Entre la política de vivienda y la política de urbanismo

La política de vivienda es uno de los suspensos de la democracia. Entre la dejadez que ha estimulado la especulación y el populismo que quiere fijar los precios por decreto, existe una tercera vía sensata. Hay que ofrecer vivienda asequible con un parque ambicioso de alquiler social. El problema es que la Generalitat y los partidos nacionalistas que siempre la han gobernado tienen como prioridad mantener su costosísimo aparato de ingeniería social, por eso somos una de las comunidades que menos invierten en vivienda.

A ello hay que sumar luna política urbanística que en municipios como l’Hospitalet se ha centrado en facilitar la especulación ya que los gobiernos municipales la ven como una forma fácil de aumentar los ingresos sin atender la creciente demanda de equipamientos sociales ni preocuparse de los problemas de convivencia y masificación. L’Hospitalet cuenta ya con los mayores índices de densidad de población de Europa y el gobierno municipal del PSC sigue aumentando la presión demográfica facilitando toda operación inmobiliaria. Desde Cs llevamos años insistiendo que la ciudad necesita un plan de renovación urbana que esponje los barrios más densos con nuevas zonas verdes y espacios de convivencia. Toda nueva obra tiene que ir vinculada a la substitución de los edificios más obsoletos y degradados de los barrios más densos. Pero el PSC rechaza esta política porque prefiere utilizar los recursos municipales para alimentar su siempre creciente red clientelar.

En definitiva, necesitamos impulsar un parque de vivienda de alquiler social y esponjar las zonas más densamente pobladas, como muchos barrios de l’Hospitalet. Esto requiere una visión global de las políticas de vivienda y urbanismo que, a su vez, incorpore los problemas de despoblación de la España vaciada. Son políticas ambiciosas que Cs propone, pero en el actual clima de confrontación son muy difíciles de plantear. III