Todas las celebraciones merecen respeto: bien dignas son unas navidades tradicionales o espirituales como lo son las fiestas con el significado que le quiera dar cada uno, los que las ven como una excusa para reunirse con la familia, para dar o darse algún capricho, los que lo ven como un momento de hacer caja o incluso los que consideran que no tienen nada que celebrar.
En cualquier caso, a nadie le debería molestar que le deseen Feliz Navidad o felices fiestas, lo importante es que te dediquen buenos deseos. En general, la mayoría de las personas son respetuosas y amables e impera la convivencia y eso es lo que hemos de procurar. En una sociedad democrática prima la libertad del individuo de creer y celebrar lo que quiera y esto nos lleva necesariamente a una pluralidad y diversidad que, de hecho, nos enriquece como sociedad.
De lo que se trata es que todo el mundo pueda hacer lo que le haga feliz sin que nadie se lo afee y sin tratar de imponérselo a los demás. En cualquier caso, no creo que sea una cuestión particularmente conflictiva en nuestra sociedad. Sin duda, es más preocupante que haya familias que no puedan celebrar un mínimo de fiestas que los niños puedan recordar con cariño, las personas que se sienten solas en unas fechas que les genera particularmente dolor y, en general los diferentes factores de bienestar mental y emocional que pueden aflorar en unas fechas tan sensibles como estas. A partir de ahí, cuidado con los excesos, no bebas si vas a conducir y ten presente que luego viene la cuesta de enero.
En cualquier caso, en estas fechas tan entrañables solo me cabe desear Feliz Navidad, felices fiestas y felicidad para todo el mundo, celebre lo que celebre, si es que quiere celebrar algo.
Si (
No(
