Rafael Rodríguez: “Muchos indonesios se rasparon el tatuaje de la hoz y el martillo para salvarse”

Rafael García Rodríguez, con 77 años, casado con una hija y tres nietos, nació en Vélez-Málaga con 40.000 habitantes en la época, de la comarca de la Axarquía malagueña, De allí evoca a los ‘paseros’ que en las laderas de los montes ponen a secar las uvas moscatel para conseguir unas pasas de alta calidad. Hasta los 10 años, vivió en Málaga, siendo el menor de los hermanos de un matrimonio que le dejó huérfano pronto; retirándose a vivir con su hermana mayor hasta los 17 años. Ya a los 13 años ganó su primera semanada, de 50 pesetas,en un taller mecánico de la ciudad, como aprendiz de tornero. Hizo sus estudios de primaria entre la enseñanza oficial y la privada.

¿Tu principal móvil para emigrar cuál fue?
Más que el limitado vivir y depender de la casa fraterna fue la sensación de orfandad. Así contacté con dos hermanos, instalados en Santa Coloma de Gramenet, los cuales me ofrecieron acogida.

Era la Cataluña industrial y desarrollada donde muchos sueños se hacían realidad en la etapa liberal de la fracasada economía autárquica. Así inició el periplo que tantos andaluces llevaron a cabo en el mítico tren “Sevillano”, (hoy en el Museo de la Inmigración de Badalona). Tardó, en un tren lleno, dos días en llegar a Vilanova i la Geltrú, donde se apeó, porque allí le esperaba un hermano para burlar las normas anti-inmigración que el gobernador Acedo Colunga impuso. Así llegó a la casa de sus dos hermanos en el barrio de Llefià de Badalona.

¿Recuerdas tu primera grata impresión?
Fue el poder asistir al mundial de motocross (era aficionado a las motos) en Badalona. Por el contrario, la más triste: las inundaciones del río Besós arrastrando cadáveres y un pontón militar improvisado para cruzar el río desbordado.

¿Siempre mejorando?
Sí. Tras diversos ascensos, trabajé ya como calderero en la empresa alemana Linde. Pasé el servicio militar en Palma de Mallorca, como chófer asistente de un general noble y libertino, que me permitió conocer la vida de la alta sociedad y las miserias del estamento militar de la época, en la que España era una dictadura militar. En Palma contacté alegre y juvenil con el fenómeno del turismo extranjero tan habitual en las Baleares. Me casé y tuve una hija. En 1970 vine a Sant Boi.

Pasaste del Besós al Llobregat, ¿Cuál fue el motivo?
A través de un jefe de prestamistas laborales, tuve noticia de que la planta de Adaibra de Sant Boi necesitaba caldereros y tras los cuatro meses de prueba, se me hizo fijo. Estuve allí hasta 1981.

El grupo de Aceros Boixareu era una empresa que empleó a más de 800 personas, líder en el acero inoxidable y con un convenio muy superior a la media del sector, ¿eran unas buenas razones para mudarse a Sant Boi, no es así?
Sin duda, era además una empresa familiar catalana, con aspiraciones internacionales, un tanto paternalista (veías a los dueños en los talleres), el ambiente laboral era bueno, aunque yo -con experiencia sindical- contribuí a resolver algunos asuntos discutibles. Hacíamos un buen producto, con herramientas innovadoras y eficaz organización. Recuerdo que fabricamos cisternas para almacenar leche para la Cuba castrista que servían cada una para rescatar a dúos de religiosos presos. Una cisterna liberaba a dos curas, un extraño trueque a decir verdad.

Adaibra era una empresa muy ligada a SantBoi y hasta para algunos entrevistados y miembros de “El Llobregat” que han sido depositarios de documentación sobre la empresa, ofrecida al Archivo local. ¿Qué os ocurrió en verdad?
Debido a recortes de producción, en febrero de 1992, se produjo la quiebra definitiva de la empresa con un montante de 5.699 millones de pesetas y las afectaciones a la plantilla. Cierre empresarial y enajenación patrimonial.

¿Qué hicisteis?
Algunos, en 1981, salimos ya de Adaibra. Con las indemnizaciones constituimos una SAL (cooperativa) CABSA de 33 empleados en Santa Coloma de Cervelló y recibimos subcontratas de Adaibra para fabricar autoclaves para tintorerías y laboratorios. A la vez tuvimos encargos para las nucleares de Ascó-Vandellós y la química belga Solvay y Explosivos Río Tinto. Colaboré con el millonario industrial de Sant Boi, Sixto Pers, un buen empresario.

Entiendo que colaborábais con Adaibra hasta su quiebra definitiva en 1992...
Sí, pero los encargos suponían viajar mucho; uno de los mejores trabajos se produjo en el Borneo indonesio, la isla es muy grande (tercera del mundo) para montar dos plantas químicas para elaborar formol para conglomerados de madera, para dos magnates chinos que habían huído de la China comunista. Estuve diez meses en el mejor hotel de Pontianak en la zona media de la isla, como jefe de montajes. La isla es famosa por los dayaks (cazadores de cabezas) y los orangutanes pongos que se consideran muy próximos a los humanos. No en vano, los locales les llaman “hombres del bosque”. Recuerdo que muchos indonesios comunistas se habían raspado o quemado el tatuaje de la hoz y el martillo, para salvarse del golpe de estado de 1965.

¿Y después qué ocurrió?
Al acabar las aventuras laborales con Adaibra, con mi buen CV, trabajé en diversas empresas hasta acabar de jefe de mantenimiento en la AGIP-Eni (italiana) de Gavà , donde a los 65 años me jubilé.

¿A partir de este momento, empiezas a colaborar con el movimiento vecinal o ya antes?
Yo estuve vinculado al PSUC. Fui el número cinco en las primeras elecciones municipales y también colaboré en la mejora de nuestro local de la calle Alou. Lo que ocurrió después con las facciones comunistas (afganos, pro-soviéticos, leninistas, etc.) me decepcionó tanto que me vinculé más aún a la lucha vecinal por mejorar el barrio de Marianao donde vivo. Un barrio denso y con muchas carencias que arrancan de los años 60 cuando yo vine a Cataluña. Tal vez por eso me considero a la izquierda del PSOE a buen seguro.

Llevas 23 años de Presidente de la Asociación de vecinos- “El Poblet-Marianao”¿ cual es el mayor problema urbano de Sant Boi?
Las malas comunicaciones inter-barrios, con un eslogan: “macrobuses-no; microbuses-sí”. También mejorar la semaforización con menos pasos cebras. Añadamos las malas comunicaciones con las ciudades vecinas. Recuerdo dos paradas de Metro fantasmas, reivindicativas.

El exconcejal Tamayo dijo en su despedida que “no hay una escuela para concejales” se supone que para cubrirse de posibles errores.
En desacuerdo, Un edil debe tener unos mínimos principios técnicos y por ello tener la suficiente autoridad para no convertir a los técnicos en políticos.

¿Cuáles son los principales problemas del barrio Marianao?
1) Falta de seguridad, por los incidentes nocturnos y riñas callejeras en la plaza Generalitat. 2) Falta de alumbrado. 3) Falta de aparcamientos. 4) Incivismo de los propietarios de perros. 5) Ausencia de arbolado. 6) Faltas en limpieza y basuras.

Califica sobre 10 a todos los alcaldes habidos en Sant Boi
Xavier Vila (4), Montse Gisbert (4), Jaume Bosch (6) y Lluïsa Moret (8). El primero, mucho tiempo para logros escasos. La segunda, con buena relación personal -fue maestra de mi hija-, pero desacertada con el Centro de drogodependencias y la engañifa del Cuartel. El tercero, buen gestor y suprimió barreras arquitectónicas. La última, por concedernos tres equipamientos necesarios, los enlaces terrestres y el Cuartel (¿); y creo que desde la Diputación de Barcelona ayudará a su pueblo retrasado en muchos aspectos. Confió en ello.

Ser asociado de vuestra agrupación vecinal, ¿qué beneficios reporta?
Nuestro barrio es el más denso de Sant Boi, -por ello es un granero de votos para todos los partidos-, y a parte de frecuentar nuestro bar y local en propiedad, somos el buzón de reclamaciones y quejas vecinales, también disponemos de una mutua funeraria, Sinera que garantiza un entierro digno por 3.500 euros, somos 2.400 mutualistas socios y cubrimos a 6.000 personas beneficiarias. La asociación está sobre los 600 socios activos, muchos nos frecuentan con asiduidad.

Bueno será que hablemos de tres logros para el Barrio Marianao en los cuales has participado activamente, si bien como recalcas no en exclusiva.
Serán logros colectivos, cuando se materialicen, espero asistir a ello. El primero, a raíz de un permiso verbal para edificar una Iglesia, que provocó una airada reacción vecinal, ante el obispo de S. Feliu, que cedió en su idea; conseguimos un CAP para nuestro barrio en el terreno de marras; tras esta conquista, pedimos una biblioteca para la barriada tan huérfana de cultura. Hace unos meses -tras años de brega-, tendremos biblioteca con solar ya comprado y finalmente hace semanas conseguimos un Centro de día para “seniors”. Tenemos un 20% de mayores de 65 años en Sant Boi) aunque tengo recelos de que Generalitat (ERC) y ayuntamiento (PSC) no se avengan. Ahora estoy inmerso en la reurbanización de la plaza de la Generalitat para hacerla más accesible y aprovechable.

Se habla de medalla ciudadana…
Nooo. No creo merecerla, hay otros seguro.

Rafael García Rodríguez sabe argumentar, es tenaz que no tozudo y sabe que la batalla de las antenas telefónicas se ha reabierto en el barrio, el tiene el modelo austro-alemán de los mini-repetidores y antenas externas. Sabremos de él muy pronto. Ánimo, Rafael. III