El 21 Congreso Nacional del PP celebrado este fin de semana ha sido mucho más que una cita interna: ha sido una declaración de intenciones. En un momento en que muchos ciudadanos reclaman certezas, estabilidad y soluciones reales, este encuentro ha servido para reafirmar un proyecto político centrado en la vocación de servicio, el respeto institucional y la mejora de la vida de las personas.
Durante el pasado fin de semana , miles de compromisarios hemos debatido, propuesto y aprobado un conjunto de medidas que reflejan una visión de país. Entre ellas, destacan iniciativas para reforzar la independencia de las instituciones, garantizar una fiscalidad justa que alivie a las familias y a los autónomos, y promover una educación basada en el mérito, la libertad y la igualdad de oportunidades.
También se hemos puesto el foco en la vivienda, con propuestas para facilitar el acceso a los jóvenes y proteger a quienes cumplen con sus obligaciones. En materia de seguridad, se ha defendido una política firme pero serena, que garantice la convivencia y el respeto a la ley. Y en el ámbito económico, se ha apostado por la estabilidad presupuestaria, el apoyo a la empresa y la creación de empleo como motores del bienestar.
Este Congreso ha transmitido algo quizás más importante: una actitud. Una forma de hacer política basada en el diálogo, la responsabilidad y la vocación de servicio. Frente al ruido, propuestas. Frente al desencanto, trabajo. Frente a la resignación, esperanza.
Desde Barcelona, desde Cataluña, compartimos esa visión. Sabemos que los desafíos son grandes, pero también lo es la energía de quienes quieren construir un país mejor. Y por eso, estamos preparados para asumir la responsabilidad de gobernar con rigor, con humildad y con ambición.
Ese es el compromiso que ha salido del 21 Congreso del PP. Un compromiso que no nace de la improvisación, sino de la experiencia, del trabajo colectivo y de la convicción de que España merece más. Y es ese compromiso el que representa hoy el Partido Popular.