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Crean el Pasaporte CUBAT (Cuina Baix Llobregat)

La mejor cocina del Baix se incuba en 9 restaurantes

Por Joan Carles Valero
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Nueve de los mejores restaurantes del Baix Llobregat han celebrado su tercera fiesta artístico-gastronómica, que en esta ocasión se ha llevado a cabo en Cal Mingo de Viladecans, uno de los establecimientos que integran la República Cubat (Cuina Baix Llobregat).
Gerard Solís, de El Racó, también preparó cócteles
Gerard Solís, de El Racó, también preparó cócteles
Los asistentes disfrutaron gratuitamente de una pantagruélica cena elaborada conjuntamente por los nueve chefs, mientras miembros de Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona pintaban cuadros en base a un color adjudicado, como los platos que compusieron el menú. Los comensales fueron invitados porque habían sellado en cada uno de los restaurantes el pasaporte de la República Cubat que sirve para viajar por la mejor gastronomía del Baix Llobregat. Para los que querían asistir por su cuenta, el precio de la cena fue de 50 euros por persona.

La asociación de los nueve restaurantes que integran Cubat tiene el objetivo de potenciar y promocionar la cocina de la comarca a través de la calidad de su cocina y de los productos frescos y autóctonos de la comarca, como la alcachofa y el pollo Pota Blava de El Prat, los espárragos de Gavà o las cerezas de Sant Climent, Torrelles y Santa Coloma de Cervelló, por no mencionar el cava de los siete municipios del Baix Llobregat que están integrados en la denominación de origen Penedés.

A fuego lento
El grupo Cubat, donde sus integrantes afirman que “todo se cocina con dedicación y a fuego lento”, ha creado su propio pasaporte con el que invitan a emprender una ruta para descubrir lo que se cuece en cada una de sus cocinas. De forma que cada vez que se va a uno de los restaurantes que la integran, se enseña el pasaporte para que el establecimiento selle en su correspondiente apartado. Una vez se han visitado y visado los 9 restaurantes, el pasaporte sirve para asistir a la siguiente fiesta gastronómico-artística, que suele celebrarse cada seis meses. La próxima se planea para el próximo junio, de forma que da tiempo para hacerse con un pasaporte y cumplimentarlo, al tiempo que se disfruta de las mejores mesas de la comarca.

Pero Cubat no es tan solo una iniciativa para promover la gastronomía de la comarca. También es un punto de encuentro de cocineros, clientes y productores para cerrar el virtuoso círculo que empieza en el vecino Parque Agrario del Baix Llobregat, con unos productos de proximidad, muy en la actual tendencia del kilómetro cero, y que finaliza en las cocinas de estos restauradores de la comarca que, como dice su lema, “incuban como las gallinas”, pero con el toque de “rauxa” que supone combinar tradición con innovación, calidad con identidad.

Un color para cada plato
En junio pasado se celebró otra cena en el restaurante Follia de Sant Joan Despí, en esa ocasión con la fusión de gastronomía y música. En la cena de diciembre en Cal Mingo de Viladecans, la propuesta contó con la colaboración de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona, cuyos miembros pintaron sobre lienzos mientras los cocineros elaboraban sus platos. También los asistentes pintaron un cuadro de grandes dimensiones. Para elevar la creatividad, cada restaurante tenía que proponer platos para un color y un artista pintaba en directo con la misma premisa, unos rojo, otros verde, otros marrón …

Un Trinxat de la Cerdanya fue el plato que representó el color verde, mientras el azul recayó en una ostra con salsa de albahaca, con un cóctel blue margarita. El azul era un color que complicaba la elección del producto y su elaboración pero el cocinero salió airoso del reto. También en azul fueron unos boquerones marinados. El rojo lo integró una tosta, entre otras delicatessen, mientras el marrón, color más habitual en gastronomía, lo representó en esta ocasión unas carrilleras de cerdo con chocolate y una hamburguesa coronada por una seta shitake.

En amarillo fue una gazpacho, unos boletus y escerificaciones sobre fondo de ese color, mientras, se elaboraba en directo una espectacular paella de arroz negro con trompetas de la muerte, que junto con una tradicional butifarra negra representaban a este color. El blanco estuvo representado en una mouse de café, coco, bombones y otras delicias dulces. Los platillos fueron acompañados por vinos expresamente elegidos para su maridaje y el colofón fueron unos gin-tonics elaborados con el máximo mimo.
Joan Carles Valero||
De pie, de izquierda a derecha, Jó Baixas, de Follia (Sant Joan Despí); Gerard Solís, de El Racó (Sant Climent); Manel Armengol, de Major 36 (Gavà); Domingo Morilla, de Cal Mingo (Viladecans); Rosa Farrés, de la Lluna en un Cove (El Prat) y Balbina García, de Casa Nostra (Corbera). Agachados, de izquierda a derecha, Enric Roig, de Can Rafel (Cervelló); Joan Fernández, de L’Apat (Molins de Rei) y joan Mascaró, de El Mirador (Sant Just Desvern)
De pie, de izquierda a derecha, Jó Baixas, de Follia (Sant Joan Despí); Gerard Solís, de El Racó (Sant Climent); Manel Armengol, de Major 36 (Gavà); Domingo Morilla, de Cal Mingo (Viladecans); Rosa Farrés, de la Lluna en un Cove (El Prat) y Balbina García, de Casa Nostra (Corbera). Agachados, de izquierda a derecha, Enric Roig, de Can Rafel (Cervelló); Joan Fernández, de L’Apat (Molins de Rei) y joan Mascaró, de El Mirador (Sant Just Desvern)
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