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Los objetivos de desarrollo del milenio

Los objetivos de desarrollo del milenio

Por Fernando Martín
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
Los resultados de la última cumbre sobre el cumplimiento de los Objetivos del Milenio celebrada en Nueva York no resultan nada esperanzadores. De los ocho objetivos establecidos para reducir a la mitad la tasa de pobreza y hambre en el mundo en el año 2015 respecto a la registrada en 1990, sólo en algunos el éxito está al alcance: el referido al suministro de agua potable, el que pretende reducir a la mitad las personas que viven con menos de 1,25 dólares diarios y la obligatoriedad de la enseñanza primaria.

Los expertos consideran que se requiere un cambio de estrategia para disponer de financiación y lograr que la ayuda llegue de forma más eficaz a los necesitados.

Precisamente, la exigencia de mayores recursos ha contado en la pasada cumbre con las propuestas de los Presidentes de Francia y España, en el sentido de imponer una tasa a las transacciones financieras internacionales. Además, y a pesar de la crisis, se insiste en la prioridad de mantener las inversiones en relación a los compromisos asumidos en la Cumbre de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas celebrada hace diez años.

La vía del gravamen a las operaciones financieras permitiría conseguir unos ingresos de alrededor de 30.000 millones de euros anuales; no obstante, las estimaciones de los Objetivos de Desarrollo del Milenio elevan esa cifra incluso hasta 78.000 millones de euros anuales. Por tanto, se deben buscar mecanismos innovadores de financiación para problemas globales.

Además de la alternativa propuesta, determinadas Organizaciones no Gubernamentales consideran la evasión fiscal una lacra que representa una notable merma en los ingresos valorada en 800.000 millones de dólares en los países en desarrollo.

La frivolidad de los números encierra un drama global que afecta a casi 1.000 millones de habitantes del planeta. Así, la mortalidad infantil sólo se ha reducido un tercio, la educación secundaria ha frenado su desarrollo, las infraestructuras de saneamiento se retrasan y el sida continúa siendo una plaga, además de las enormes dificultades de acceso a medicamentos retrovirales para su tratamiento.

Por otra parte, las repercusiones de la pérdida de biodiversidad para los países en desarrollo resultan más prolongadas, ya que los recursos naturales, de donde obtienen sus alimentos y medicinas, constituyen el sustento de los habitantes más pobres. Así, la seguridad alimentaria y la salud de las personas requiere la inversión en energías limpias, agricultura ecológica, transportes con bajas emisiones de carbono y la protección de bosques y mares. Estas medidas se enmarcan en uno de los proyectos fundamentales como es asegurar la sostenibilidad del medio ambiente y frenar el cambio climático.

Otro factor de importancia vital consiste en fomentar el trabajo de cooperación y las relaciones comerciales en el sector de la agricultura.

El abordaje de las carencias citadas evidencia el abandono de la política económica global respecto a los ciudadanos más pobres y vulnerables. Se precisa crear una Asociación mundial para el desarrollo, así como el avance de un sistema comercial y financiero que no frene las expectativas económicas de los países en vías de desarrollo.

Resulta inexplicable que se hayan destinado aproximadamente 12 billones de dólares para sostener el sistema financiero y tan sólo con un 4 por ciento de dicha cantidad se cumplirían los Objetivos del Milenio. De ello se deduce que el consenso internacional manifestado en unas ocasiones no se aplica en problemas más graves como la erradicación de la pobreza en el mundo.

En definitiva, si consideramos que el planeta ofrece suficientes recursos para erradicar el hambre, fallan los mecanismos de distribución, el orden de prioridades y los compromisos de los líderes mundiales. ||
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