En el Baix Llobregat, las infraestructuras hidráulicas solo se atienden cuando hay sequía, pero se olvidan cuando llegan las lluvias. Ejemplos de esto son una desalobradora y una balsa de riego en Sant Boi que no han sido utilizadas a pesar de estar listas desde hace años. La desalobradora debería reutilizar el agua regenerada para el riego agrícola, pero no ha funcionado nunca. La balsa de riego está incompleta y en mal estado.
Parece ser que, en materia de infraestructuras hidráulicas, en el Baix Llobregat solo se actúa cuando se le ven las orejas al lobo de la pertinaz sequía, los campos resecos, las reservas vacías y los grifos cerrados.Pero en cuanto la amenaza feroz pasa de largo, espantada por la llegada de las ansiadas lluvias, se olvida todo lo padecido y todo lo prometido. Hasta la próxima.
Ocurrió así en 2008, en el anterior agostamiento (el peor del que se tiene noticia hasta el momento) y nada indica que no vaya ocurrir lo mismo con éste. En Sant Boi están dos de las pruebas que delatan esa falta de sensibilidad con el territorio y de previsión: una desalobradora construida en 2009 de forma urgente (y que 15 años después continúa sin estrenarse pese a estar lista) y una balsa de riego de reserva con agua regenerada de calidad apta para la agricultura (coetánea de la planta) que se dejó a medias en cuanto cayeron las primeras gotas y que se deteriora sin haberse llenado nunca en el polígono industrial de les Salines. Ambas infraestucturas debían garantizar el riego de los campos de cultivo del Delta del Llobregat cuando no lloviera, como ahora. Pero están inservibles.
Eliminación de salmueras
La desalobradora de Sant Boi se concibió para reutilizar el agua regenerada que produce la depuradora de El Prat y eliminar el exceso de sal (salmuera) mediante electrodiálisis para que se reutilizase –con garantías- para regar los cultivos del Parc Agrari del Baix Llobregat. Y es que el uso del agua regenerada deja actualmente “un blanquinoso mantillo de sal” sobre los caballones y los surcos, que a la larga es dañino para la agricultura, asegura un payés. Este agua regenerada y re-desalada también tenía como misión mantener el caudal ecológico del río Llobregat hasta su desembocadura.
La planta fue adjudicada en 2008 a la UTE EDAR Baix Llobregat, compuesta por las compañías ACSA Obras e Infraestucturas (ejecutora de los trabajos) y BAFESA Construcción y Tecnología Ambiental (responsable de la gestión del agua) por un importe de 13.019.341, 23 euros. El proyecto fue cofinanciado por el Ministerio de Medio Ambiente -ahora Ministerio Para la Transición Ecológica (Miteco) y fondos de la Unión Europea.
El cartel del proyecto sigue en pie
El desvencijado cartel que anuncia el proyecto sigue donde fue clavado hace 16 años, bajo el viaducto del AVE, a la entrada de la planta que está acabada y lista (teóricamente) para ponerse en marcha. Debería estarlo porque, en 2009, BAFESA (que entonces se encargaba de la línea de aguas de ACESA pero ya no) realizó pruebas en el instrumental como denuestran unas instantáneas del fotógrafo Dario Maurelli. Pero la planta ni se inauguró ni llegó a arrancar. “No ha funcionado nunca”, confirman el presidente del Institut Agrari de Sant Isidre, Baldiri Ros, y los agricultores de la zona.
El motivo por el que sigue durmiente continúa siendo un misterio. Al ser consultada por El Llobregat, l’Agència Catalana de l’Aigüa (ACA) ha tirado pelotas fuera porque “depende del Miteco”. Solo ha corroborado que su función era “tratar el agua depurada y hacerla apta para el riego agrícola”. El Miteco ha dado la callada por respuesta y al cierre de esta edición sigue sin atender las peticiones de información al respecto que se le han formulado desde esta publicación y que hubieran podido desentrañar el enigma.
Obsoleto y sin mantenimiento
Fuentes próximas al proyecto aseguran que, en todo este tiempo la planta de Sant Boi“no ha tenido ningún mantenimiento” y sospechan que la tecnología utilizada en su instrumental se haya quedado obsoleta: “Es posible que no responda a los estándares actuales”, insinúan. Esto pone en entredicho que la desalobradora funcione o que, incluso, pudiera ponserse en marcha ahora, lo que abona la hipótesis de que se han echado a perder los 13 millones de euros de la inversión. En el caso de que pudiera ponerse en marcha o en el supuesto de que se hubiera puesto en marcha en su día ahora todo serían ventajas. “Todo iría mejor. Si funcionara, aumentaría el caudal ecológico del Llobregat, mejoraría el riego y se eliminaría la sal del agua, lo que beneficiaría a los cultivos y a las cosechas”, defiende Baldiri Ros.
El caso de la balsa de riego del polígono Salines ideada para almacenar el agua tratada en la desalobradora es igual de sangrante o más. La excavación está acabada y hormigonada (aunque con grietas) pero el material geotextil impermeabilizante que debería recubrir el depósito está incompleto y muy deteriorado. “Es completamente inútil, no sirve para nada”, corroboran varios agricultores de Sant Boi. Además, el terreno está plagado de arbustos, hay okupas y las balizas radioeléctricas que entonces se ubicaron han sido saqueadas. Igual que el rótulo que pregonó la obra y su inversión, que también ha desaparecido. Quién sabe si para no dejar rastro de tan monumental desaguisado.