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Aida, Elaia y Amaranta: protagonistas de los emergentes partos en el agua

Aida, Elaia y Amaranta: protagonistas de los emergentes partos en el agua

Laura García Martínez

domingo 06 de noviembre de 2022, 13:49h

Más de la mitad de partos naturales atendidos por el Hospital Sant Joan de Déu (HSJD) de Martorell -aquellos en los que se prescinde de forma voluntaria de anestesia epidural o cualquier otro tipo de medicación y se deja a la naturaleza seguir su curso- son dentro del agua.

Es una tendencia en auge que avanza vertiginosamente, pues el centro sanitario de la capital del Baix Llobregat Nord inició este tipo de expulsivo en bañera hace nada: en agosto de 2020. Antes, las parturientas podían sumergirse durante la dilatación, pero los bebés nacían fuera del agua. En solo dos años, las peticiones para dar a luz con este método se han disparado.
En 2021, el HSJDM atendió en su pionero Centro de Nacimientos un total de 758 alumbramientos, de los que 156 fueron naturales (un 54% más que en 2020). De estos partos sin anestesia, el 61% fueron en el agua. “Estos datos están entre los mejores de Europa y nos sentimos muy orgullosas”, apunta Amaranta Eles, comadrona del centro hospitalario de Martorell.
La tendencia de los partos en el agua, (y los naturales en general) es al alza, “por el impacto positivo que tienen en la salud de las mujeres, sus bebés y la sensación de satisfacción que les proporcionan”, explica Eles. Los alumbramientos en bañera presentan ventajas, tanto para la madre como para el bebé: es más rápido y cómodo, hay un mayor control de la madre durante el proceso, más proximidad con el bebé y menos dolor para ella. Sin embargo, no pueden realizarse si la madre ha tenido una cesárea previa, si existen riesgos de sangrado extremo, si es un parto gemelar o inducido, si la madre sufre diabetes o cardiopatía o si existe una malformación fetal o una enfermedad respiratoria. Para determinar la posibilidad del parto en bañera es esencial hacer un control médico durante la gestación.

Aida Llamas Aguilar es una de las madres que decidió tener a su bebé (Elaia, nacida el pasado 5 de agosto) mediante un parto en el agua.“Mi sueño siempre fue tener un parto natural y con la mínima intervención posible. Quería saber hasta dónde llegaban mi cuerpo y mi mente en ese momento, sentir cada movimiento del bebé, escuchar a mi cuerpo y poder guiarlo”, explica Aida. Lo tenía muy claro incluso mucho antes de estar embarazada y la decisión fue fácil. Su pareja siempre estuvo de acuerdo, apoyó su decisión y estuvo presente incluso durante el expulsorio, “También fue muy emocionante para él”, asegura.
La madre de Elaia afrontó el parto en el agua sin ningún miedo: “Para mí fue más relajante dilatar y dar a luz en el agua y para mi bebé creo que también fue beneficioso, ya que el parto para ellos también es duro”, señala. Como era su primera vez no puede comparar la experiencia con un parto tradicional pero está convencida de que acertó. Y es que una vez entró en el agua, se relajó y el dolor disminuyó: “Llevaba todo el día en casa con contracciones y al entrar en el agua todo mejoró y se me hizo más ameno” porque los dos días anteriores al parto había tenido contracciones muy dolorosas, recuerda.

El parto fue “perfecto”, según ella misma describe. Aunque casi a última hora le asaltaran las dudas. Y es que llegó al hospital a las 16.00 h. y una hora después entraba en la bañera. Pero es que la niña no nació hasta las 23.00 horas...
“A las 19.00 h, cuando estaba dilatada de cinco centímetros, miré a la comadrona y le pedí la epidural”, reconoce. Pero fue algo pasajero. “Realmente tanto ella como yo sabíamos que no la quería, pero el miedo se apoderó de mí en ese instante. Miedo a estar muy cansada a la hora de empujar, miedo a que el dolor fuera a más y no poder soportarlo, miedo en general a lo desconocido, a lo que te cuentan. Te dicen que es muy doloroso”. Pero la comadrona no dudó ni un instante. La miró y le soltó: “Si has llegado hasta aquí, el camino que queda ya es nada, sacarás fuerzas de dónde no las hay”. “Y qué razón tenía...”, admite Aida.

Elaia pesó 3,900 kilos al nacer. “Realizamos el piel con piel en la misma sala y después ya nos fuimos para la habitación. Fue muy llorona, pero mi recuperación fue tan buena que pedimos el alta precoz”, comenta con felicidad la madre primeriza.
Las matronas son el acompañamiento fundamental en un parto así. “Tuve a dos matronas a mi disposición durante toda la dilatación. Me ayudaban cuando lo necesitaba, me explicaron en todo momento lo que hacían, me aconsejaban posturas…”
Y es que ser matrona no es fácil: “Debemos ser respetuosas y profesionales, entendiendo que tenemos los conocimientos, pero que cada persona tiene unas necesidades diferentes. Debemos conocer la fisiología del parto para entender qué ocurre en cada momento y por qué. Debemos ser empáticas y asertivas para poder acompañar y apoyar a las mujeres adecuadamente. Tenemos que ser pacientes para respetar los ritmos del cuerpo pero eficaces”, señala Amaranta Eles.
Eles se formó en Reino Unido, como muchas de sus compañeras, y lleva trabajando como matrona hospitalaria desde 2012. Explica que en Reino Unido los partos naturales y en el agua se ven con total naturalidad. “Las mujeres deben tener libertad para decidir cómo parir, siempre y cuando estas opciones sean seguras para ellas y para sus bebés. La prioridad debe ser recibir unos cuidados de calidad, más allá de su forma”, postula la matrona.

Amaranta afirma que muchas mujeres que inician el parto en el agua se echan atrás, bien porque cambian de opinión durante el proceso o porque surgen complicaciones. Pero las que resisten “aunque verbalizan que no eran los partos que habían imaginado, aseguran que se han sentido seguras, respetadas y acompañadas profesionalmente”, corrobora la matrona del HSJD de Martorell. Y eso se logra creando “un ambiente relajado e íntimo que permita la libertad de movimiento e incremente la secreción de oxitocina natural (la hormona principal del parto) favoreciendo un buen progreso del mismo. Informamos y explicamos lo que va ocurriendo en cada etapa, dando apoyo a la mujer y su acompañante; resolviendo dudas y dando tiempo para la toma de decisiones”, enumera Amaranta.

Eles cuenta que los partos fuera de casa comenzaron en los años 50 y fue una decisión “más centrada en las necesidades del servicio que en las de la mujer”. Y es que según la matrona, en un parto convencional, generalmente, “no se respetan los ritmos del cuerpo”, se limita la movilidad de la mujer y se hacen “de forma rutinaria” intervenciones a veces innecesarias, como la episiotomía (una incisión en el perineo, entre vagina y ano) “para prevenir desgarros”, subraya la matrona.
Y es que incluso la posición de la mujer en el parto convencional (con las piernas abiertas y ligeramente reclinada, como en una citología) está pensada para una mayor comodidad de los profesionales sanitarios. Según Amaranta Eles, como consecuencia de este tipo de prácticas “hay mayores tasas de cesáreas y partos instrumentados, aumento del número de reanimaciones neonatales y más complicaciones en el posparto”.

Eles defiende que “los partos naturales, están centrados en las necesidades físicas y emocionales de la mujer, respetan la fisiología del proceso, favorecen la secreción natural de hormonas y se interviene solo cuando es necesario. Los datos de numerosos estudios internacionales, que coinciden con nuestros resultados, demuestran que trabajar de esta manera aumenta las posibilidades de que el parto progrese adecuadamente, disminuye las complicaciones para las madres y sus bebés y permite a las mujeres vivir el parto como un buen comienzo hacia la maternidad”, agrega.
Los partos naturales van en aumento, pero Amarante advierte que para poder atenderlos es imprescindible “una apuesta institucional, que haya suficientes matronas y que estén adecuadamente formadas”, algo que ahora no ocurre. Este déficit que puede estar detrás de “las dificultades para implementar nuevos Centros de Nacimientos en España”, lamenta.
La partera cuenta que, desde que se inauguró el proyecto del Centro de Nacimientos en octubre de 2017, ha tenido que duplicarse el numero de matronas tanto de día como de noche y opina que España sigue el camino de Europa: “En otros países europeos el parto en agua es una técnica de parto natural que lleva años consolidada y que ahora en España está cogiendo fuerza en los últimos año”.

La Fundació Hospital Sant Joan de Martorell decidió apostar en 2017 por los partos naturales con la creación de un Centro de Nacimientos. Desde entonces, acumula “unos resultados clínicos y de satisfacción increíblemente positivos”, asegura Eles.
El perfil de mujeres atendidas en el Centro de Nacimientos del Hospital de Martorell está cambiando. Hasta hace un año, las mujeres que acudían al servicio eran, mayoritariamente, “caucásicas, de entre 28 y 35 años, con un nivel de estudios medio/alto y más de la mitad venía de fuera zona”, describe Amaranta. Ahora, el perfil es más amplio, “con mujeres más jóvenes, de distintos orígenes y niveles de estudios y más mujeres de nuestra zona hospitalaria. Esperamos que continúe esta tendencia”, apunta la matrona.
Además, del Hospital Sant Joan de Déu de Martorell, en Cataluña hay otros cuatro hospitales públicos que realizan partos en el agua: la Fundación Sanitaria Mollet, el Hospital Santa Catalina de Salt, el Verge de la Cinta de Tortosa y el Germans Trias i Pujol (Can Ruti) de Badalona. “Desde el equipo de matronas del HJSD somos muy conscientes de lo que significa abrir camino y liderar un proyecto que hasta hace un año era el único en funcionamiento en el país. Nos sentimos afortunadas y todas aportamos una gran entrega personal, que también se refleja en los datos clínicos”, concluye Amaranta Eles.

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