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La populosa generación de los ‘boomers’ se hace mayor (pero puede que lo olvide)
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La populosa generación de los ‘boomers’ se hace mayor (pero puede que lo olvide)

sábado 04 de noviembre de 2023, 11:00h
El director samboyano José Luis López retrata en un exquisito corto una historia de amor truncada antes de tiempo por el alzheimer. A los nacidos entre finales de los 50 e inicio de los 70 les acecha un monstruo que destruye la memoria y la identidad de quienes atrapa.

Es irreversible. La generación del baby-boom de toda España se hace mayor, también la del Baix Llobregat y L’Hospitalet, como no. Pero ¿está preparada para hacer frente a la ‘pandemia’ del alzheimer? Es la pregunta sin respuesta que sobrevoló la presentación este mes de octubre del documental No m’oblidis en los cines Can Castellet de Sant Boi. Su director, el también samboyano José Luis López, ha elaborado una exquisita pieza audiovisual sobre una historia de amor truncada antes de tiempo como consecuencia de esta enfermedad.

La historia de ‘No m’oblidis bien podría ser una puerta que abre el futuro, tal y como plantea Mercè Rull, la presidenta de AFA Baix Llobregat, la asociación de familiares de enfermos de alzheimer en la comarca. “Esto no ha hecho más que empezar, los que nacieron en la década de los años 50 y 60 del siglo pasado se hacen mayores”, advierte.

El grueso de las primeras cohortes de hijos del baby-boom (aquellos que nacieron a finales de los 50 y hasta principios de los 70) avanzan en la senda del tiempo con una esperanza de vida que supera los 80 en el caso de los hombres; y los 85 en el caso de las mujeres. Más años de vida y, a priori, mejores. No en vano, los boomers (así los llaman insolentemente sus hijos y nietos) constituyen la generación del ‘bienestar’, aquella que estrenó los primeros años de la restauración de la democracia y vivió con ella el crecimiento económico y el desarrollo social.

Pero como contrapartida, a esta generación populosa le espera agazapado un monstruo que destruye la memoria y la identidad de aquellos a quienes atrapa. “¿Estamos preparados?”, insistie Rull. La periodista especializada en temas de salud, Maite Polo, zanja la cuestión con un rotundo “no”. “Y debemos tener en cuenta que en estos momentos, unas 86.000 personas están diagnosticadas de Azheimer en Catalunya”. Polo revela que las familias soportan en solitario la carga de los cuidados. “Es un problema que ya está aquí, pero la respuesta pública aún no es lo suficientemente potente. Faltan plazas públicas en las residencias y las privadas suponen un coste inasumible para muchas familias”. De hecho, atender a una persona con esta enfermedad cuesta más de 30.000 euros anuales, entre gastos directos e indirectos.

No se debe olvidar, tal como puso de manifiesto la pandemia del covid-19, que el modelo residencial para las personas mayores dependientes no parece el más profesional y humanista. La sociedad fue consciente durante los meses sombríos de la pandemia de que en el interior de esas residencias se mezclan sin criterio científico o médico alguno patologías, perfiles, necesidades diferentes que también requieren de respuestas asistenciales distintas.

Maite Polo recogió las declaraciones de la presidenta de la Fundació Pasqual Maragall, Cristina Maragall, para la elaboración de un reportaje televisivo que emitió recientemente La Xarxa, la plataforma de contenidos locales de la Diputació de Barcelona. “Y ella explicaba que la respuesta pública debe ser transversal. Se deben implicar diferentes ministerios y conselleries: Bienestar Social, Economía, Salud y Ciencia e Investigación...”.

Hablar de Maragall son palabras mayores. La presidenta comarcal de la AFA considera que la implicación de la familia del que fuera President de la Generalitat en la lucha contra el alzheimer supuso un punto de inflexión respecto la sensibilización social y la divulgación entre la opinión pública de lo que es este mal. “Que se sepa que personalidades políticas como Pasqual Maragall o Adolfo Suárez, o personas tan populares como Carmen Sevilla han padecido la enfermedad ayuda muchísimo”, asegura Carme Rull.

Neurodegenerativa, no mental

Llama la atención que este debate sobre el Alzheimer, al amparo del estreno de No m’oblidis, tuvo lugar en Sant Boi, la ciudad de la salud mental por excelencia. El alzheimer es una enfermedad neuro-degenerativa, y no un trastorno mental, pero cualquier ocasión es buena para recordar que la ciudad, “comparte desde siempre espacios físicos con los usuarios y los internos” de los psiquiátricos locales, como presume el edil de Sant Boi, José Manuel González, una forma de interactuar que podría servir como referente para tratar con normalidad a los aquejados del mal del olvido y evitar estigmas.

Crucemos los dedos. En diez años, la ciencia podría dar con una cura para el alzheimer. Mientras tanto, los especialistas no pueden más que prescribir recomendaciones, recetas de vida, que aplicar en el día a día para prevenir su aparición. En nuestras manos está intentar dormir bien, comer de manera saludable, olvidarnos del tabaco y hacer frente a la obesidad con más deporte y movimiento. ¡Vamos, baby-boom!.

El mal que roba el ocaso de una pareja de Sant Boi

El cineasta samboyano José Luis López no invirtió demasiado tiempo en el casting de su documental No m’oblidis y el también samboyano Antonio González (nacido en Málaga en 1938), fue el escogido para protagonizarlo. Y fue todo un acierto. porque ha resultado ser un ‘actor’ espontáneo y sin artificios, que conduce la historia de manera sentida y cristalina. “Me puse en contacto con centros de día, residencias, asociaciones… y me dieron el nombre de Antonio”, revive el director. En el rodaje, también tuvo que ejercer de “psicólogo” para dar forma al relato y guiar a Antonio mientras avanzaba su propia historia: la de un final anticipado en la vida de una pareja que no podrá envejecer unida en todos los planos.

Ella, María Gallego, casada hace 55 años con Antonio, sufre alzheimer. Apenas recuerda nada. “¿Por qué nosotros?”, se pregunta Antonio en el documental. La cámara de No m’oblidis pone luz al piso de Antonio, el que compartía con María, y la soledad del marido golpea el estómago del espectador fácilmente. Reconoces en la pantalla a tus padres, a tus abuelos, a seres queridos que han pasado por una circunstancia similar., la de hacer frente a la última etapa de la vida sin la compañía de siempre. ¿Cómo hacerlo y mantenerse en pie mientras se cuida al enfermo? Antonio lo explica de la manera más sencilla y auténtica posible en el documental.

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