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Increíble. El río Ebro se desborda, pero la sequía en el Baix y L'Hospitalet ni se entera
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La crecida del Ebro no aliviará la sequía en el Baix Llobregat y L'Hospitalet

jueves 29 de febrero de 2024, 11:19h
El río Ebro amenaza con desbordarse en Zaragoza debido a las fuertes lluvias, mientras que en el Baix Llobregat y L'Hospitalet y en el resto de Cataluña, que sufre una intensa sequía, no se va a poder aprovechar este excedente de agua. La falta de coordinación y liderazgo impide soluciones como el intercambio de cuencas entre el Ebro y el Ter-Llobregat. Los intereses políticos y la falta de inversiones en infraestructuras hidráulicas agravan la situación.

La climatología ha vuelto a poner en evidencia las incongruencias y la falta de perspectiva de la actual política hidrológica catalana: el río Ebro amenaza con desbordarse a su paso por la ciudad de Zaragoza, a lo largo de la tarde de este jueves, debido a una monumental crecida que ya ha anegado las dos orillas del río a su paso por Castejón (Navarra) y Logroño (La Rioja). El aumento del caudal del río que da nombre a la península ibérica es fruto del reciente paso de las borrascas Louis y Mónica que han dejado copiosas precipitaciones en forma de lluvia y nieve (entre 50 y 100 litros por metro cuadrado) que han alimentado de forma extraordinaria a los afluentes por la margen izquierda del Ebro, especialmente en la zona alta y media situada entre Álava y Navarra, disparando el riesgo de riadas.

Pero toda esa monumental cantidad de agua ’extra’ acabará en el mar dentro de nada, sin que la reseca comarca del Baix Llobregat y también L'Hospitalet (víctimas de 40 largos meses de sequía) reciban ni una sola gota. Inconcebible: exceso de agua en Aragón y restricciones y reducción de presión en los grifos de consumo doméstico a partir del próximo 11 de marzo en Begues, Cervelló, Corbera de Llobregat, la Palma de Cervelló, Sant Just Desvern y Sant Vicenç dels Horts.

Ebro y Llobregat, cara y cruz

Aragón y Cataluña, la cuenca del Ebro frente a la cuenca del Ter y el Llobregat, cara y cruz de una lamentable falta de previsión, de coordinación y de liderazgo de la clase dirigente, que deja claro que la ideología está por encima de las necesidades reales de la ciudadanía. Cuando la sequía de 2008 se habló “del intercambio de cuencas, de la interconexión de la cuenca del Ebro (con excedente de agua) con la del Ter-Llobregat (deficitaria)”, recuerda Baldiri Ros, presidente del Institut Agrícola Català de Sant Isidre y vice-presidente de Foment del Treball. Pero llovió y se olvidó un proyecto que de haberse ejecutado ahora permitiría que el actual exceso de caudal del Ebro acabara en embalses de la cuenca conjunta Ter-Llobregat, que aumentarían sus reservas y, por ende, garantizarían el suministro al área metropolitana de Barcelona.

“No sabemos gestionar el agua sobrante”, denuncia Ros, refiriéndose de forma indirecta a la Generalitat de Cataluña o, más concretamente, a la Agència Catalana de l’Aigua (ACA), responsable del suministro. El presidente del Institut Agricola Sant Isidre sentencia: “Las sequías se arreglan (se previenen) cuando hay inundaciones”, como las actuales. “Sin el intercambio de cuencas, toda el agua que sobra se pierde”, subraya Ros, quien insiste en que hace solo unas semanas el embalse de Mequinenza (Zaragoza) en el Ebro, “abrió sus compuertas” porque estaba lleno, y en previsión de que una crecida del río como la que se vive desde comienzos de semana no lo colapsara. Esta semana se ha repetido la operación.

Llenado de Sau en 23 horas

La cantidad de agua de la que habla Ros no es baladí. Según la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) el caudal medio este jueves en la ribera alta del río (en el límite entre La Rioja, Navarra y Aragón) es de unos 2.000 metros cúbicos por segundo (o lo que es lo mismo 0,002 hm3 por segundo). El prácticamente desaparecido pantano de Sau (en el rio Ter y del que se abastece Barcelona) tiene una capacidad de 165 hectómetros cúbicos (aunque, actualmente, solo alberga tres hm3).

Aplicando una básica regla de tres resulta que, con este enorme caudal del Ebro, el pantano de Sau se llenaría en 82.500 segundos, es decir 1.375 minutos o, redondeando, en 23 horas. O sea, en menos de un día. Es cierto que no toda esa cantidad de agua podría derivarse automáticamente de una cuenca a otra (porque se ha de mantener el caudal ecológico del Ebro, por ejemplo, o se ha de abastecer de agua potable a muchos municipios) pero el resultado de esta elemental operación matemática da una idea bastante aproximada de la magnitud de la tragedia, de lo sencillo que sería aprovechar el agua que se pierde con las inundaciones -cuando la sequía aprieta- y destinarla a aliviar las sed de la agricultura, por citar un sector, que en la comarca adolece de problemas con el riego.

Intereses políticos, electorales e ideológicos

Lo que parece simple y asequible se complica hasta la náusea cuando se entrometen los intereses políticos, electorales e ideológicos. Los números avalan, sobre el papel, la bondad (bien regulada) de trasvasar el sobrante del Ebro a las cuencas del Ter y el Llobregat que abastecen a Barcelona. Pero el interés de los partidos políticos –esencialmente de los que gobiernan- por controlar y contentar a los territorios de las Terres de l’Ebre (que abominan de mandar ‘su’ agua al entorno metropolitano con sus campañas del estilo ‘ni un litro del Ebre para Barcelona’, donde viven cinco millones de personas) ha dado al traste con cualquier intento de sacar adelante el esperanzador proyecto.

“Aquí no se han hecho las cosas (que se necesitan para minimizar el impacto de las sequías) por la ideología de los gobernantes, ese es el verdadero escollo”, denuncia Baldiri Ros. La prueba es el histórico rechazo local al Plan Hidrológico Nacional, a construir pantanos, a conectar el Ebro con las cuencas internas que ha barrado el paso a una posible solución al problema del abastecimiento metropolitano en años de carestía

"Los ríos son los que son"

“La industria, la agricultura y la ciudadanía barcelonesas necesitan agua y los ríos son los que son”, asume Ros, así que la necesidad obliga a que se apliquen otras soluciones, como la construcción de desaladoras o de plantas de regeneración de agua similares a la que funciona en la macro-depuradora del Baix Llobregat, en El Prat. Pero “el ACA no ha hecho las inversiones necesarias desde la sequía de 2008”, recalca el vice-presidente de Foment del Treball.

Por ejemplo, en 2021 se aprobó la construcción de la planta de agua regenerada del Besòs (gemela de la del Baix Llobregat) pero no se ha invertido en el proyecto y no podrá disponerse de ella, con suerte, hasta el año 2027. Y eso porque la sequía ha vuelto con virulencia. Más cifras: el último presupuesto de inversiones para infraestructuras del ACA ascendió a 253 millones de euros, pero solo se ha ejecutado el 17,5%, Desde 2019 la agencia ha generado un excedente de 540,7 millones de euros, que está acumulado en la caja, porque ya no se precisa amortizar deuda

Desconexión con la ciudadanía

La desconexión entre las necesidades del territorio y la ciudadanía y las prioridades políticas del Govern están tan claras como contrapuestas. Desde 2008 no se ha invertido lo suficiente en infraestructuras hidráulica –como todos los sectores coinciden en reivindicar- pero sí en otras partidas más ideológicas, la mayoría vinculadas con el procés. Por citar varios esclarecedores ejemplos, las cuentas autonómicas catalanas para este 2024 recogen un incremento del 19% de las políticas de promoción del catalán (en total unos 111 millones de euros), 102 millones de euros más para “acción exterior” (de ellos 19,4 millones de euros a ‘embajadas’) y 377 millones a la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales (CCMA), que engloba a TV3 y Catalunya Ràdio, la friolera de 41 millones más que en 2023.

Y es que resulta que la construcción de una 'desaladora tipo', tan necesaria ahora, requiere una inversión de ‘solo’ entre 50 y 250 millones de euros. La prevista en el río Tordera ( Blanes) cuesta concretamente unos 220 millones de euros, poco más de la mitad de lo que se destinará este año a los dos medios de comunicación públicos autonómicos. Cuestión de prioridades.
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