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La economía improductiva

Por Fernando Martín
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
La economía improductiva
Las cifras económicas que a diario ofrecen los medios de comunicación siembran la incertidumbre en el panorama nacional e internacional. No obstante, las circunstancias difieren según la idiosincrasia de cada país.
En el nuestro, caracterizado por una crisis del sector inmobiliario, se considera a la etapa actual como “precrisis”. Esto nos puede sorprender a la vista de los datos de crecimiento del PIB, aunque tan sólo sea de algunas décimas y, en cierto modo, coyuntural.

La retirada de los estímulos económicos aprobados por el Gobierno, entre los que se cuentan las ayudas a la compra de turismos mediante el Plan 2000E y la subida del IVA, ha tenido unas repercusiones negativas evidentes en los meses siguientes a su aplicación. Resulta paradójico incrementar impuestos indirectos, por ejemplo, en uno de los sectores vitales de nuestra economía como el turismo; a modo de ejemplo, Francia excluyó este sector de la subida del IVA.

La solución a la crisis consiste en apostar por una economía productiva, no precisamente basada en la economía financiera. Se trata de sustituir la caída de la actividad económica provocada principalmente por la crisis del boom inmobiliario por otros sectores más dinámicos centrados en la innovación.

Otro factor determinante en la crisis económica financiera internacional reside en la globalización.

Así, ante un problema crítico con la deuda pública, como sucedió en Grecia, se produciría una caída en cascada de instituciones financieras alemanas, suizas y francesas, principales acreedores de dicha deuda.

Un hecho que también sorprende sobremanera se basa en que la solución a la crisis que afectaba a los mercados financieros internacionales haya consistido en inyecciones de capital por parte de los gobiernos, y ahora precisamente son esos mercados los que especulan sobre la calidad de la deuda pública de Estados, como el español. Además, se trata de agencias de calificación de riesgo, en su esencia empresas privadas, y en modo alguno neutrales.

En el panorama actual, y al igual que ocurrió en la gran depresión de los años 30, los países adoptan un modelo económico proteccionista, en algunos casos mediante políticas de devaluación monetaria.

Se prevé que tras esa fase inicial, los países adviertan que el nacionalismo y proteccionismo económicos carecen de fundamento y deleguen la toma de decisiones en técnicos, ajenos a la política, cuyo objetivo sería coordinar las diferentes políticas económicas.

Además, en la Unión Europea, la soberanía, capacidad de maniobra y autonomía de los países cada vez será menor. Así, a finales del pasado mes de junio la Comisión Europea aprobó una directiva que obliga a cada país miembro a enviar a la misma los Presupuestos Generales del Estado para su aprobación, con independencia del Parlamento nacional donde resultan aprobados.

En nuestro país, urge recortar el gasto improductivo de la Administración del Estado y de otras Administraciones del sector público. Además, resulta prioritario acometer una reforma fiscal más equitativa, así como una reforma en profundidad del sistema financiero.

En definitiva y como se ha demostrado, la economía no es una ciencia que administra la abundancia, puesto que los recursos naturales, financieros y energéticos son limitados. Por tanto, la economía administra recursos escasos y bajo esa perspectiva debe enfocarse la salida a la crisis. ||
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