Sobre la Guerra Civil Española (1936-1939) se han escrito, y se seguirán escribiendo, millones de páginas que han llenado libros de texto, artículos, ensayos, novelas…donde han cabido todas las versiones e interpretaciones; desde las más fidedignas hasta las más tendenciosas, según el enfoque y la orientación ideológica que hayan querido darle quienes se han aproximado a una época y a un período de la historia de España que ha marcado el devenir de aquellos que fueron protagonistas directos del enfrentamiento fratricida y de las posteriores generaciones que padecieron las consecuencias del cruento enfrentamiento, de su desenlace y de la gestión de una muy larga postguerra, que no hizo más que agrandar la brecha entre las dos “Iberias”.
Pero a partir de ahora este lector empedernido, que ha leído profusamente sobre el tema, finalizada la lectura de la historia que cuenta DAVID UCLÉS (Úbeda, 1990), LA PENÍNSULA DE LAS CASAS VACÍAS (Ediciones Siruela 2024, 2025), ha decidido que será la última obra que lea sobre la contienda civil española. Meses atrás había “acompañado” a Paco Cerdá en el recorrido, desde Alicante hasta El Escorial (Madrid), llevado a cabo por miles de camisas azules para trasladar, en un tétrico cortejo fúnebre que duró 11 días y 10 noches, el cadáver del siempre presente José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange. Su libro, Presentes (Alfaguara, 2024), me removió interiormente y aún hoy me emociono al recordar pasajes de tremenda intensidad narrativa.
Al leer la novela de David Uclés, he determinado que ya nadie me puede generar más desbordamiento emocional en lo referente al conflicto que provocó cientos de miles de muertos y un sinfín de vidas rotas para siempre.

LA PENÍNSULA DE LAS CASAS VACÍAS es una novela con la que David Uclés, el narrador, se sumerge en la historia de sus antepasados, ODISTO y MARÍA, sus tatarabuelos, a los que convierte en testigos y protagonistas del horror que les tocó vivir.
Desde Jándula, pueblo que sitúa en la provincia de Jaén, inicia un relato del que hace partícipes a toda su familia y a los lugareños janduleses para transmitirnos, desde justo antes del inicio de la guerra hasta su desenlace final, el terrible proceso por el que pasaron sin que la mayoría supiese por qué y para qué.
“…hay dos Iberias, la una con el puño en alto (izquierdo si son socialistas, derecho si son comunistas) y la otra con la palma. Puños y palmas…y todas ellas se enfrentaron.”
A través de la familia Ardolento, su familia, David Uclés, el narrador omnipotente, hace uso de casi todo el vocabulario patrimonio de la Real Academia de la Lengua Española (creo que se ha dejado muy pocas palabras en el tintero) para describir y relatar el triste destino de sus ancestros.
Y lo hace permitiéndose todas las licencias literarias disponibles, conformando los escenarios más diversos y dotándolos de toda la magia que su desbordante pluma genera, para conseguir que sucesos o dramas personales, que no tendrían más épica que la de tantos otros que fueron protagonistas de hechos y circunstancias más o menos parecidas, alcancen la categoría de momentos sublimes para quienes los protagonizan. El narrador rinde, en cada una de las muertes y tragedias contadas, un sentido homenaje a la memoria de todas las víctimas de aquella barbarie.
A lo largo de la novela, Uclés va insertando citas de personajes de la historia universal, de todas las épocas y de todo el espectro ideológico y de pensamiento. Impagable la reunión que imagina entre escritores del pasado y del presente: León Felipe, Ana Mª Matute, Benavente, Alberti…Lo mismo podríamos decir de las citas de personajes relevantes de la cultura mundial que va insertando en multitud de páginas: Ian Gibson, Federico García Lorca, Alejo Carpentier, Antoine de Saint-Exupéry…
Animo muy encarecidamente a l@s lector@s empedernid@s a visitar la península de las casas vacías que imaginó David Uclés… “Pues eso. Un día Iberia será.” (El narrador). III