Así lo indican los datos: la inflación en España es mayor por sistema que en el resto de la zona euro, el precio de la luz está desbocado en nuestro país desde hace casi nueve meses y la inflación en España está por encima de la alemana, a pesar de depender menos del gas ruso, y es el doble que la portuguesa, en circunstancias similares a las nuestras.
Es preciso realizar medidas urgentes para aliviar de inmediato la carga fiscal, pero paralelamente hay que llegar a acuerdos de Estado para abordar, de una vez por todas, las reformas estructurales que necesita nuestro mercado energético. Por eso, desde Cs proponemos una mesa nacional de energía que permita consensuar esas reformas a largo plazo para que no dependan de los vaivenes electorales, como nos suelen acostumbrar PP y PSOE.
Para Cs, esas reformas se tienen que orientar a un triple objetivo muchas veces difícil de conciliar: disponer de energía barata, verde y que no sea vulnerable a los vaivenes geopolíticos. Para ello hay que aumentar la competencia, por ejemplo, entre gasolineras para que no aumenten los precios artificialmente aprovechándose de su poder de mercado; fomentar la inversión en energías renovables, eliminando trabas burocráticas y recuperar la energía nuclear como alternativa a los combustibles fósiles; aprovechar los fondos europeos para ser pioneros mundiales en almacenamiento de energía o aumentar las interconexiones con el resto de Europa.
Lo que está claro es que el mercado energético es una cuestión suficientemente compleja e importante como para despacharla con consignas maximalistas alejadas de la realidad. Necesitamos una transición verde con cabeza, que no implique que la paguen los más vulnerables. Lo que no necesitamos ahora son partidos extremistas que lleven el debate a la demagogia.
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