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Riesgos del sexo en la adolescencia

Riesgos del sexo en la adolescencia

Por Fernando Martín
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Las estadísticas sobre el espectacular incremento del número de adolescentes embarazadas desemboca en una reflexión ineludible.

Reseñar que en el año 2008 se registraron alrededor de 30.000 casos de adolescentes embarazadas en España, de las que casi la mitad recurrieron al aborto para interrumpir sus procesos de gestación.
El adelanto en la edad de inicio de las relaciones sexuales entre los jóvenes, que en la actualidad se sitúa entre los 14 y 15 años, constituye un factor determinante en el aumento de la tasa de embarazos no deseados.

La escasa percepción del riesgo que pueden entrañar las relaciones sexuales tempranas entre adolescentes deriva en multitud de ocasiones en problemas psico-sociales, con la gravedad que comportan situaciones difíciles de afrontar para éstos y, por extensión, para el núcleo familiar más próximo al menor. Además, según se desprende de un estudio reciente sobre el tema, la madre adolescente mermará notablemente sus posibilidades de desarrollo académico, social y laboral.

Desde el punto de vista clínico, los jóvenes no confieren a las relaciones intersexuales la importancia que se merece y no las consideran conductas de riesgo.

Los problemas más acuciantes consisten en embarazos no deseados y la posibilidad de contraer enfermedades de transmisión sexual.

Uno de los matices primordiales consiste en trabajar las relaciones de pareja en la adolescencia, entre otras aspectos, para reducir los casos de violencia doméstica que se materializan en la edad adulta y proceden en un elevado porcentaje de sucesos similares en las etapas de noviazgo en la adolescencia.

El inicio de la adolescencia se caracteriza por un cambio neurohormonal y puberal que en las mujeres se inicia antes que en el varón. En esa etapa, los vínculos de los menores con la familia se debilitan, al tiempo que intensifican los nexos con el grupo de amigos.

Los jóvenes, en la búsqueda de su identidad y autonomía personal, protagonizan conflictos frecuentes con sus progenitores. Respecto a la tipificación de esos desencuentros, en las jóvenes predominan los problemas emocionales y en los varones los asociados a la conducta.

Los datos referidos determinan la relevancia de abordar la educación sexual desde la infancia, para evitar que en la adolescencia se banalicen las relaciones sexuales, con objeto de ofrecer a los menores la información precisa para afrontar dichas situaciones desde el terreno de la prevención, responsabilidad y absoluta convicción de sus actos.

Los expertos atribuyen el aumento de los embarazos en adolescentes a la escasa educación sexual que reciben en el domicilio familiar y en los centros escolares. Ese desconocimiento desemboca en comportamientos sexuales de riesgo, ya que sólo un reducido porcentaje de jóvenes utiliza algún método anticonceptivo.

Resulta paradójico que en la era de la información, los adolescentes, duchos en el uso de las nuevas tecnologías, dispongan de una información equivocada en una materia tan sensible como la expuesta. Por ello, urge adoptar la educación sexual impartida por la familia y complementada por la escuela como recurso fundamental para disminuir el alarmante crecimiento de embarazos no deseados en la adolescencia.
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