En las primeras estribacions del macizo del Garraf, donde el Montbaig se alza como vigía natural del Delta del Llobregat, un rebaño de 120 ovejas trabaja en silencio como el cuerpo de bomberos más discreto, pero a la vez eficiente, de Sant Boi. Con su paso tranquilo y constante, estas aliadas lanudas realizan una labor vital: limpiar el sotobosque, reducir la biomasa inflamable y fertilizar el terreno de forma natural. Técnicamente esta actividad se llama silvopastoreo, aunque en realidad es una estrategia avanzada de sostenibilidad, resiliencia territorial y gestión forestal que gana fuerza en tiempos de cambio climático y en la prevención de incendios. En paralelo, un equipo técnico municipal recorre los espacios verdes del municipio con maquinaria especializada, interviniendo en otras 80 hectáreas clave que refuerzan la protección en torno al bosque periurbano de la ciudad. Con su nada despreciable rebaño, Sant Boi se suma así a la red de municipios metropolitanos que, como Molins de Rei, Sant Cugat o El Papiol, han hecho de la naturaleza su aliada más eficiente para prevenir catástrofes. Porque allí donde el fuego puede llegar (y ser especialmente dañino), mejor tener un rebaño preparado y una montaña lista para resistir.
Aunque hace dos veranos del último incendio forestal destacable en Sant Boi, también en asunto de fuegos más vale prevenir que curar. Porque no hay cura cuando las llamas lo devoran todo. Por este motivo, desde el Ayuntamiento de la ciudad se desarrollan a lo largo del año una serie de actuaciones encaminadas a frenar la propagación de las llamas en caso de que se produzca un siniestro. Así, desde otoño hasta principios del verano, un rebaño de 120 ovejas ramonea por un territorio de hasta 31 hectáreas por las laderas del Montbaig (popularmente conocido como montaña de Sant Ramon) , realizando de paso una tarea vital que se denomina silvopastoreo y que permite reducir biomasa (y, por tanto, combustible), enriquecer el suelo con fertilizante natural y mantener limpios los perímetros forestales.

Además, desde finales de mayo un equipo técnico del municipio está trabajando con métodos mecánicos sobre casi 80 hectáreas de zonas verdes periurbanas colindantes con el bosque, limpiando el sotobosque, desbrozando maleza y manteniendo franjas de protección contra el fuego. Estos dos métodos, el ecológico y el mecanizado, se combinan para hacer el territorio "más seguro, más resistente y preparado ante los incendios", según coinciden los expertos.
El recuerdo del voraz incendio de 2005
El último incendio forestal relevante en las proximidades del Montbaig tuvo lugar el 22 de junio de 2023, en una zona de matorrales cercana al Camí del Llor. Las llamas consumieron unas tres hectáreas de monte bajo y obligaron a desplegar hasta 19 dotaciones (terrestres y aéreas) de los Bombers de la Generalitat para su control. No hubo heridos, pero sí algunas afectaciones leves y confinamientos preventivos. Desde entonces no se tiene constancia de otrs fuegos en las laderas o la cima de la montaña de Sant Ramon, pero no por eso hay que bajar la guardia.

Y es que en la memoria de los vecinos está todavía fresco -aunque ya han pasado exactamente 20 años- el último gran fuego forestal que asoló el Montbaig y que en 2005 arrasó más de 80 hectáreas de matorral entre los términos municipales de Sant Boi, Viladecans y Sant Climent de Llobregat, provocando el desalojo de unas 300 viviendas. Las llamas amenazaron incluso a la ermita de Sant Ramon -un icono del skyline montañoso de la zona- y la extinción del fuego requirió un dispositivo masivo con hasta 55 dotaciones terrestres y 7 aéreas de Bombers de la Generalitat.
Rebaños en Collserola
Sant Boi no es el único municipio metropolitano que utiliza el silvopastoreo para prevenir incendios. Desde el Consorci del Parc Natural de la Serra de Collserola se están replicando modelos similares. Durante el periodo 2024‑2025,ovejas han trabajado en unas 500 hectáreas de bosque y matorral, habilitando -a base de mantenimiento forestal- franjas de protección prioritaria en municipios como Molins de Rei, El Papiol, Sant Just Desvern y Sant Cugat del Vallès. Actualmente hay seis rebaños de ovejas y cabras -unas 1.500 cabezas de ganado- que pastan en Collserola como bomberos preventivos.

Y es que, aunque parezca que no hay peligro porque no se ha declarado todavía ningún fuego forestal importante en el Baix Llobregat, el Garraf o Collserola, siempre hay riesgos, aunque éste se considere “bajo o muy bajo”, según los técnicos, gracias a lluvias muy abundantes (entre 150‑200 mm del pasado mes de marzo, un 300 % más de lo habitual). Sin embargo, se mantiene operativo el dispositivo de vigilancia activa de Bombers, que funciona a diario entre junio y septiembre.
Pirojardinería para prevenir siniestros
Más allá del silvopastoreo y limpieza mecánica, están surgiendo en los últimos años técnicas innovadoras en la prevención de incendios forestales como la pirojardinería, que diseña jardines de baja inflamabilidad en zonas urbanas próximas al bosque. Estos espacios actúan como cortafuegos verdes mediante especies autóctonas menos combustibles, zonas libres de vegetación y mantenimiento periódico. Según la vasta literatura sobre incendios forestales, la fusión de medidas como cortafuegos, desbroce, quemas prescritas, vigilancia y ganadería extensiva son clave para reducir las causas humanas del fuego, que representan más del 80 % de los incendios en España.

La experiencia de Sant Boi evidencia que el silvopastoreo —junto al mantenimiento mecánico— funciona como barrera natural eficaz frente a incendios. De hecho, viene a confirmar que la prevención sostenible puede ser efectiva, replicable y reproductible a través de la colaboración entre administraciones y modelos naturales. La clave radica en una planificación continua, adaptación a condiciones climáticas y participación comunitaria para reducir el riesgo y proteger zonas sensibles. Como la tan querida montaña de Sant Ramon.
