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La inclusión digital será esencial en la gestión pública del envejecimiento

La inclusión digital será esencial en la gestión pública del envejecimiento

Por BCN Content Factory

viernes 03 de septiembre de 2021, 09:00h
La Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras publica un libro que aborda el desafío de las políticas para la tercera edad. El periodista Juan Carlos Valero participa en un trabajo de la RACEF en el que destacan las aportaciones del premio Nóbel Finn Kydland

El periodista Juan Carlos Valero, profesor de las universidades Abat Oliba-CEU y Ramon Llull, ha realizado una investigación sobre la gestión pública de la tercera edad con el título “La inclusión digital para el rejuvenecimiento activo”. El estudio del también asesor editorial de EL LLOBREGAT forma parte del libro “Políticas para la gestión pública del envejecimiento: el desafío de las residencias para personas mayores”, publicado en inglés y español por la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF). En el libro, que será presentado próximamente en Barcelona, participa el premio Nobel Finn Kydland, la neurocientífica Tonya Kydland, además de la directora del Observatorio de Investigación de la RACEF, Ana María Gil Lafuente.

La obra, cuyo pdf está disponible en el apartado Publicaciones de la web de la RACEF (www.racef.es), está prologada por el presidente de la Real Academia, Jaime Gil Aluja, y aborda el problema que han sufrido en toda su crudeza los mayores, en especial, los usuarios de las residencias en España durante la pandemia, así como el modelo español de dependencia, comparándolo con el de otros países del entorno y el estadounidense y proponiendo alternativas para evitar futuras crisis. El libro también profundiza en la crisis demográfica que afronta España, con un rápido envejecimiento de la población, que pone en duda el sistema de pensiones y la financiación de la dependencia.

Marginar a los mayores
Nuestras administraciones públicas están muy digitalizadas, pero eso no ha evitado que en la pandemia el cierre de oficinas y el desvío a internet de las gestiones o la simple atención ciudadana se convirtiera en un calvario. “Para muchos ciudadanos las nuevas tecnologías siguen siendo una barrera y no les podemos dejar atrás”, señala Valero. Y añade que “lo que ha fallado es la interacción con ellos, sobre todo al acceder a las sedes electrónicas sin certificado digital y sin haber generado previamente claves, lo que resulta prácticamente imposible para el común de la población. Cada web es de su padre y de su madre y también provocan muchas incidencias por problemas de compatibilidad con los navegadores”. En suma, relacionarse con cualquier administración pública “se ha convertido en un auténtico infierno para buena parte de la sociedad a la que supuestamente sirven”.

Mejorar los servicios públicos no consiste en instalar un bot (robot de asistencia mediante voz), que complica más la relación con la ciudadanía. Para el experto, “urge reducir las brechas de edad, género o falta de conocimientos digitales”. En su opinión, se trata de “una emergencia más, como la sanitaria o la climática, porque hoy en día no es posible quedarse fuera de la vida digital sin convertirse en un marginado”.

Todos hemos dado un salto de gigante en el uso de las herramientas digitales durante la pandemia, “pero estamos dejando atrás a buena parte de nuestros mayores porque ninguna administración pública les atiende personalmente para ayudarles a desenvolverse”. La pandemia, asegura Valero, “ha agudizado su marginación, pero también la de jóvenes que no saben realizar gestiones burocráticas”. El experto subraya que esta emergencia la viven con extrema crudeza los ciudadanos que no cuentan con familiares que les puedan ayudar y en su texto realiza una llamada a la acción pública para afrontar estos desafíos “y que la tecnología sea una palanca de progreso que ayude a todos a avanzar y no solo a unos cuantos”.

Discriminación bien vista
Valero subraya que “socialmente, la discriminación más extendida y que todavía no está sancionada por ley tiene su origen en razones de edad”. En su opinión, “persiste la visión económica y administrativa de la escuela maquinista que desarrolló Henry Ford como sistema de producción, una visión que condena la Tercera Edad a la improductividad, lo que deriva en una gestión pública de ese colectivo casi exclusivamente asistencial. En el libro se pregunta: “¿podemos continuar pensando y viviendo la vejez como lo hacíamos a finales del siglo XX, como mera clase pasiva?”.

La investigación de nuestro asesor editorial defiende que envejecer no es un problema, sino una oportunidad para seguir ejerciendo un papel activo gracias al nuevo aprendizaje humano impulsado por la digitalización, pues contribuye a alargar la vida en el marco de un proceso de neotenia. Pero urge la implicación pública para acabar con la brecha digital. La responsabilidad no puede recaer en el ciudadano. Son las administraciones las que tienen que demostrar que realmente las tecnologías son una palanca de progreso, ayudando a los ciudadanos. Para Valero, “ser digital ya no es una opción, es una realidad, y como un tercio de los fondos de recuperación europea se destinará a esta transformación, los ayuntamientos deben proponerse en serio ayudar a la ciudadanía en esta gran apuesta de futuro que, más allá de lo económico, supone un gran cambio social”. III

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