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Apuesta por ti mismo

Si luchamos podemos perder; si no, estamos perdidos

Por Joan Carles Valero
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Quien lleva a cabo una iniciativa emprendedora en nuestro país lo hace más por necesidad (59%) que por oportunidad (41%). Lo revela el Libro Blanco del Emprendedor en España que ha realizado la escuela de negocios barcelonesa Esade por encargo de la Fundación Príncipe de Girona. Atendiendo a este dato, lo lógico sería que actualmente emprender fuera una prioridad. Pero, de momento, más allá del voluntarismo de algunas instituciones, como en nuestra comarca es el caso de Innobaix, no ha adquirido carta de naturaleza jurídica el impulso decidido del autoempleo. De ahí que los programas políticos de los principales partidos que se presentan a las elecciones del 20-N apuestan por la emprendeduría como acicate para la salida de la actual situación económica.
Pero, para que eso sea posible, la mentalidad de los jóvenes españoles debe cambiar, ya que el informe advierte que la savia nueva de nuestra sociedad no es por naturaleza emprendedora porque están “acomodados” y prefieren el trabajo asalariado antes que el autoempleo. Incluso la tendencia se ha incrementado del 34% en 2001 a un 52% en 2009. Así las cosas, el informe concluye que los jóvenes españoles prefieren la estabilidad (77%) y un ingreso fijo (70%) a la posibilidad de crear su propia empresa. Esta es una de las conclusiones de la encuesta llevada a cabo a más de 7.000 jóvenes y confirma la baja valoración que otorgan a los emprendedores. Máxime, cuando “emprender es aportar valor añadido en nuestro día a día en cualquier ámbito”.

Aprender desde la escuela
Según las conclusiones del estudio, “la iniciativa emprendedora puede aprenderse en la escuela” y debería potenciarse para que los jóvenes españoles “puedan desarrollar competencias como la autonomía, la confianza en uno mismo y la toma de decisiones en entornos de riesgo”. Otro de los retos que permitiría el necesario “despegue” de los emprendedores en nuestro país sería la mejora de la financiación a nuevos proyectos empresariales, especialmente en forma de capital riesgo en sus primeras fases.

La iniciativa emprendedora, en su sentido más amplio, es el principal motor de la innovación y la creación de empleo y es una de las claves para el progreso de los jóvenes. Para los autores del informe, “los jóvenes españoles no sienten suficientemente que se les ha educado para emprender”. Por este motivo, los expertos señalan que sería necesario que “los profesores en sus escuelas tengan herramientas y materiales adecuados para enseñar sentido de la iniciativa y espíritu de empresa a la vez que fomentar la interacción de sus alumnos con emprendedores locales”. Un espíritu que debe empezar a fructificar ya desde la educación primaria.

Todo ello permitiría el fomento de una mayor cultura emprendedora que ayudaría a evitar “estigmatizar” al creador de una nueva empresa que haya fracasado y a su vez, incrementaría el número de emprendedores en nuestro país que, tal y como apunta el estudio, representa tan solo el 5,1% y además está disminuyendo a causa de la crisis. Este dato es aún más llamativo si lo comparamos con el de otros países como Noruega (8,5%) o EEUU (8%).

Falta de autoconfianza
Pero ¿por qué no se emprende más? Los principales condicionantes a la hora de tomar la decisión de no emprender son el miedo al fracaso y la aversión al riesgo. En el caso del miedo al fracaso, el informe destaca que el 45% de las personas encuestadas en España tiene miedo al fracaso, una cifra tan solo superada por Francia con un 47%. Tampoco somos proclives a tomar riesgos y tan solo el 12% asegura que es arriesgado frente a un 39% de estadounidenses que se tiran a la piscina del autoempleo. Pero también se trata de una cuestión de falta de autoconfianza, ya que según el Libro Blanco de la iniciativa emprendedora, los españoles nos consideramos poco creativos y pensamos que lo que nos sucede está en gran medida determinado por otros o por la suerte.

Otro de los frenos a la hora de emprender en nuestro país es la mala imagen que se tiene del autoempleo. De hecho, ser emprendedor solo cuenta con un 48% de índice de popularidad frente al 73% de Estados Unidos o el 62% de Francia. Así, nuestros jóvenes piensan que la sociedad valora mejor a los profesionales independientes (72%) o a los científicos y artistas (69%) que a los emprendedores o empresarios (38%) y solamente los funcionarios están peor vistos. A este aspecto, se añade el hecho de que los medios de comunicación, excepto El LLOBREGAT, no le prestan prácticamente atención a las iniciativas emprendedoras y, en cambio, en países como Estados Unidos y Noruega se interesan el doble.

Innobaix como ejemplo
En nuestra comarca tenemos notables iniciativas que promueven la innovación, como es el caso de Innobaix, que en solo dos años de funcionamiento ha facilitado la creación de ocho empresas en el Baix Llobregat, que permitirán crear más de 80 puestos de trabajo y facturar 15 millones de euros en tres años, según las previsiones. Innobaix, la agencia de innovación y conocimiento del Baix Llobregat, está integrada por una veintena de ayuntamientos de la comarca, además de empresas y centros de investigación de la zona. El principal trabajo de este organismo durante los últimos dos años ha sido poner en contacto y dar a conocer a las empresas entre ellas mismas. “A veces pasa que al lado de casa tenemos una cosa que necesitamos pero que, como desconocemos que está ahí, vamos fuera a buscarla”, asegura su director, Lluís Bahamonde.

Los promotores de la iniciativa recuerdan que su objetivo no es otro que contribuir a modificar la base de la economía de la comarca del Baix Llobregat, centrada durante años en la industria del automóvil. “El futuro”, según ha dicho el presidente del Consell Comarcal y alcalde de Gavà, Joaquim Balsera, “son las nuevas tecnologías y fomentar el turismo”.

Estatuto del autoemprendedor
Esta mentalidad de “business-friendly” por parte de los ayuntamientos es muy importante de cara a que los ciudadanos nos orientemos cada vez más hacia la emprendeduría. De ahí que sea urgente promover un régimen jurídico para el autoemprendedor, que podría articularse en la forma de un Estatuto. Y no hay que irse muy lejos para encontrar un modelo, porque podríamos adaptar la legislación francesa, que facilita que personas en paro puedan comenzar actividades económicas con un régimen fiscal sumamente incentivador. Sería como la tercera vía, entre el régimen general de trabajadores por cuenta ajena y el régimen de autónomos. Una vía también que, además, haría aflorar la economía sumergida y se crearían miles de puestos de trabajo.

También hay que animar a los jóvenes a que salgan a estudiar y a trabajar al extranjero. Alemania y Brasil son dos países donde ahora sus economías, por distintos motivos, reclaman personal cualificado. Salir de los algodones de nuestros orígenes no es negativo. Es nuestra particular Ruta de la Seda. Quienes vayan fuera, por ejemplo en un Erasmus, aprenderán, se formarán, adquirirán experiencia y volverán.

Tenemos que aprovechar las oportunidades, por minúsculas que sean. Hemos de arriesgarnos más en nuestras vidas. Con coraje. Con un par… porque o nos lanzamos a innovar en nuestras propias vidas, autoprogramando nuestro futuro, o el colapso será total. Hemos llegado hasta aquí porque han triunfado tipos como Gordon Gekko, personaje interpretado por Michael Douglas en la mítica película Wall Street, de Oliver Stone (1987), que exaltó las bondades de la codicia. Hasta el punto de que el afán excesivo de obtener riquezas ha sido el motor que ha impulsado la exuberancia irracional de un sistema en el que los tiburones de las finanzas eran idolatrados. Así hemos vivido durante los quince años que precedieron a esta profunda crisis que arrastramos.

Nos hemos equivocado, efectivamente. Todos y desde hace mucho tiempo. También hemos errado dejando el liderazgo del país exclusivamente en manos de la política. En manos de unos líderes a los que les ha interesado que la sociedad civil se marchitara para hacer su santa voluntad, pero esa dejación de funciones de la sociedad no puede continuar. Al tiempo que apostamos por nosotros mismos, hemos de emprender el ejercicio de la ciudadanía comprometida en este tiempo que nos ha tocado vivir. El otro día vi una pintada que se me antojó sesentayochesca pero sumamente vigente: “Si luchamos podemos perder; si no, estamos perdidos”.
Si luchamos podemos perder; si no, estamos perdidos
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