La sociedad actual está en permanente cambio, los referentes actuales se están modificando, las preguntas de toda índole están despertando, en muchos espacios de la sociedad, una cierta inestabilidad o falta de seguridades. Destaca por encima de todo los jóvenes y la falta de certezas.
Lo sorprendente es que muchos de estos jóvenes están retornando a valores, hoy considerados antiguos o tradicionales. El otro día escuché un comentario de un padre que estaba sorprendido de cómo su hija, con toda naturalidad, le decía que iba a misa con sus amigas. Lo curioso del caso es que su padre confesaba que en su casa nunca había habido un clima religioso: fue bautizada de mayor y no había celebrado la primera comunión.
Los jóvenes, y no tan jóvenes, persiguen unos ideales auténticos y veraces. Ya no se contentan con ser meros instrumentos de las ideologías imperantes. Es decir, los “robots” se están revelando. El ser humano, en general, en algún momento se plantea preguntas incómodas: ¿para qué vivo? ¿dónde encuentro la paz y el anhelo de plenitud? ¿soy algo más que la suerte o el azar? ¿la historia personal es un capricho del destino? ¿vale la pena vivir para y por el consumo? ¿debo huir siempre del miedo a la finitud o la muerte? ¿el camino de mi vida tiene un destino más allá de la caducidad y la provisionalidad? ¿Por qué sufrimos?
Estas y otras preguntas irrumpen en algún momento de nuestra existencia, también entre los jóvenes.
La política, el consumo, el individualismo, las ideologías, la cultura postmoderna, los valores egoístas y egocentristas están generando un grado de insatisfacción palpable en grandes capas de la juventud. Muchos políticos, especialmente de izquierdas, están preocupados porque los jóvenes estén optando por planteamiento más conservadores y tradicionales. Buscan unas certezas sinceras y no utilitaristas, no quieren ser manipulados por intereses que no buscan su felicidad sino el bienestar de unos pocos (casta política). III
«No importa cuán grande sea la mentira; repítelo con suficiente frecuencia y las masas lo considerarán como la verdad» (John F. Kennedy)
«Es solo con el corazón que se puede observar con certeza a la verdad. Lo esencial es invisible a la vista» (Antoine de Saint-Exupery)
«¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto.» ( Evangelio de San Juan 8,32)