La primera Comisión Obrera de L’Hospitalet data de 1966, cuando un grupo de trabajadores se reúne en la empresa de fundición SAMPER, en el barrio de Collblanc, para intentar mejorar su situación laboral, precaria e insalubre. Este tipo de reuniones se fueron extendiendo por otras empresas, sobre todo de la construcción y el metal, a pesar de que el Estado no reconocía el derecho de asociación y reunión.
De hecho, los domingos se solían organizar excursiones familiares en las zonas todavía no urbanizadas de lo que hoy son los barrios de La Florida, Pubilla Cases o Can Vidalet, a fin de coordinar la estrategia a seguir por los asalariados.
A pesar de los intentos por pasar desapercibidos, muchos trabajadores sufrieron la represión franquista, como cuando en 1967 se detuvo a unos 40 hospitalenses vinculados a CCOO en la parroquia de la Alameda de Cornellá. A pesar de las dificultades, se llegaron a conseguir auténticas proezas, como la movilización masiva de 1971 en la que se logró la readmisión de 400 empleados que trabajaban en la construcción de la residencia sanitaria de Bellvitge. Y así se vivió, en un continuo tira y afloja, hasta que se celebraron las primeras elecciones sindicales de la democracia, en las que Comisiones Obreras obtuvo el 70% de los delegados de la ciudad. En 1978 se celebró la I Conferencia de la Unión Local de CCOO de L’Hospitalet y se eligió al primer secretario general, Jaume Valls. En los años 90 le sustituiría Tomás Martínez y Ascensión Romero ha tomado el testigo en el siglo XXI.
Romero explica cómo han tenido que adaptarse a los nuevos tiempos, ya que L’Hospitalet ha pasado de ser una ciudad eminentemente industrial a otra cuyo motor económico se basa en los servicios, pues “no es lo mismo organizar a trabajadores de una empresa de 200 que organizarse en centros pequeños como, véase, el comercio”.
De su etapa como secretaria general, entre 2001 y 2009, recuerda especialmente las movilizaciones para conseguir más guarderías de cero a tres años o paralizar la privatización del ambulatorio de La Torrassa, así como su participación en la huelga general de 2003 contra la guerra de Irak y las reformas promovidas por el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar.
Acompañando a los desempleados
Comisiones Obreras de L’Hospitalet ha llegado a rondar los 4.000 afiliados, aunque la cifra también ha bajado con la crisis, situándose actualmente en los 3.700. Conscientes de que muchos no pueden pagar la inscripción mínima, han creado la ‘cuota cero’, que permite seguir vinculado al sindicato sin perder el derecho a determinados servicios. De hecho, el sindicato está intentando apoyar a los desempleados de la ciudad, unos 23.000 según fuentes oficiales, acompañándolos y motivándolos en la búsqueda de empleo y derivándolos a los servicios sociales que mejor puedan satisfacer sus necesidades.
En cuanto al número de delegados, CCCO-L’Hospitalet ha conseguido 642 en las últimas elecciones sindicales, situándose como el segundo sindicato con mayor número de la localidad, con un 38,21% del total, a 31 de octubre de 2013. Los sectores en los que poseen más representantes son, por este orden, Industria, Servicios Privados, Servicios a la Ciudadanía y Comercio, Hostelería y Turismo (Fecoht).
En Industria cuentan con 139 delegados, siendo Francisco Albero, fabricante de componentes eléctricos y electrónicos, y Auto Distribución, de automoción, las empresas donde cuentan con más representantes. En Servicios Privados, donde han conseguido 118 delegados, se incluyen las empresas de limpieza, jardinería o recogida de basuras, entre otras. El sindicato es especialmente fuerte entre los trabajadores de la limpieza del Hospital de Bellvitge, ejemplifica Romero. Servicios a la Ciudadanía por su parte, incluye a los funcionarios del Ayuntamiento, Correos, Justicia o el servicio de grúas, sumando un total de 106 delegados. Finalmente, Fecoht constituye la cuarta federación más importante, con 72 representantes, gracias a empresas de la alimentación como Caprabo y Carrefour.
Al preguntar por las problemáticas de cada sector, la coordinadora de L’Hospitalet responde por elevación: a su juicio, prácticamente todas las dificultades se derivan de la última reforma laboral impulsada por el Partido Popular. La situación se agrava aún más en el sector servicios, donde el sindicato, por la historia de la ciudad, contaba con menos experiencia: “Antes peleábamos por ser mileuristas, pero, ahora, por ejemplo, nos están proponiendo contratar a señoras y señores de la limpieza por 600 euros”.
Por no hablar de las cuestiones sociopolíticas, que también forman parte del ADN del sindicato. Ascensión Romero no oculta su preocupación por la aprobación de la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, más conocida como Ley Wert, el proyecto para la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana o el Proyecto de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local. Respecto a este último, la coordinadora teme que los ayuntamientos dejen de prestar servicios importantes en educación y promoción económica, entre otros.
De lo micro a lo macro
En el ámbito local, las principales aspiraciones de CCOO de L’Hospitalet se centran en dos cuestiones: una, reforzar los derechos de los trabajadores en el sector servicios, con salarios y convenios dignos; y dos, potenciar la industria que queda, de forma que se convierta en un motor de empleo de calidad. Defender la economía real no constituye un objetivo nuevo, pues, como recuerda Romero, ellos siempre apostaron por potenciar el área industrial que todavía existe en el carrer del Mig que separa el centro de la ciudad del barrio de Bellvitge.
Ahora bien, la coordinadora es consciente de que la globalización ha supuesto nuevos retos ante los que no pueden permanecer ajenos. Por ejemplo, tienen presente que, en un entorno neoliberal, los sindicatos son “la última trinchera” para defender a los más débiles. También saben que estas organizaciones no gozan de gran popularidad, pero Romero cuenta con los delegados y afiliados que viven en L’Hospitalet, altamente comprometidos con el municipio: “Tienen mucha conciencia de que Hospitalet es una ciudad que ha nacido de la pelea, del conflicto, de la reivindicación, y que hay que mantenerlo”. Ascensión Romero también confía en la gente joven que sigue sus pasos y, más todavía, en el ser humano: “Siempre que haya injusticia, la gente se organizará. Tal vez no a través de CCOO ni de los sindicatos, pero los trabajadores buscarán otras herramientas”. ||