos. Nuestro cerebro retiene la imagen y de eso las campañas ya se han dado cuenta. El siguiente paso será probablemente la inteligencia artificial, que va a seguir avanzando. De hecho, ya existen máquinas capaces de predecir cómo responde el cerebro humano ante una imagen, dónde vas a mirar primero y así señala dónde se debe colocar el mensaje. Otra herramienta es segmentar a la población de forma que podamos saber la necesidad o el problema de un barrio concreto. Si lo detectas, puedes lanzar ese mensaje justo en ese punto.
¿Cómo llegáis a la gente siendo tan heterogénea la población? ¿Hay algo que funcione para todo el mundo?
Uno de los consejos que damos cuando se elabora el programa electoral es que se piense a qué tipo de elector va dirigido el mensaje. En las campañas hay que buscar al votante potencial, el que va a estar más de acuerdo con tu mensaje. Una vez lo identificas, empiezas a mandarle ese mensaje para que ese grupo te lo compre, mejor si los mensajes que se alejan de la ideología. Esa es la clave. Por ejemplo, en Badalona, en los barrios del centro, que son potencialmente independentistas, ha ganado el PP porque el mensaje que se ha conseguido lanzar ha sido de candidato y de propuesta de ciudad, alejado de la ideología, y se ha potenciado lo que se quiere hacer para mejorar la vida de los ciudadanos.
¿Hay alguna campaña que admires, con independencia de su ideología?
Yo creo que la primera victoria de Juanma Moreno (PP) en Andalucía fue una gran campaña, porque consiguió ganar en una comunidad autónoma que llevaba 40 años de gobierno socialista y cuando todo el mundo pensaba que era imposible que allí ganase un partido distinto. Para mí fue una gran campaña. Es el tipo de campañas que me gustan y defiendo: las que saben ir más allá de las siglas políticas. Haciendo una analogía con el fútbol, lo importante en un equipo no es el escudo, el estadio o la camiseta. Y en la política es lo mismo, lo importante realmente es jugar bien, tener un buen entrenador y lograr el éxito.
Una de las campañas con las que mostrabais vuestra tecnología a la hora de postularos como candidatos al Napolitans fue la que hicisteis para el actual alcalde de Castelldefels, Manuel Reyes, ¿cómo abordasteis su campaña?
Lo primero fue realizar unos videos que hacían ‘realidad’ las propuestas, combinándolo con su presencia. Así conseguimos, primero, reforzar la imagen del candidato; segundo, que la gente conozca sus propuestas y tercero, que reconociera su municipio. El video provoca una emoción en la gente que lo visualiza: puede ver cómo puede ser tu ciudad en un futuro y la emoción es un componente básico en el recuerdo. Luego hicimos un spot electoral en el que Reyes explicaba su historia, una historia de éxito con la que la gente se identifica: descubre a una persona que está muy formada, con experiencia y ambición. Esos tres ejes eran los mensajes que queríamos lanzar.
Entonces, su éxito viene en parte de vosotros...
No. No. Esto no sirve de nada si no pisas las calles, si no haces carpas, si no te reúnes con los vecinos, si no haces mitings. No me gusta atribuirme méritos que no son míos. Nosotros lo que hacemos es potenciar las campañas y al candidato, pero no lo cambiamos, porque detrás está el trabajo del partido durante muchísimos años y nuestro trabajo no se entiende sin esos ocho años de Manu Reyes en la oposición, cuatro de alcaldía y muchísimas reuniones con entidades de la ciudad. Ahí hay un valor inmenso que nosotros potenciamos y activamos en clave electoral.
Supongo que hay que entender bien al votante para lanzar un mensaje...
Cuando se quiere lanzar un mensaje, lo más importante es saber qué se quiere conseguir. Una vez sepas qué resultados quieres conseguir construye el mensaje. Muchos de los errores que se cometen en campaña dse deben a que esto no está claro, y es en una de las cosas en las que más trabajamos. Si no hay una hoja de ruta y una estructura claras es muy difícil conseguirlo.
¿Hacia dónde mira KRDLUS?
A nosotros nos gustaría poder llevar el éxito que hemos tenido en España a otros países, a América Latina por ejemplo, donde hay mucha presencia de consultores, de los que ya hemos recibido interés. Queremos introducirnos en otros mercados porque creemos que el producto es bueno y puede ser útil más allá de nuestras fronteras. En España, obviamente, seguiremos estando pero aquí hay elecciones de forma puntual y, por lo tanto, si queremos darle viabilidad al proyecto y consolidarlo hay que mirar más allá.
¿Cómo se cambia el voto de una persona?
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¿Cómo se cambia el voto de una persona? Hay gente que piensa que el voto es muy difícil de cambiar y eso es mentira. En cada elección hay movimientos de votos. Existe el voto blando, el votante que no esta tan arraigado a un partido y que puede ir cambiando, y un voto muy duro, de los que se toman la política como un club de futbol. Esos no van a cambiar, hay que asumir que su voto no lo vas a tener, pero en esa franja del voto blando sí puedes entrar y es ahí donde se focalizan los mensajes políticos. Esos votos cambian principalmente gracias a las propuestas del programa y a la forma como se venden, que condicionan la opinión de quien va a votar. Creo que tenemos un votante inteligente. Es un error pensar que la gente no se entera. Se entera mucho, es muy capaz de diferenciar y de comprender lo que se le dice y, por lo tanto, la clave es tratar al votante con respeto, explicarle las cosas y, sobre todo, tener credibilidad. La credibilidad de un político es su mayor arma. En cuanto se pierde la credibilidad es muy difícil convencer. |