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20 años sin Cristina Bergua
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20 años sin Cristina Bergua

jueves 04 de mayo de 2017, 02:23h
La principal hipótesis policial es la de una desaparición forzosa, con homicidio, en un caso vinculado a la violencia de género. La entonces pareja de Cristina ha sido el principal sospechoso del caso, aunque nunca se llegó a probar su implicación.

Junto a la muerte sin resolver de Pedro Álvarez, en 1992, en L’Hospitalet, presuntamente a manos de un policía, este es el caso abierto más importante del Baix Llobregat. Se trata de la joven Cristina Bergua, de Cornellà, desaparecida desde el 9 de marzo de 1997, cuando tenía 16 años. Han pasado dos décadas de entonces y aunque la ubicación de su cuerpo sigue siendo una incógnita, la esperanza sigue viva, como mínimo, en la Unidad Central de Personas Desaparecidas de Mossos d’Esquadra. “Si alguna cosa te enseña nuestra especialidad es que nunca se sabe dónde puede saltar la liebre”, explica el máximo responsable de esta unidad de la policía catalana.

De hecho, hace apenas unos meses, el propietario de un terreno de Vallirana encontró restos cadavéricos del cuerpo de un hombre que había desaparecido hace 30 años. Se trataba de un hombre, paleta de profesión, que tenía que cobrar un millón de pesetas en su momento. Había tenido problemas con su jefe y el caso fue que cobró el dinero, pero nunca volvió a casa. El caso está prescrito.

La desaparición de Bergua cumple, precisamente, 20 años, con lo que el delito justo acaba de prescribir desde el punto de vista criminal. Cabe matizar que, en cualquier caso, esto es un término técnico-jurídico y que, por tanto, en caso de encontrar el cuerpo se podría abrir un amplio abanico de posibilidades dependiendo de los hechos que se pudieran probar. De no aportar nada más, la fecha del acto ilícito se mantendría en la fecha de desaparición de Cristina y, por tanto, sería muy fácil para la defensa alegar la prescripción. Sin embargo, si a partir del cuerpo, se prueba un proceso de secuestro con el homicidio posterior, dependiendo de la evolución de los hechos, se podría castigar penalmente al presunto autor de los hechos.

Presunto caso de violencia de género
Se trata, en estos momentos, de la única desaparición criminal del Baix Llobregat (hay indicios de homicidio) que la Unidad específica de la policía catalana mantiene abierta: “Consideramos que es una desaparición del ámbito criminal, una desaparición forzosa y relacionada con la violencia de género”. El principal sospechoso de la investigación siempre fue el que entonces era, con 23 años, su pareja, Javier Román: “Tenemos la sospecha fundamentada de que este señor estaba relacionado con los hechos, pero nunca se ha podido probar. Ni el Cuerpo Nacional de Policía, primero, cuando el caso estaba caliente para hacerlo, ni luego con nuestra gestión”.

Aquella tarde del 9 de marzo, Román fue, supuestamente, el último en ver a Bergua que, según sus amigas, quería romper con él. Según explicó, por su parte, el joven, ella se despidió sobre las 21 horas de él en una zona de ocio para ir a cenar con unos familiares, cita que los padres negaron.

Un año después de la desaparición de Cristina, la titular del juzgado número 3 de Cornellà, María Sanahuja, pidió registrar el vertedero de Garraf; sin suerte.

Tras una década sin la joven cornellanense, el caso pasaría a manos de Mossos, que reabrían el caso para trabajar, fundamentalmente, sobre muestras de ADN –tecnología que había evolucionado sustancialmente- y cuerpos de escritura, para analizar anónimos que había recibido la familia. Todos acabaron con resultados negativos. En 2015, un nuevo anónimo llego por correo electrónico aconsejando buscar en la zona del Delta de los alrededores de Gavà.

Según la UCPD, el correo se envió desde servidores fantasmas que impedían llegar al origen y, por tanto, a la ubicación de su emisor. Por otro lado, la zona era tan amplia que, aunque se fotografió y se estuvo en el terreno, era imposible continuar con la búsqueda. De nuevo, otro callejón sin salida.

El sargento responsable de la Unidad destaca, en este sentido, y aunque sea impopular para las familias, la importancia de apostar por la investigación y no tanto por la búsqueda en el terreno. De hecho, critica la primera respuesta que se dio, en su momento, cuando Juan Bergua denunció la desaparición de su hija: “el primer obstáculo fue decirle vuelva usted más tarde, que es una chica joven, estará de fiesta, lo típico. Esto es una de las cosas que hemos regulado y cambiado. Hoy no podría pasar. Este rumor de que te tienes que esperar 72 horas es una leyenda urbana. Si hay una denuncia, hay una denuncia y se coge ‘ipso facto’. Pero en aquella época, las cosas funcionaban diferente. Cada día que pasa es una verdad que huye. Estos casos requieren que alguien especializado se ponga desde el minuto uno”.

Hay esperanza
Para ello, la Unitat Central de Persones Desaparescudes, de la Divisió d’Investigació Criminal de Serveis Centrals de Mossos d’Esquadra, trabaja de manera especializada y con su propio método desde 2010. No libre de dificultades: “Una desaparición no es un delito. Por tanto, primero tenemos que hacer ver a la judicatura y a la Fiscalía que esta desaparición es en realidad un homicidio, para poder, por ejemplo, intervenir los teléfonos de la víctima para saber dónde podría estar. Y esto es lo que más nos cuesta. Tendrías que ver la cara de algunos jueves. Obstáculos, obstáculos y obstáculos que tenemos que sortear. Es un gran problema”.

Todavía con la esperanza de encontrar, en cualquier caso, el cuerpo, uno de los avances logrados por la lucha de los padres de Cristina Bergua es la creación de la base de datos de las Personas Desaparecidas y Recursos Humanos (PDRH), un listado a la que tienen acceso todos los cuerpos de seguridad del Estado y en la que se cruzan indicadores de demandas y post-mortem para lograr nuevas coincidencias. III

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