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Las novias holandesas

Por Lluis M Estruch
miércoles 29 de abril de 2020, 17:59h

A muchos el confinamiento nos sirve para una limpia de papeles, fotos, tarjetas y agendas que a veces evocan a personas que fueron amigas, después conocidas y tal vez algunas -saludadas - en actos en que se coincide.

Porque es fácil tirar papeles pero no el olvido de recuerdos a ellos vinculados. Así ocurre con una vieja postal mallorquina firmada por tres amigos que decidieron allá en los setenta irse a Palma a ligar extranjeras como principal objetivo vacacional. Discotecas, hotel barato en la Plza. Gomila y el abordaje directo a aquellas jóvenes nórdicas.

Volvieron eufóricos, con anécdotas eróticas de sus ligues abundantes y una preferencia entusiasta por las “holandesas” por la alegría y desenvoltura de su estilo amoroso.

El trío contaba sobre sus peculiaridades y concluían: las holandesas, son simpáticas y faltas de prejuicios.

Dos de ellos fueron invitados por sus novias a sus casas, donde los padres liberales, aceptaron alojar a unos atrasados españoles. Su hospitalidad era generosa, hasta el punto de que las madres llevaban el desayuno a la habitación de las parejas. Holanda estaba de moda: Amsterdam era como Gomorra, con fumaderos de hachís, putas legales, porno, bicicletas y gran prosperidad.

Ya vueltos, los amigos volvieron a contar maravillas de Holanda y sus gentes, uno de ellos se casó con su ligue mallorquín; años después se divorciaron de manera fácil. Y este es el punto en que el recuerdo amable sobre Holanda y su fútbol con el Barça y los adoradores de Cruyff, llevó a muchos al deseo de ser como “ellos”.

Olvidando la extrema dureza de su sociedad mercantil y hábitos calvinistas con iglesias vacías, triajes y eutanasia amplia para sus mayores y enfermos, facilidad para el suicidio e inconmovibles en el duro Plan de ayudas a los países de la UE afectados por el coronavirus. Realizando desprecios a los que solicitan un “Plan Marshall” para superar la crisis económica ya comparada con la del 1929 y del que ellos y Alemania se beneficiaron tras el fin de la II GM. Tantas tensiones generaron sus desplantes que el “premier” luso Costa tildó de –repugnantes- las propuestas holandesas.

Yo me decido tirar a la basura esta postal que habla de las novias holandesas de unos amigos de los que ya no sé tan siquiera si siguen vivos en medio de esta mortandad que a los holandeses no les conmueve en lo más mínimo.

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