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La contaminación atmosférica

La contaminación atmosférica

Por Fernando Martín
miércoles 23 de julio de 2014, 13:48h
El último informe publicado por la Comisión Europea, respecto a la contaminación atmosférica en España, determina que su incidencia provoca alrededor de 16.000 muertes prematuras.
La nueva Directiva europea en materia de emisión de partículas contaminantes resulta más restrictiva que la anterior y, en paralelo, endurece las sanciones económicas a los países que la incumplan.

Así, en ciudades españolas como Madrid, Sevilla y Barcelona, se registran unos niveles muy superiores a los permitidos en materia de dióxido de nitrógeno y partículas contaminantes en suspensión.

Los principales focos de emisión de esos contaminantes atmosféricos radican en los gases emitidos por los tubos de escape de los coches, y el desgaste provocado por los neumáticos y el uso de los frenos.

Además de patologías respiratorias clásicas y alergias, una contaminación excesiva ocasiona enfermedades cardiovasculares. El origen se encuentra en las partículas contaminantes, las procedentes del desgaste de las ruedas y las pastillas de los frenos se quedan en el tracto respiratorio superior; en cambio, las que salen del tubo de escape llegan hasta el alveolo pulmonar y, en consecuencia, resultan altamente nocivas para la salud.

Los episodios anticiclónicos registrados en febrero impidieron la disipación natural de los contaminantes; por ello, aunque la repetición de estos fenómenos de altas presiones resulta un tanto irregular, urge adoptar medidas para evitar las graves consecuencias de la mala calidad del aire que respiramos.

En cuanto a los vehículos, los diesel emiten menos dióxido de carbono, en cambio expulsan más partículas y dióxido de nitrógeno. Para reducir el índice de contaminación que provocan, se propone incentivar la renovación de los diesel de uso profesional por eléctricos o híbridos, así como crear áreas específicas gratuitas para aparcar y dotar de mayores ventajas a los llamados coches limpios.

Además, se debería limitar el tráfico de coches en el centro de las ciudades, estableciendo medidas para restringir el acceso de los mismos mediante criterios como la numeración de las matrículas, al igual que se ha aplicado en ciudades europeas de nuestro entorno. Otras alternativas pretenden crear vías de alta ocupación, con carriles donde los coches deberían estar ocupados como mínimo por tres pasajeros.

La limitación del ratio de vehículos debe ofrecer a los ciudadanos una alternativa eficaz basada en el uso del transporte público. La apuesta por una mejora del mismo, con el consiguiente incremento de la inversión constituyen los argumentos fundamentales para dotar a las urbes de una red eficaz de transporte.

Como elemento también esencial, se deben abaratar las tarifas para fomentar el uso del transporte público, en especial a colectivos de jóvenes y estudiantes.

Finalmente, la velocidad variable, adecuada a las circunstancias de la vía y los distintos tramos horarios, se presume que comportará una ventaja ambiental. Se trata, en definitiva, de prevenir la polución y salvaguardar la salud de las personas. ||
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