Elena Llamas Rey (1980, L’Hospitalet de Llobregat) lleva un lustro dedicada al oficio del quiosco, que está ahora en peligro de extinción. Porque, en un momento en el que pararse a leer es casi un acto revolucionario, no es fácil defender la sensibilidad del papel frente a la inmediatez de la pantalla.
Cada día a las seis de la mañana, Elena empieza la jornada al mando de su quiosco, en plena Rambla Just Oliveras. Durante la entrevista, no son pocas las personas que se paran a saludar a esta hospitalense que ya es casi una eminencia del municipio. Comprometida con el gremio, con el barrio, con la seguridad y con el periodismo: así es Llamas Rey.
¿De pequeña querías ser quiosquera?
No de pequeña exactamente pero sí cuando fui jovencita. Trabajé en una empresa que repartía diarios y me gustó la profesión.
¿Cuántos años llevas con el quiosco?
Cinco. Empecé a trabajar con la chica que estaba anteriormente y un mes después me dijo que cerraba y me dio dos opciones: o me quedaba el quiosco o me iba al paro, y decidí quedármelo.
¿Es duro el trabajo?
Sí, yo lo equiparo a la dureza de trabajar en un bar. Tenemos tres días cerrados al año, que son los días que no hay prensa, y estamos desde las seis de la mañana hasta por la noche.
¿Y alguna vez has pensado en dejarlo?
No, de momento me gusta mucho.
¿A qué te dedicas durante el día cuando no hay clientes?
Normalmente limpio, recojo, hago las devoluciones,… sin trabajo no te quedas.
¿Lees los periódicos que vendes?
Me gusta leer, pero no tengo casi tiempo, lo que veo son las portadas principalmente.
Y a ti que estas aquí y por tus manos pasan todos los periódicos, ¿qué te ha parecido este año a nivel de noticias
Fatal. Creo que no ha sido un año de noticias positivas. Noticias positivas en el diario te encuentras una o dos. El diario refleja la realidad y ahora mismo esa es la realidad que hay. Si hiciéramos un periódico de noticias buenas, muy poca gente lo compraría. Y este año, además, la gente se queja por todo, todo está subiendo y, claro, comprar el periódico es un gasto diario que va subiendo y a final de mes se nota. Por desgracia, hay mucha gente que ha dejado de comprarlo por eso.
¿Hay más afluencia de clientes en algún momento determinado?
Cuando hay exclusivas en las revistas o cuando hay noticias importantes en portada. Esos días se nota el aumento de clientes.
¿Qué exclusivas son las que más venden?
Bodas, parejas, el fallecimiento de alguien. Depende de la temporada y de quién esté más de moda.
¿Cómo tomas la decisión de vender chicles, chuches y juguetes?
La chica que estaba anteriormente tenía chicles y algo de juguetes, y yo lo he ido ampliando un poco más porque la carencia de unas ventas tienes que suplirlas con otras.
También organizas quedadas de cambios de cromos en el quiosco, ¿por qué lo haces?
Porque me gustan los niños y me gusta estar con ellos. Vimos que los niños compraban muchos cromos pero no tenían con quién cambiar. Aquí echan un vistazo, es gente del barrio, se conocen y hacen amistad. Es como incentivar algo como lo que se hace en el Mercat de Sant Antoni, pero con gente del barrio.
¿Cuáles son los juguetes que más venden?
Los cromos son de fútbol, se venden muchísimo. Esta año ha habido un boom con el mundial, y con la Liga femenina también se ha vendido mucho.
¿Y compran niños y niñas?
Sí, y el mundial de las chicas fue totalmente mixto, y hubo abuelos que también compraron. Con los abuelos es con quien más cambio cromos. se dedican más que los nietos. Los niños hacen los álbumnes con los abuelos y no los padres.
¿La venta de cromos no ha bajado?
No, hay menos variedad pero las ventas no han bajado. En cuanto a los juguetes, hay muchos, la mayoría son de series, videojuegos, vídeos del móvil. Se venden las colecciones de los muñecos que salen ahí.
¿Hay sobreproducción de colecciones para lo que la gente compra?
Sí. Ahora estoy vendiendo alguna colección de hace dos años, porque siempre hay niños nuevos que crecen y mantienen las colecciones pero hay muy poca gente que acabe una colección. Son demasiado largas y el precio de acabarlas echa para atrás..
¿Las revistas temáticas cómo las eliges?
Tenemos una distribuidora que automáticamente traen las que ellos calculan que vamos a vender. Las revistas de coches han dado un bajón porque con la aparición de los eléctricos, ahora hay menos fotografías y artículos de coches antiguos, que era lo que le interesaba a la gente que las compraba.
¿Crees que L’Hospitalet ha cambiado?
Sí, últimamente es más inseguro. A las seis de la mañana es totalmente inseguro porque estamos muy expuestos y no tienes a nadie. Los únicos que estamos abiertos en la rambla somos nosotros y la frutería. No tenemos a nadie más. En los últimos dos años, he puesto tres denuncias de robos, de cosas sin importancia, pero sí que estamos más inseguros.
¿Y cómo se puede solucionar esa inseguridad?
Que hubiese más patrullas de Policía o Mossos, pero sé que es imposible porque no hay patrullas para todos. Soy consciente de que es difícil cuando no hay personal para cubrir todo.
¿Crees que L’Hospitalet tiene buena fama? ¿Se corresponde con la realidad?
Tenía buena fama. Antes era muy seguro, ahora no. Te doy dos ejemplos: un viernes a las 17 h. le robaron a una mujer aquí delante un bolso, el otro día llegaron a las 16 h. a robar motos y al final se llevaron el sillín de una, No se puede consentir que a esa hora de un viernes en un sitio como la rambla donde la gente pasea, haya robos. Y cualquier comercio de la rambla lo puede corroborar. No hay seguridad hoy en día, y los que trabajamos de cara al público somos los que estamos más expuestos.
¿Qué crees que define a L’Hospitalet?
Es muy barrio, con gente de barrio. Yo estoy muy a gusto aquí: he nacido, he crecido, y sigo viviendo aquí, y, claro, mucha gente me conoce, de toda la vida o porque son clientes.
¿Cuál es el perfil de cliente que viene al quiosco?
Variado, de cualquier edad. Los peques vienen a por juguetes, la gente mayor a por el diario, las mujeres a por las revistas. En periódicos, el 70% de los clientes son hombres y el 30% mujeres.
¿Se forja relación con ellos?
Sí. Son clientes pero también son amigos, son vecinos de la puerta de casa. Forjo relación con ellos porque me gusta hablar con unos y con otros, me intereso por su vida, y ellos por la mía.
¿Están desapareciendo los quioscos?
Si, la estadística lo dice. Cuando empecé, hace cinco años, en L’Hospitalet éramos unos 100 quioscos, ahora quedamos 16, y dos son floristerías. Da por hecho que desaparecerán. ¿Cuándo? No lo sé. Intentaremos aguantar lo máximo que podamos.
¿De momento aún es rentable?
Rentable para sacar un sueldo, nada más. Pero tengo mucha más libertad que en un otros trabajos y me gusta mucho la relación con el cliente. Si no me gustara tanto, no sería rentable.
¿Por qué crees que están desapareciendo?
Porque la gente cada vez compra menos periódicos, menos revistas, y no hay nadie que verdaderamente quiera hacerse cargo del quiosco. Si le preguntas a cualquier persona si quiere trabajar de lunes a domingo, y tener los días que son libres dedicados a hacer facturas y gestiones, la verdad es que nadie quiere; y para el sueldo que te queda a final de mes dices: “oye, trabajo de lunes a viernes en una empresa y saco mejor sueldo”.
¿Y tú quieres?
Yo quiero porque me gusta, es mi barrio, son mis clientes, mis amigos y estoy muy bien aquí.
¿Qué crees que puede hacer la prensa escrita para atraer más a la gente joven?
Lo primero que tendríamos que hacer es actuar en los colegios, hacer que los alumnos tuvieran el hábito de leer, de informarse. Creo que sería muy interesante que lo tuvieran, yo lo tuve de pequeña: yo recuerdo que en 8º EGB los viernes comprábamos en diario y lo llevábamos a clase para hacer un resumen de una noticia importante. Eso te acostumbra a que tengas el hábito de coger papel, que tengas un sentimiento por el papel.
Ahora vamos mucho a la noticia fresca, y nos quedamos solo con el titular, la gente no lee la noticia hasta el final, y al no hacerlo, no la entiende verdaderamente. Eso también es un reflejo del ritmo vertiginoso y la hiperestimulación que tiene la sociedad, es algo casi extraordinario sentarse a leer.
Si hay tantísima gente que consume prensa a través de internet, ¿por qué los grandes periódicos siguen haciendo la versión impresa?
Porque aún hay gente a la que le gusta el tacto del papel, hay gente que no quiere usar el móvil para leer un artículo. A mí eso me parece genial, porque significa alejarse de la tecnología durante unos minutos, para leer un buen libro, un buen diario o una buena revista. Si todavía existe la prensa escrita es porque sigue siendo rentable, en el momento en que no haya ventas, ellos ya decidirán qué hacer.
¿Se acabará la prensa en papel o crees que se podrá revertir la situación?
Es posible que acabe. Las nuevas generaciones consumen más internet que prensa. Revertirlo es muy difícil, no creo que pase.
¿Qué aportan los quioscos a las ciudades?
Somos un apoyo importante a la cultura. Los quiosqueros también somos como psicólogos porque los clientes terminan siendo amigos y te cuentan sus confidencias, preocupaciones. Al final te explican su vida y tú intentas aconsejarles o dar ánimo.
¿Si cerrara el quiosco a qué te dedicarías?
Volvería a trabajar en oficinas: en atención al cliente, en algún call center o de administrativa. Probablemente volvería a mi anterior trabajo. ¡Pero ojalá no pase! III
¿Qué se podría hacer para evitar la desaparición de los quioscos? Esto lo hemos hablado con el ayuntamiento para hacer gestiones, para ampliar más cosas,… Pero, hoy en día, con la informática ya lo tienes todo, con el móvil lo tienes todo. Hoy en día, sale un artículo e inmediatamente te lo envían al móvil, pero muchas veces son artículos rápidos que no se piensan y que carecen de contenido, solo buscan el titular sensacionalista. Si te gusta un diario es porque detrás hay una persona que lo ha escrito y, al escribirlo, lo ha pensado, el artículo ha tenido su proceso, no ha sido una noticia que se ha hecho en cinco minutos y que no lleva razonamiento. Por eso yo sigo con los diarios impresos, porque me gusta la noticia bien escrita y todo lo que conlleva. No solo estamos nosotros, hay mucha gente: periodistas, fotógrafos, editores, distribuidores,… hay mucha gente trabajando para ofrecer calidad. ¿Y el ayuntamiento está ayudando para que no desaparezcan los quioscos? Nos tendrían que ayudar un poco más, los quiosqueros somos muy esclavos del local, estamos ligados al ayuntamiento y creo que nos tendrían que echar una mano. Hemos solicitado al ayuntamiento que nos tenga en consideración para la publicidad porque es un extra que te llevas, y hay que pagar muchas cosas; solo pedimos que en vez de hacer publicidad solo en paneles, que también se pueda colocar en los laterales del quiosco. Siempre nos tienen olvidados. Se han cerrado muchísimos quioscos y seguimos igual, no se ha hecho nada para evitar que se cierren más. En Hospitalet, hay ocho quioscos que necesitamos una reforma, por ejemplo. Son muchas pequeñas cosas que dices: “jolín, un poquito de cariño para los quiosqueros”, un poquito de consideración para los mercados, para los barrios que te dan vida, para las tiendas de barrio que intentan sobrevivir. Hay que ayudar al comercio de barrio y promocionarlo más. |