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Informe del sistema educativo

Por Fernando Martín
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
El último informe PISA no hace sino evidenciar las carencias de nuestro sistema educativo. A pesar de haber incrementado en veinte puntos la calidad del mismo, no abandonamos el furgón de cola y se vislumbra el fracaso escolar como uno de sus factores determinantes.
De los tres elementos fundamentales valorados en dicho estudio, se experimenta una leve mejoría en comprensión lectora, precisamente uno de los problemas recurrentes identificados por los docentes en nuestro país.

Al igual que en los informes anteriores, los países nórdicos se sitúan en los primeros puestos, y en especial el modelo finlandés que a través de sus virtudes habríamos de imitar.

Uno de los fundamentos del éxito de estos sistemas se basa en dotar a los centros escolares de una autonomía plena. Este aspecto se intenta implementar en nuestras escuelas dotando a la dirección de facultades de gestión propias. No obstante, debe considerarse la importancia de ofrecer mayores recursos y su exigencia por parte de los docentes como elemento dinamizador del sistema educativo.

Asimismo, se requiere un menor número de alumnos por clase, además de elevar el número de profesores y cubrir las necesidades de los estudiantes que requieren una atención especial, es decir, personalizar la enseñanza.

El fracaso escolar también encuentra su caldo de cultivo en la motivación del profesorado, ahora en fase crítica, y su escasa autoridad y valoración social. Además, la educación debe ser una labor compartida por padres y docentes, y no exclusivamente labor de estos últimos.

Por otra parte, la irrupción de las nuevas tecnologías en el ámbito escolar ha supuesto la implementación de nuevos métodos de aprendizaje y, en sintonía, se requiere una formación acorde de los profesores en el uso de estas herramientas.

Disponemos de un sistema educativo que genera un elevado porcentaje de repetidores de curso, dado que no existen apoyos suficientes para efectuar un seguimiento personalizado de los estudiantes y ello implica un índice de fracaso escolar realmente preocupante. Por ello, se precisa, como ya se ha indicado, de un seguimiento personalizado de los alumnos, más flexible y que ofrezca más alternativas de estudio.

En definitiva, sólo con profesores más estimulados y mayor inversión en los mismos, además de evitar la excesiva burocracia en el desempeño de su función, en aras de proveer elementos para desarrollar la creatividad de los docentes, se conseguirá ascender en la evaluación ofrecida por el informe Pisa. ||
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