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El asociacionismo abre el camino al cannabis

El asociacionismo abre el camino al cannabis
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h

El aumento de los clubes de cannabis es una realidad también en la comarca La alegalidad deriva en distintas actuaciones por parte de los consistorios

Se estima que en Cataluña se han abierto unos 200 clubs o asociaciones de consumidores de cannabis en tan solo dos años, mientras antes habían existido tan solo alguna docena durante lustros. La expansión que se da mayoritariamente en Barcelona también se deja ver en el Baix Llobregat. Cuatro en Castelldefels, tres en Sant Boi de Llobregat, uno en Gavà, en El Prat de Llobregat, en L’Hospitalet, en Esplugues y otro en trámite en Olesa de Montserrat. Son algunos de los municipios en donde se han instalado estas asociaciones para el consumo propio o usos terapéuticos, bajo permiso previo del ayuntamiento, el cual es el encargado de otorgar las licencias. Por otro lado, hemos confirmado que no hay ningún club de este tipo en Cornellà, Molins de Rei o Esparreguera.

La alegalidad de la situación dificulta el listado de este tipo de asociaciones que hace poco más de un año atrás eran desconocidas. De hecho, el Departament de Justícia de la Generalitat –competente del ámbito asociativo- no tiene un registro específico para ellos, una de las propuestas de las federaciones cannábicas que, poco a poco, van consiguiendo avances en favor de una regulación. “Desde la Generalitat se propone ahora que se incluya un registro en el Departament de Salut; que nos parece casi mejor. Lo que sí nos dicen es que, prácticamente, cada día tienen peticiones en este sentido. Ni la administración tiene los instrumentos suficientes para conocer la situación”, explica Xavier Faus, portavoz de la Federación Catalana d’Asociaciones Cannábicas.

La falta de regulación ha cogido también por sorpresa a los consistorios, la actuación de los cuales adquiere cierto aire de improvisación ante el auge de este tipo de asociaciones. Depende del municipio, los clubs pueden conseguir la licencia para constituir una nueva entidad o encontrarse con más dificultades ante la desconfianza de la administración.

Medida provisional contra los clubes de Castelldefels
En este proceso, ya contamos con el caso de Castelldefels en donde existe una moratoria de un año en el cual no se pueden abrir más clubs de consumidores de cannabis o el caso de Esplugues de Llobregat, en donde, tal y como nos confirman fuentes del Ayuntamiento, a la única petición que hubo, el gobierno municipal respondió que “se autorizaría siempre que solo se dedicara a información y asesoría, pero nada de consumo, tenencia o plantación; porque esto no lo permite la legislación vigente”. La asociación acepto las condiciones verbalmente y el ayuntamiento les hará constar por escrito. Un año de margen es el tiempo que se ha dado el gobierno municipal del Partido Popular de Castelldefels, liderado por el alcalde Manuel Reyes, para regular los clubes de usuarios y usuarias de cannabis. De la misma manera que lo hizo para tratar la apertura de prostíbulos, el PP aprobó en el mes de febrero suspender las concesiones de licencias para nuevos clubes de fumadores de esta sustancia, según informan, para analizar la actividad de este tipo de locales y elaborar un plan de usos que los regule. En declaraciones a Europa Press, lo explicaba así el concejal de Gobernación David Solé: “Queremos analizar en profundidad qué actividad se está desarrollando en estos locales porque hay preocupación de que no se conviertan en un punto de venta y distribución de sustancias”.

En el caso de Castelldefels, según informa la Federación de asociaciones cannábicas auto reguladas de Cataluña, hay cuatro locales hasta ahora, los cuales agruparían a un total de 1.200 personas, entre consumidores, socios y personas que asisten por cuestiones terapéuticas.

La necesidad de aportar un marco jurídico al consumo del cannabis se antoja ya incuestionable. Según ha informado la Federación de Asociaciones Cannábicas de Cataluña, a mediados de año el Parlament tendría que tener aprobada una regulación. “Es alentador observar un cambio en la disposición política hacia las propuestas de regulación de las actividades de los clubs sociales de cánnabis”, expresan.

No obstante, a partir de aquí se abre toda una gama de posibilidades, des de mantener la sustancia en la alegalidad hasta permitir su consumo, de un lado, terapéutico; y de otro, como derecho individual y de ocio. En cualquier caso, el debate está abierto en un tema cada vez menos tabú.

Feria del Cáñamo de Cornellà
Pocas cosas en común tiene esta feria con el resto. De los peinados engominados a las ‘rastas’; de las corbatas y los trajes a las sudaderas y ropajes anchos; y de los formalismos y los protocolos a un ambiente desenfadado y ‘buenrollista’. Pero más allá de estas comparaciones estereotípicas, la mayor diferencia es –frente al interés particular de los expositores- el compromiso de todos los usuarios de la Feria del Cáñamo Spannabis 2014 que se ha vuelto a celebrar con total éxito en la Fira de Cornellà: legalizar y regular el consumo de cannabis es el denominador común de los más de 30.000 visitantes que han pasado este año por el recinto ferial de Cornellà. El consumo de cannabis sigue siendo tabú en la sociedad y, por ello, en la lucha contra la criminalización y la penalización de los fumadores, el asociacionismo se ha convertido en una vía que se abre -con paso firme- tanto en la comarca como en Cataluña y otras regiones de España.

Nueva Plataforma por la regulación
En este sentido, en el marco de la Feria del Cáñamo, se presentó la Plataforma de federaciones de usuarios y usuarias de cannabis asociados, una organización que agrupa a 51 asociaciones de Cataluña, País Vasco y Canarias para unificar los esfuerzos de sus 63.000 usuarios. “Entendemos que la guerra contra las drogas ha fracasado y proponemos nuevas iniciativas más constructivas y menos discriminatorias”, explica a El Llobregat Albert Tió, vocal y portavoz de la Federación de asociaciones cannábicas auto reguladas de Cataluña). Y añade: “No queremos promocionar ni el consumo ni la sustancia. Simplemente defender, por un lado, los derechos individuales y reclamar participar en estas políticas; y por otro, dotar de seguridad jurídica a las asociaciones de consumidores que se organicen para hacer compatible el consumo”.

Darse un paseo por la feria es toda una demostración de la tirada y la base social que existe tanto en la comarca como lejos de aquí. Es el ejemplo de Carlos que ha venido desde Madrid para hacer piña en Spannabis: “Más allá de cada expositor, hay un transfondo; y la feria es la manera de demostrar que no somos cuatro gatos”, comenta. El incremento exponencial de los clubs lo demuestra. No son cuatro gatos, ni mucho menos, y en el asociacionismo tienen una nueva vía para conseguir la normalización del consumo de cannabis.

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