Unos 25 minutos de trayecto unen el sofá de mi casa con Macondo. Aquel pueblo que imaginó (o no) García Márquez tiene un restaurante en el Eixample. Pisando sus variadas baldosas hidráulicas, tengo la impresión de que la carga colorista y exuberante de este Macondo sea incluso más perfecta que la soñada por
José Arcadio Buendía. Lo mismo es que el Macondo de la calle Còrsega no solo sea un local bonito de soñar. Sino también de mirar y comer.
La cocina latinoamericana sigue con su ascensión particular, conquistando paladares en Barcelona. Desde la ocupación indígena hasta nuestros días, los aromas y sabores de la franja tropical se han entremezclado con los nuestros colándose poco a poco en nuestra gastronomía. Dado que el Caribe es en sí mismo una fusión, su cocina viene a ser algo así como el paraíso de las mezclas: de los patacones colombianos y los bastones de yuca ecuatorianos, a las arepas venezolanas y los chicharrones hondureños… Pero, empecemos por el principio.
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