Las revueltas campesinas en toda España, también en el Baix Llobregat, han estallado debido al maltrato que las directivas europeas y la política agraria común han provocado a los payeses. Los agricultores se movilizan en tractoradas para protestar por los bajos precios de compra, la competencia extranjera sin controles sanitarios y burocráticos, el encarecimiento del diésel y las dificultades profesionales. Aunque se ha logrado un eventual acuerdo para reunirse nuevamente, no se han abordado temas como la sequía o la ZEPA del Delta del Llobregat. La caravana de tractores en Barcelona de esta semana ha sido tolerada por el gobierno y ha recibido tibios aplausos de los transeúntes.
Las revueltas campesinas en la historia, han sido espontáneas, cruentas y difíciles de sofocar. Hay que recordar las terribles “jacqueries” francesas; con un desenlace muy posterior, -la Revolución Francesa,- con su desencadenante por malas cosechas seguidas y un insoportable alza del precio de la harina; qué decir de las rebeliones campesinas alemanas, condenadas hasta por Lutero y por supuesto las insurrecciones campesinas españolas desde los “irmandiños” gállegos, los jornaleros del Sur, hasta los “remensas” catalanes y sus derivaciones más cercanas de los “rabasaires”. Pero en la actualidad, el hartazgo campesino de toda la Península, ha estallado, con cierto retraso, pero al igual que sus compañeros europeos desde Rumanía hasta Francia, muy motivados por el maltrato de las directivas europeas de la UE y su denostada PAC.
Las redes digitales, junto la “Plataforma 6F” han precipitado la movilización de tractoradas de miles de vehículos -encartelados y grafiteados- con consignas que nos recuerdan las posibles hambrunas ciudadanas, de perderse los cultivos nacionales por el desistimiento de los cultivadores, semiarruinados por los bajos precios de compra de las distribuidoras y la competencia -marroquí, egipcia y ucraniana-, sin obligaciones sanitarias, ni controles burocráticos asfixiantes y una hiper-protección de la fauna depredadora, el encarecimiento del diésel y de materias primas, que entorpecen el ejercicio profesional de centenares de miles de agricultores en nuestro país.
"Fora sindicats!"
La paciencia ha acabado y se ha producido el desbordamiento sindical, con los gritos en la plaza Sant Jaume de “¡Fora sindicats!” que fueron los más gritados y rabiosos.
Predominaban entre los asistentes los cincuentones, preocupados por su relevo, dados los escasos alicientes y hasta el desprestigio social de su profesión; pero también habían activos grupos juveniles ( una chica con barretina se encaramó a una farola junto al Palacio y reclamó incorporar a más miembros a la delegación que pugnaban por unirse) a la veintena de representantes para la entrevista con el president Aragonés y el conseller Mascort, esta concluyó con el “acuerdo” de reunirse de nuevo dentro de una decena de días. Pero sin abordar la sequía (bloqueo del tema) u otros temas concretos relacionados con la UE como la ZEPA del Delta Llobregat y otros de gran importancia: un control cinegético eficaz.
Facilitar la burocracia agraria
Parece que la creación de una ventanilla única para facilitar la burocracia agraria, sería de uno de los logros aceptados y comunicados a los medios. La caravana de tractores de más de 2000 vehículos entró en Barcelona con la toleraría gubernamental y tibios aplausos de transeúntes que fotografiaban más que aplaudían, -el insólito desfile de las imponentes máquinas-, todo un símbolo de la agricultura moderna y sostenible que debe apoyarse para asegurar el autoabastecimiento de las grandes ciudades, muy ignorantes estas de los trasfondos y guerras comerciales que existen desde hace años para llenarles la cesta de la compra diaria. Esto se recordaba en letreros y gritos que la mayoría de ciudadanos parecen ignorar.
Nuestra revista ha informado, con detalle del eco comarcal de la última crisis agraria y así vale la pena remarcan que más de 30 tractores de la comarca se unieron a sus compañeros de toda Cataluña, como no podía ser de otra manera. Ahora en días próximos, vendrá tal vez la resaca de esta gran celebración colectiva del agro catalán, toda una jornada histórica de revuelta campesina, hasta ahora pacífica.
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